SOLO TU
Cuando las negras olas agitadas
combatieron con furia mi barquilla,
lejos aun de salvadora orilla,
las fuerzas agotadas,
¿quién, sino ni, Señor, trabó mi mano?
¿Quién me sostuvo en medio del océano?
Cuando en la sombra la maldad me hiere,
y en mis entrañas se estremece el alma,
¿quién, sino ni, me infunde dulce calma
y me aconseja que paciente espere?
Sólo tu amor a contrición me llama,
sólo tu amor que poderoso clama.
Tu amor que es sin doblez, inagotable,
me consuela en mis horas de amargura,
tu bondad infinita, inmensurable,
¡tu paciencia, Señor, y tu ternura!
Porque sé que si lloro, tú conmigo
lloras también, ¡mi generoso Amigo!
Emilio Martínez