JESÚS Y UN NIÑO

Por campos de la dulce Galilea, 
va Jesús con sus doce. Bajo el cielo 
matinal de azulado terciopelo 
su manto como un pájaro aletea.

Al alcanzar la orilla de una aldea, 
hallan abandonado un pequeñuelo 
que llora con tremendo desconsuelo. 
La hueste se detiene y lo rodea...

En la testa del niño, Jesús posa 
blandamente su mano milagrosa, 
y al instante la pena se deslíe.

Cesa el llanto; en los ojos del infante 
queda una gruesa lágrima temblante, 
y el paisaje en las lágrimas sonríe.

Juan Burghi