LA PENA DE LA FUENTE
Escuchando atentamente
el murmullo de sus aguas
-soliloquio de la fuente-,
comprendí su amarga pena.
¿Así, pues, fuente cristalina,
que te apena
que tu clara linfa
lleve un poco de arena?
Si por la mía
hubieras, preguntado,
asÍ te habría
contestado:
Sucias arenas
arrastra el torrente
que circula por mis venas.
No puedo limpiar
de mi sangre la impureza;
no puedo quitar
de mi carne la flaqueza,
ni tanta mala tendencia
como en mi corazón ha dejado
la herencia maldita del pecado.
Esa es mi pena,
fresco manantial
apenado porque lleva
un poco de arena
tu linfa de cristal.
Norverto Rojas Ernst