Creo que Dios creó la tierra por sus divinos procesos

Para beneficio del hombre y no de un hombre,

ni de una generación si no de la humanidad entera

por toda la eternidad

Creo que el todo poderoso concedió al hombre

La herencia de la tierra no para esconderla de igual

Forma que un avaro esconde su tesoro, si no para

Usarla sabiamente y a plenitud en beneficio perpetuo de

Toda la humanidad.

Creo que todo hombre mujer o niño, sin distinción de razas ni

De credos tiene derecho a una participación justa y equitativa de la

abundancia de la tierra, en la medida de sus esfuerzos. Pero tengo

también la convicción irrevocable de que lodo hombre, mujer o niño

ha contraído para con la tierra una deuda de respeto fidelidad.

Creo que el hombre cosecha lo que siembra, que quien cuida con respeto

Y sabiduría sus campiñas, sus pastos, sus bosques y sus aguas cosechará

Con abundancia para sí y para sus descendientes.

Pero creo también que si las usa con avaricia pensando solamente

En su lucro personal inmediato, caerá en desgracia y hará que ella caiga

Sobre sus hijos y los hijos de sus hijos.

Como estoy firmemente convencido de que estas creencias

encierran la verdad, quiero ayudar a mi prójimo a que conozca

su deber de cosechar la tierra para las generaciones venideras

y consagro mí gratitud a quienes labran la tierra que nos nutren

y la conservan para que sea fecundada para todos los siglos futuros.

Por que son del señor Dios de la tierra y su plenitud, pero la responsabilidad

De su mayordomía ha sido delegada al hombre.

ANÓNIMO.

Grupo Proyección Agrícola de U. NAL

Medellín, 13 de Octubre de 1998.