Ml SEÑOR

VERDAD inalterable como la roca que forja su destino, 
que acrisola las palabras, 
cambia tristezas en rocío, 
que pone sosiego en el alma 
y hace que se sienta libre 
el corazón de su parca carga.

LUZ que reposa en mis ojos apenas brilla el alba. 
Encontrarte a cada paso en mis mañanas, 
y en las tardes, hacerte mía, 
para colmar este corazón de esperanzas 
con cada nuevo día.

CAMINO que recorrer me tardo, 
porque mi carne paraliza tu llamado. 
Buscarte, Camino, 
y entre las hojas hallarte arrodillado; 
encontrarme, íntimo, junto a ti, caminando 
entre tus rosas y tu trigo.

VIDA que pusiste por la mía, 
que diste plena tu alma, 
para sanar mis heridas.
Anhelo mi cabeza recostar en tu pecho
y que acaricies como agua cristalina 
las piedras de mi lecho.

Vida, Luz clara, dulce Verdad, 
viviente Camino, 
¡cómo quisiera encontrarte!, 
Caminante, ¡hacerte mío!; 
tomar tu cruz, 
meditar en tu terrible sacrificio, 
admirar tus manos llagadas. 
aceptar del Don divino
que fluya tu sangre sobre mi pecado frío.

¡Perdón! Señor, perdón!
por aquellas espinas que marchitaron tu trigo.
Abre mis ojos, úngelos con colirio! 
Que recorra siempre fiel este camino, 
junto a ti, JESÚS, hermano mío.

Carlos GERVACIO