M. Foucault.

Conferencia 7 de enero '76.

Trabajó sobre indicios de la historia del procedimiento penal y la institucionalización de la psiquiatría en el siglo XIX, una historia sobre el saber de la sexualidad, etc. Todas estas se trataban de pistas a seguir, líneas trazadas someramente. Era un proceso fragmentario en su conjunto. Sin embargo el trabajo es el adecuado para el período que estudió.

Hay un período caracterizado por la llamada eficacia ofensiva dispersa y discontínua.

Hace diez o quince años emerge la proliferante crítica de las cosas, las instituciones, las prácticas y los discursos: una especie de enfriamiento general de los cimientos, especialmente los más familiares, los más sólidos y los más cercanos a nosotros. Junto con esta crítica discontínua, concreta y local, se descubre algo que no estaba previsto al principio y que podría llamarse el efecto inhibitorio propio de las teorías totalitarias globales.

Los instrumentos fueron usados, como el marxismo y el psicoanálisis, a condición de que la unidad teórica del discurso quedase en suspenso, cercenada, hecha pedazos. Toda renovación en términos de totalidad, ha tenido, en la práctica, un efecto de freno.

LOS SABERES SOMETIDOS.

Hay un carácter local de la crítica lo que indica algo que sería una especie de producción teórica autónoma, no centralizada, que no necesita, para afirmar su propia validez, del beneplácito de un sistema de normas comunes. Esta crítica local se ha realizado a través de lo que podríamos llamar los “retornos del saber”, la insurrección de los saberes sometidos. Por éstos entiende:

los contenidos históricos que han estado sepultados, enmascarados en el interior de coherencias funcionales o en sistematizaciones formales. La aparición de determinados contenidos históricos permitieron encontrar de nuevo la ruptura de los enfrentamientos y de la lucha que los amaños funcionales y las organizaciones sistemáticas tienen por objeto ocultar. Los saberes sometidos son estos bloques de saberes históricos que estaban presentes y soterrados en el interior de conjuntos funcionales y sistemáticos, y que la crítica ha hecho reaparecer, evidentemente a través del instrumento de la erudición.

toda una serie de saberes calificados como incompetentes o insuficientemente elaborados, saberes ingenuos, inferiores jerárquicamente al nivel de conocimiento o de la cientificidad exigida. Son estos saberes no cualificados, descalificados, el saber paralelo y marginal, saberes de la gente que no han constituido un saber común, un saber específico, local, regional, un saber diferencial incapaz de unanimidad. Es mediante la aparición de este saber como se ha operado la crítica.

En estos casos así como en el saber de la erudición, se trata del saber histórico de la lucha, ya que se ha conservado en la memoria de los enfrentamientos, memoria que fue mantenida la margen.

LA GENEALOGÍA.

Genealogía: investigaciones genealógicamente múltiples, redescrubriendo conjunto de la lucha y memoria directa de los enfrentamientos. Y esta genealogía, en tanto acoplamiento del saber erudito y del saber de la gente, pudo intentarse con una condición: que fuese eliminada la tiranía de los discursos globalizantes con su jerarquía y con todos los privilegios de la vanguardia teórica.

Llamamos genealogía al acoplamiento de los conocimientos eruditos y de las memorias locales que permite la constitución de un saber histórico de la lucha y la utilización de ese saber en las tácticas actuales. Esta es una definición provisional.

En esta actividad genealógica no se trata de oponer a la unidad abstracta de la teoría la multiplicidad concreta de los hechos, no es un empirismo. Se trata de hacer entrar en juego los saberes locales, discontinuos, descalificados, no legitimizados, ordenarlos en nombre del conocimiento verdadero y de los derechos de una ciencia que está detentada por unos pocos. Las genealogías son anticiencias. Deben dirigir la lucha contra los efectos de poder de un discurso considerado científico.

La genealogía será la oposición a los proyectos de una inscripción de los saberes en la jerarquía del poder propia de la ciencia, una especie de tentativa para liberar a los saberes históricos del sometimiento, de hacerlos capaces de oposición y de lucha contra la coacción de un discurso teórico unificado, formal y científico. La reactivación de los saberes locales contra la jerarquización científica del conocimiento y sus efectos intrínsecos de poder, este es el proyecto de la genealogía. La arqueología sería el método propio de los análisis de las discursividades locales, pone en movimiento los saberes que no emergían, liberados del sometimiento.

