LA NUEVA VIDA EN CRISTO
En medio de aquel hondo desconsuelo,
pleno de pesimismo y desamparo,
tu amor fue para mí fulgente faro
y una esperanza de ganar el cielo.
El corazón henchido de consuelo
latió en la gloria de un presente claro,
y ya bajo la gracia de tu amparo,
¿qué pudo hacerme la maldad del suelo?
¡Oh, dulce renacer, grandioso y pío,
que hizo de un porvenir hosco y sombrío,
un sendero de amor iluminado!...
Hoy frente al cambio que en mi vida hiciste
Rebí, recién comprendo que viniste
para salvar lo que se había extraviado.
Eugenio P. Bergara