SEÑOR
¡Señor!
¡Un momento contigo!
¡Un momento de gloria!
Ni una sola palabra
salga de nuestra boca.
Que el pensamiento todo
se eleve en una onda
y llegue a tu presencia
con nuestro amor. ¡Qué poca
cosa ofrece el hombre
a cambio de las cosas
que espera del Altísimo!
¡Silencio! Ni una sola
palabra. Que el espíritu
a escuchar se disponga
la voz de Dios que habla,
sin palabras. Su gloria,
su majestad, su espíritu,
penetrarán la roca
de nuestra comprensión. ¡Qué dicha
sentirlo! Eh alma, absorta,
olvidará sus súplicas
para gozar la armónica
comunión. ¡Dios Santo!
Orar es eso. Toma
mi espíritu en tus brazos,
escóndelo en tu sombra. Amén.
Juan Huyke,