Esto es para restituir el proyecto de conjunto. Todos estos fragmentos de investigaciones se repiten y podrían ser considerados los elementos de esta genealogía.

Si queremos proteger a estos fragmentos liberados expresa que no debemos construir lo mismo, un discurso unitario.

El silencio y la prudencia con la que las teorías unitarias eluden la genealogía de los saberes, sería una de las razones para continuar. El silencio del adversario es un principio metológico o táctico que es útil, aunque luego resulte una señal de que no le producimos ningún miedo.

Luego se pregunta cuáles son los dispositivos de poder que funcionan a distintos niveles de la sociedad, en sectores y con extensiones distintos, y si puede el análisis del poder o de los poderes deducirse de la economía.

Diferencia entre:

*economicismo en la teoría del poder, dado en la teoría jurídica clásica. El poder es considerado como un derecho, del que se es poseedor como de un bien, que puede transferirse o alienarse, mediante un acto jurídico. El poder es el poder concreto que todo individuo detenta y cede, para contribuir a la constitución de un poder político, de una soberanía. Tendríamos un poder político que encontraba en el proceso de cambio, en la economía de la circulación de bienes su modelo formal.

*Concepción marxista general del poder, la funcionalidad económica del poder. Funcionalidad en la medida en que el poder tiene la función de mantener las relaciones de producción y una dominación de clase que favorece su desarrollo, así como la modalidad específica de la apropiación de la fuerza productiva que lo hacen posible. En este caso el pode politico tendría en la economía su razón histórica de ser y el principio de su forma concreta y de su funcionamiento actual.

Para hacer un análisis de poder que no sea económico disponemos de muy poco. Disponemo de la que tanto la apropiación como el poder no se dan, no se cambian sino que se ejercen, no existen más que en el acto. El poder no es mantenimiento ni reproducción de las relaciones económicas, sino una relación de fuerza. El poder es el que reprime, reprime la naturaleza de los instintos, a una clase, a los individuos.

Si el poder es el despliegue de una relación de fuerza, más que analizarlo en términos de cesión, contrato, alienación o funcionales de mantenimiento de las relaciones de producción, se pregunta si no deberíamos analizarlo en términos de lucha, de enfrentamientos, de guerra. Se estaría en oposición a la hipótesis de que el poder es represión. Podría entonces formularse una hipótesis: el poder es la guerra, guerra continuada con otros medios. Se invertiría la afirmación de Clausewitz, diciendo que la política es la guerra continuada con otros medios. Esto quiere decir tres cosas:

*Las relaciones de poder tal como funcionan en una sociedad como la nuestra se han instaurado bajo una determinada relación de fuerza establecida en un momento determinado localizable de la guerra.

*El poder político tendría el papel de reinscribir esta relación de fuerza mediante una especie de guerra silenciosa, de inscribirla en las instituciones, en las desigualdades económicas, de inscribirla en las instituciones, en el lenguaje, en los cuerpos de unos y de otros.

*El poder político también hace reinar una paz en la sociedad civil, así como la guerra. Dentro de esta paz civil, los enfrentamientos deben ser interpretados como la continuación de la guerra, episodios y fragmentos de la guerra misma.

Al liberarse de los esquemas economicistas uno se encuentra ante dos hipótesis:

*DE REICH: Los mecanismos de poder serían la represión.

*DE NIETZSCHE: la base de las relaciones de poder sería el enfrentamiento belicoso de la fuerza.

Ambas no son inconciliables. La represión podría ser la consecuencia política de la guerra.

Se pueden así contraponer dos grandes sistemas de análisis:

*De los filósofos del siglo XVIII que ven al poder como derecho originario que se cede, constitutivo de la soberanía, y la contrato como matriz del poder político. Poder-contrato con la opresión como límite. Esquema de tipo jurídico, con la oposición de legítimo e ilegítmo como central.

*Analiza el poder político según la guerra-represión o dominación-represión, represión como efecto y continuación de una relación de dominación. La represión sería la puesta en práctica en el seno de esta pseudo-paz, de una relación perpetua de fuerza. La oposición pertinente es la de lucha y sumisión.

El trabajo de Foucault se inscrible dentro del esquema lucha-represión. En realidad las genealogías que realizó en la historia del derecho penal, la del poder psiquiátrico, etc, trató de mostrar cómo los mecanismos que se ponían en funcionamiento en esta formación del poder era diferente, mucho más que represión.

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