LA VIEJA HISTORIA

Alma, ¿por qué cantas? ¿por qué la alegría 
pone en tus canciones reflejos de gloria? 
¿Por qué tiende el vuelo, di, tu fantasía 
como alondra al beso primero del día?... 
Y el alma responde, llena de armonía:

"¡Es por el recuerdo de una vieja historia! 
de una vieja historia, cuyo arcano encierra 
la lírica ofrenda de un amor sin nombre; 
del amor más santo que envuelve a la tierra, 
porque es el cariño de Dios hacia el hombre.

Y esa historia, como brisa orea 
la nueva esperanza de mi salvación... 
¿Tú no sabes nada de la pobre aldea 
donde brotó el casto lirio de Judea, 
con el gran misterio de la encarnación?

Bethlehem, ya contemplo su maravillosa 
estrella andariega ¡oh, flor prodigiosa 
de una nunca vista luminosidad! 
La estrella que pudo descender al suelo 
y de ser la reina de luz en el cielo, 
vino a ser la estrella de la humanidad.

¡Oh historia bendita! ¡Oh Niño divino! 
rayo inextinguible de una eterna luz; 
faro inapreciable para el peregrino 
que busca sediento del cielo el camino 
sobre sí llevando su penosa cruz.

Todo eso me dice la historia sencilla 
la historia fragante de olor a rosal, 
y es como una lámpara que en la tierra brilla 
con un infinito fulgor celestial.

Por eso yo canto, dice el alma mía; por eso al Eterno vuela mi canción;
y conmigo cantan todos los que un día 
sintieron ¡oh feliz instante! que nacía 
Cristo, el Niño amado, en su corazón.

-Claudio Gutiérrez Marín.