LA FE

Yo soy amor, y del amor camino; 
soy blanca nave del sagrado puerto; 
por mí, postrado en el peñón desierto, 
canta el asceta su triunfal destino.

Soy consuelo del triste peregrino 
que cruza el mundo de pesares yerto; 
soy árbol santo del eterno huerto, 
rosa bendita del rosal divino.

Sin mí la pena se desgarra y llora; 
sin mí el dolor sus amarguras vierte; 
sin mí el sepulcro con furor devora.

Aspirando mi luz el alma es fuerte; 
la pena se hace amor; la noche, aurora; 
la tumba claridad; faro la muerte.

Bernardo López García