LUCHEMOS CON JESÚS
Esa mano que lucha honradamente
por mejorar su casa día a día;
esa mano carnal no es solo mía,
sino de la honradez de mucha gente.
Esa lengua segura o balbuciente,
que va a la flor porque en la flor confía,
tampoco es mía, solamente mía, sino de la
honradez de mucha gente.
No me den otro amor de más valía.
No me quieran con mano diferente.
No me pidan un habla solo mía.
Déjenle al hombre lo que Dios le ha dado,
que no quiere perder su compañía
por no perder su condición de honrado.
Salvador Menino: