PLEGARIA

Dame, Señor, la firme voluntad, 
compañera y sostén de la virtud:
la que sabe en el golfo hallar quietud 
y en medio de las sombras claridad.

La que trueca en tesón la veleidad
y el ocio en perennal solicitud,
y las ásperas fiebres en salud,
y los torpes engaños en verdad.

Y así conseguirá mi corazón 
que los favores que a tu favor debí, 
te ofrezcan algún fruto en galardón.

Y aun tú, Señor, conseguirás así 
que no llegue a romper mi confusión 
la imagen tuya que pusiste en mí.

Adelardo López de Ayala