ORACIÓN
A ti me vuelvo, gran Señor que alzaste
a costa de tu sangre y de tu vida
la mísera de Adán primer caída,
y donde él nos perdió, Tú nos cobraste.
A ti, Pastor bendito, que buscaste
de las cien ovejuelas la perdida,
y hallándola del lobo perseguida,
sobre tus hombros santos te la echaste.
A ti me vuelvo en mi aflicción amarga
y a ti, Señor, te toca el darme ayuda,
que soy cordero de tu aprisco ausente,
y temo que a carrera corta o larga,
cuando a mi daño tu favor no acuda,
me ha de alcanzar esta infernal serpiente.
Amén.
NESTOR ALBERRO