Misiones Apollo :Más allá de la ficción
La próxima vez que el cielo nocturno de Lima se lo permita, le propongo que intente el siguiente ejercicio: mire hacia la Luna. Mientras lo hace, piense en lo que es, un mundo por derecho propio, con una extensión "caminable" que, al no haber océanos ni mares, supera a la suma de todos los continentes de la Tierra incluida a la helada Antártida. Una superficie desértica, que lejos de ser liza, esta cubierta por cráteres, rocas, cordilleras, aisladas montañas, ranuras, peñascos e innumerables características. Y si al ver la televisión le interesa aquella frase de la serie Viaje a las estrellas de "...llegar a donde nadie ha llegado antes..." entonces recuerde que en la historia de nuestra humanidad tan solo doce seres humanos han caminado en nuestro satélite, dejando tras sus pasos huellas que, al no haber ningún tipo de erosión que pudiera borrarlas, permanecerán por millones de años permitiendoles a cada uno de sus hacedores una sensación de eternidad física. Este logro tiene más de 30 años, y nos remonta a una época en la que los discos de música eran de vynilo, los televisores a color eran símbolo de alta tecnología, de gigantescas (en tamaños) computadoras y una muy nueva y casi recién nacida ciencia espacial. En ese entonces, y bajo la presión de una competencia por el prestigio internacional, la NASA se comprometió a la difícil tarea de poner a salvo un hombre en la Luna y traerlo a casa. Aunque las cifras del Apollo son bien concidas, nunca dejan de sorprender por lo superlativas que son: se gastaron 26000 millones de dólares en el total del programa, dinero suficiente en ese entonces, se dice, para haber irrigado todos los desiertos del mundo; trabajaron más de 400000 hombres, cuando un proyecto de ingeniería como el fantastico Eurotunel no incluye a más de 30000; muchos de sus componentes tuvieron que inventarse, convirtiendo en pioneros a sus investigadores en áreas como metalurgia, materiales, cohetes, combustibles u ordenadores como el que permitió el primer alunizaje; se llevo al hombre fuera de las ataduras gravitaciones de su planeta madre a diferencia de nuestro celebre Transbordador Espacial que en tan solo 10 minutos llega a su destino orbital y al que le basta unos 40 minutos de maniobras para regresar al suelo... El programa lunar Apollo ubicó a los astronautas a 4 días de viaje de retorno y ante el intenso drama de depender de un único motor para salir de la atracción lunar que de no funcionar convertiria a su nave en una costosa tumba que revoltearía por siempre en el sistema solar; detras de estas historias hay hombre cuyas vidas han quedado marcadas por la experiencia indefinible de haber vivido en un paraje extraterrestre. Aunque es la tripulación más recordada por ser la primera, la del Apollo 11 no fue la única en tocar la superficie selenita ni las imagines borrosas de Neil Armstrong las mejores que se obtuvieron de nuestra presencia en aquel espacio exterior, es más, el tiempo que él y su compañero Buzz Aldrin estuvieron dando el "paso de gigante" fuera de la cápsula fue el menor de las misiones que le siguieron en jornadas que cada vez causaban, injustificadamente, menor admiración a una apática teleaudiencia. Apenas cuatro meses después del histórico primer alunizaje le toco el turno al Apollo 12 que posó al modulo lunar, luego de un viaje espacial de más 390000 Km a escasos ¡300 metros! de una sonda no tripulada que había llegado 2 años antes, convirtiendo a los astronautas en modernos "arqueólogos" espaciales que examinarían la erosión sufrida por piezas colocadas en aquel paisaje durante ese tiempo atrás. Gracias a uno de ellos que en la actualidad es un artista profesional, Alan Bean, tenemos recreados en sus pinturas esos años de oro de la exploración. Como comandante del Apollo 14, Alan Shepard volvió al espacio después de 10 años de espera y luego del estigma que le significo el ser inhabilitado para volar por una extraña afección al oído que fue corregida en una cirugía experimental. A sus 49 años, 10 más que el promedio de sus compañeros, fue el hombre de mayor edad en pisar la Luna y el primero en "jugar" golf sobre su superficie al golpear una pelota con un palo adaptado para ello. Quien ya era un héroe nacional, por haber sido el primer norteamericano en dejar la Tierra, inmortalizo así las palabras "por millas y millas" pronunciadas al describir el vuelo de la pelota que en la menor gravedad lunar alcanzaria mayor distancia. Las dos actividades extravehiculares de su misión sumaron 9 horas, muchas de las cuales las paso explorando una escarpada colina al borde de un cráter de donde extrajó las rocas más antiguas de las cuales hoy disponemos en nuestros laboratorios. Si algún día Ud. maneja un automóvil en la Luna, pues quizá lleve alguna estampa del Apollo 15 a manera de patronos de los conductores, pues ellos llevaron el primer vehículo de cuatro ruedas (al que se le llamó rover) que rodó en otro orbe. Durante su visita, la estancia lunar se prolongo a tres días de permanencia, ¡Tres días y noches viendo a la lejana Tierra sobre el horizonte selenita, como una hermosa joya azul que se puede ocultar tras el ancho de nuestro enguantado pulgar! Estos hombres altamente entrenados, hábiles pilotos e ingenieros también sentían temores antes del vuelo, como nos cuenta Charles Duke quien antes de llegar a ser el décimo hombre en pisar la Luna soñó que en su misión, la Apollo 16, se encontraba con dos astronautas muertos cuyos rostros coincidían con los de él y su comandante y que, llevaban, en su fantasia, miles de años. Si bien esa posibilidad no se cumplió, es difícil olvidar a Duke en un conocido vídeo saltando y cantando en la Luna (aparece por ejemplo en la propaganda de Telefonica "sin más fronteras"); lo que muchos ignoran es que inmediantamente después al deterse cae sobre su mochila (que le proveía de oxigeno y presión al traje), que lógicamente no estaba diseñada para tal golpe. Llegó a pensar que en tal momento moriría... Si usted viaja al lugar de su exploración quizá logre encontrar la foto de sus hijos por él dejada sobre la polvosa superficie lunar. El sueño termino con el Apollo 17, apenas 3 años después de la primera caminata lunar, el presupuesto de la NASA no daba para más e incluso muchos no encontraban sentido en ir más de una vez. La cadena de producción en las gigantescas fabricas que construían tales equipos se detuvieron terminando con la esperanza de hombres hoy desconocidos que llegaron a entrenar para misiones como el Apollo 18 y siguientes para los que el transbordador espacial quedo como consuelo y oportunidad para poner en práctica su primer aprendizaje. Hoy en una época en que cada acto se mide económicamente, no existen planes para la exploración humana más alla de nuestro planeta. A pesar de contar con una tecnología treinta años superior, una misión lunar sigue siendo muy difícil, cara y arriesgada, por lo que ninguna otra desde 1972 ha dejado la relativa protección´de nuestra orbita. A pasado tanto tiempo que incluso muchos parecen olvidar que, en un momento del pasado, estuvimos escribiendo historias que rivalizan con la ciencia ficción, escribiendo historias con nuestra presencia en otro mundo. ©Giuseppe Albatrino, 1999. |