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Carta a una mujer
Juan Bonilla, escritor (Jerez, 1.967)

Durante todo el año,en los momentos en que a la rutina se le habría un hueco por el que te deslizabas hacia una región ajena en la que perdías la noción del tiempo,has ido imaginando la geografía de un país ficticio de aire calcinante y cielo extenso,conversaciones banales y baños de sol ,noches vertiginosas que acababan descorchándose en amaneceres lentos.Ese país se llama Agosto , y a pasos agigantados se arrimaba hasta tu cansancio para abrirte una sonrisa en el rostro que obligaba a quien estuviera cerca de ti a preguntarte en qué estabas pensando, rescatándote del ensueño y devolviéndote a la rutina.

¿Qué esperas de Agosto?.Lo mismo que otros años.Pués cómo olvidar el Agosto de hace un par de años, en aquella ciudad francesa llena de actores ambulantes,en que conociste a aquel extranjero que apenas hablaba tu idioma y con el que compartiste en un hotel de la costa, mientras cada uno de vosotros aprendía las palabras esenciales del otro:cómo se dice amapola, cómo s edice me gustan tus dedos, unas cuantas noches de esas que hacen más dócil el pasado y más imperfecto el futuro.

Después de aquel Agosto lo retuviste sólo en una tarjeta que se ha ido poniendo mustia en la que aún lees una dirección y unos teléfonos. Aunque a veces te has propuesto aprovechar tu mes de vacaciones para viajar hasta eses domicilio, nunca te has atrevido, tal vez por miedo a que la ficción de entonces al rebajarse a la realidad de ahora sufra un atropello qu edeje las hermosas escenas del pasado mutiladas.

Agosto es poco más que eso. Un escenario ficticio en el que puedes amoldarte a un personaje al que prestarás vida durante unas semanas que no tienen otra misión que la de hacerte sentir que la vida no tiene por qué ser un tren de mercancías herrumbrosas.Ya está aquí de nuevo esa ficción que has ido tramando durante todo el año.Sólo tenemos dos deberes morales enesta vida:no hacernos daño sin necesidad y nohacer dañoa los demás.El resto son meras pamplinas con las que nos van atando la existencia a los dictados de la costumbre

"Carpe diem", sí ,goza todo lo que puedas, todo lo que sepas , que yo, por mi parte haré otro tanto, pués también he ido creando desde hace meses ese país de ficción en el que ahora me zambuliré conla sola intención de aprender unas cuantas palabras en un idioma extraño, retener enla memoria unas cuantas sonrisas en un rostro que ya nunca más veré .

Agosto nos permite cobrar esa condición fantasmal de personajes de nuestras propias existencias y nos permite además detenernos ante la bandeja de plata del océano y recordar eses verso que Virgilio ideó para hacernos invencibles:Contempla el mar que ,mudo y tendido,está celebrando que existimos,que otra vez es Agosto, que tal vez tú y yo , nuestras respectivas ficciones, se conocerán este Agosto, y yo aprenderé cómo s e dice amapola en tu idioma y tú aprenderás cómo se dicen me gustan tus dedos en el mío"

 

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