PLEGARIA

Señor, tú estás en casa. Te siento dondequiera, 
la soledad me deja gozar tu compañía. 
Haz, Señor, que conserve esta dulce y sincera 
fe, porque es la fuente de mi ingenua alegría.

Señor, vives en mí. Te siento en mis amores, 
que a los que me combaten alcanzan con su fuego. 
Que no se entibien nunca los áureos resplandores 
de esta luz que me abrasa, Señor, yo te lo ruego.

Señor, riges mi vida. Mis pasos tú señalas, 
veo ante mí una senda y por ella camino. 
Para volar has puesto en mi espíritu alas 
y lo insondable ahondo, buscando mi destino.

Señor, llena mi vida con la luz de tu vida. 
Está desierto mi espíritu para la comunión. 
Haz que encuentren los hombres esta senda escondida, 
escondida en el fondo de todo corazón.

Juan B. Huyke