Gabriela Pérez García
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Todo tiene un creador, pero el mundo...
Esta frase fue la que me llevó a reflexionar acerca del origen del universo y de nuestra razón de ser o función en el universo. Así que basándome en la teoría del Ser y la ley universal de la equivalencia formulé una teoría que busca encontrar el origen del hombre y la existencia del universo.
Esta parte de que todo el mundo es un ser viviente, va evolucionando, transforma la materia y crea con ella cosas y seres para satisfacer la necesidad de seguir en armonía y evolucionar. Es decir, el universo es eterno, está vivo y todo forma parte de un todo. Lo existente tiene una razón de existir y esta es mantener al universo en la armonía y orden necesario que lo rigen.
El universo es un organismo, eso quiere decir que depende de que sus partes trabajen correctamente y con un cierto ritmo; cuando esto deja de ocurrir transforma la materia , la modifica para poder continuar en armonía y satisfacer su necesidad de realizarse* para llegar a la perfección. Por ejemplo, si cierta especie se convierte en lo equivalente a un cáncer para el universo, se realizan transformaciones de materia que le permitan defenderse y eso puede involucrar la extinción de la especie.
Pero si bien es cierto que la materia no se crea ni se destruye, tan sólo se transforma podríamos por ejemplo tener la misma materia que tuvieron los dinosaurios. Nosotros somos tan sólo una manifestación de la materia moldeada de tal manera que nuestra sustancia es el camino potencial para el mantenimiento de la armonía. Nuestra razón de ser es realizarnos como seres humanos para impactar haciendo uso de nuestra sustancia y así contribuir al universo como parte de él que somos. Sin embargo, nuestros accidentes provocan que impactemos de manera individual y única.
En este punto me encuentro con otro problema relacionado con la frase inicial, todo tiene un creador, pero el mundo...
Y este es que como seres humanos nos consideramos seres creativos, creadores. Capaces de manifestar una idea producto del uso de nuestra sustancia modificando la materia de nuestro entorno para lograrlo. Por ejemplo un reloj, éste fue creado por el hombre, sin embargo el hombre lo único que hizo fue transformar la materia para plasmar su idea en algo físico. La idea sin materia no pudo haber sido manifestada y viceversa, están íntimamente ligadas y no pueden ser separadas.
Las ideas surgen de necesidades y hacemos uso del razonamiento o instinto para poder satisfacerlas. Sin embargo, otras especies siguen este mismo ciclo. ¿Entonces cómo es que nos calificamos cómo los únicos seres racionales?
Es posible que la limitación del lenguaje pensemos eso, sin embargo un pájaro tuvo que haber tenido una idea para poderla plasmar en algo físico como es el nido para resguardarse. Entonces, ese acto para poder llevarse a cabo involucra un proceso de razonamiento y raciocinio lógico. Así que un ser que es capaz de encontrar una lógica es racional, es decir, piensa. Pero la diferencia de ideas entre especie y especie es la que nos distingue y nos hacen ser seres humanos y no otra cosa, aparte de las características físicas que tenemos (la forma) que nos permiten realizar nuestras ideas.
En conclusión, nosotros tenemos la necesidad de realizarnos como lo que somos, seres humanos y a su vez el universo tiene la necesidad de que nos realicemos como tales. Y dentro de nuestro entorno (nuestro universo individual) nosotros tenemos la necesidad de que otros se realicen como tales y así todos vamos teniendo cierto impacto en cadena que afecta a todo el universo creando un vínculo de funcionamiento.
Y así el universo transforma materia para evolucionar, y satisfacer sus necesidades con mayor eficacia, nosotros y las otras especies a nuestro nivel, mayor y aún a menor escala siguen este ciclo. Y si bien la materia no se crea ni se destruye tan sólo se transforma, entonces el universo es eterno, y nosotros también ya que aunque la materia se modifique provocando inestabilidad y la posibilidad de un ser definitivo, nosotros perpetuamos como impacto y no como sustancia.