1. Recuerda que un hijo es un
regalo de Dios. La más rica de las bendiciones. No
trates de amoldarlo a imagen tuya o de tu padre, de tu
hermano o tu vecino. Cada niño es individual y tiene que
permitírsele ser el mismo.
2. No aplastes el espíritu de
tu hijo cuando el falla. Y nunca lo compares con otros que lo
hayan sobrepasado.
3. Recuerde que el enojo y la
hostilidad son emociones naturales. Ayuda a tu hijo a
encontrar una salida social aceptable para estos semtimientos
normales o estos volvarán hacia dentro y explotarán en
forma de enfermedad física o mental.
4. Diciplina a tu hijo de una
manera justa y razonable. No dejes que TU enojo te saque de
quicio. Si el sabe que tú eres justo, no perderás su
respeto y amor. Porque aún el niño mas joven tiene un
sentido muy agudo de justicia.
5. Recuerda que cada niño
nesecita DOS padres presentes en un frente unido. Nunca te
alies con tu hijo en contra de tu esposo. Esto crea en tu
hijo (como también en ti) conflictos emocionales y
sentimientos de culpabilidad, confusión, e inseguridad.
6. No le des a tu hijo todo lo
que su pequeño corazón pide. Permítele conocer la emoción
de ganárselo y la alegría de conseguirlo.
Concédele la más grande de todas las satisfaciones, el
placer que viene con e logro personal.
7. No te pongas como lo
máximo de la perfección. Es un rol muy difíci de jugar 24
horas al día. Tú te darás cuenta que es más fácil la
comunicación con tu hijo si le dejas saber, que mamá y
papá también pueden cometer errores.
8. No le amenaces cuando
estés enojado o le hagas promesas imposibles cuando estés
generoso. Hazle advertencias o promesas sólo cuando
tú las puedes cumplir. Para un niño, la palabra de el padre
significa todo. El niño que ha perdido la fe en los padres
tiene dificultad de volver a creer en ninguna cosa.
9. No sofoques a tu hijo con
manifestaciones superficiales de amor . El más
pobre y saludable amor se expresa por si sólo en la
educación día a día, la cual produce confidencia e
independencia propia.
10. Enséñale a tu hijo que
hay dignidad en el trabajo duro. Aunque se desempeñe con
unas manos callosas paleando carbón o unos dedos hábiles
manipulando instrumentos quirúrgicos. Déjale saber que una
vida útil es bendecida y una vida fácil y en busca de
placeres es vacía e insignificante.
11. No trates de proteger a tu
hijo de cualquier pequeño golpe y decepción. La adversidad
forma el carácter y nos hace compasivos. Los problemas son
un gran igualador. Déjalo aprender.
(Enviado por geb1 @
earthlink.net)