GRITOS DEL ALMA

¿Cómo pasas, hermano,
y no me das la mano?
¿No ves que estoy caído,
postrado y abatido?
¿Por qué de mí te alejas
y solo así me dejas?
Mira que por la herida
se me escapa la vida...
Hermano,
sé el buen samaritano...

No hagas como el levita
que mi contacto evita
ni como el sacerdote,
más cruel que el Iscariote...
Si me venció el pecado,
tu sitio es a mi lado,
hablándome del cielo,
alzándome del suelo..
Hermano,
sé el buen samaritano...

Constancio