¡¡¡ POR FIN !!! 
Por fin... 
Por fin llegaste 
hasta el fondo de mi alma solitaria; 
hasta mis densas lobregueces penetraste, 
mis múltiples pecados perdonaste 
y enjugaste mis lágrimas de paria. 

Por fin... 
Por fin calmaste 
la tortura de mis penas y mis males, 
lavando mis intensas amarguras 
y mis pasiones insólitas e impuras 
con el milagro de las aguas bautismales. 
Por fin... 
Por fin Señor, 
hoy con tu inmenso amor mi senda alumbras 
vivificando mi alma arrepentida, 
y desterrando para siempre de mi vida 
al rey de la maldad y las penumbras. 

Y yo... Por fin, 
por fin, Señor, por fin... 
inclinando reverente la cabeza 
y esperando tu regreso jubilante, 
ya podré desde esta fecha en adelante, 
abrazarme a tu cruz... con mas firmeza. 

Rafael Alvarado 
en el día de su bautismo