PLEGARIA POR LA PAZ

Nazareno Jesús, la paz te imploro 
para esta humanidad enloquecida, 
que en mar de sangre bebe su exterminio, 
Nazareno Jesús, fuente de vida.

Negra noche la envuelve, todo es negro; 
en cruel ponzoña su conciencia tinta; 
alúmbrala, Señor, con tus fulgores, 
Nazareno Jesús, luz inextinta.

Los que antes eran hombres hoy son tigres, 
que se alimentan de odio y de rencores, 
otra vez dales a beber tu sangre, 
Nazareno Jesús, nido de amores.

Pues que quisiste a todos, oh Dios mío, 
pues en todos soñaste en el Calvario, 
blanco y eterno pabellón de dicha 
despliéguese en el mundo tu sudario.

Y si hay después aún quien quiera sangre,
y haga tronar con rabia los cañones,
y goce al ver en campos enemigos,
manantiales de sangre a borbotones.

Arranca, oh Dios, la mano del madero, 
llévala hacia tu pecho destrozado, 
y diles otra vez: "Basta de sangre, 
aquí está la de un Dios crucificado".

Así quizá tus hijos sean tus hijos; 
quizá ya no serán tigres hircanos; 
¡oh Jesús Nazareno! a ver si entonces 
los cristianos del mundo son cristianos.

Si es menester, oh Cristo, haz el milagro 
que las armas mortíferas no hieran; 
ah... pero no, te pido otro más grande:
que los hombres se quieran... ¡que se quieran!

Alfonso Durón