POETAS DEL URUGUAY
GENEROSO MEDINA LUZARDO (1922-1974)
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BIOGRAFIAS PARA NIÑOS DE CELEBRIDADES NACIONALES Y EXTRANJERAS
Publicadas en:
Vidas amirables : biografías, semblanzas / Generoso Medina y otros. -- Montevideo: Consejo Nacional de Enseñanaza Primaria y Normal, 1968. -- (Publicaciones escolares y obras didácticas: v. 4)
JUAN GUTEMBERG
Parece realmente arte de magia, el trabajo que realizan las formidables y modernas máquinas que se utilizan para imprimir los miles de ejemplares de "E1 Grillo", por ejemplo, y de este libro.
El proceso de editar revistas o libros nos lleva a formularnos algunas preguntas iniciales que tienen un gran sabor: ¿Cómo se imprimían los libros en la antigüedad? ¿Existían muchas bibliotecas? ¿Era fácil adquirir un libro? ¿Quién inventó la imprenta?
Durante muchos siglos los hombres tuvieron que valerse de distintos y curiosos recursos para trasmitir el pensamiento escrito. Se utilizaban métodos costosos y el tiempo era un factor esencial, pues cada libro necesitaba quizás años para su confección.
Los pueblos de la antigüedad usaban los más variados materiales: piedra, hojas de palma, madera, tablas enceradas, planchas de bronce, cuero, papiro, etc. Los pocos libros existentes eran difíciles de adquirir, porque como se escribían a mano, representaban un gran valor.
Sirva de ejemplo saber que en cierta oportunidad un hombre deseaba adquirir una casa de campo, cerca de Florencia, y pudo hacerlo, vendiendo la edición manuscrita de un libro que poseía.
Europa no contaba con grandes bibliotecas y podía considerarse privilegiada, la ciudad que tuviera la mitad de los ejemplares que cualquier biblioteca de hoy día puede ofrecer a los lectores.
Pero merced al desarrollo del progreso universal, aparece la imprenta, invención que ha de conducir el pensamiento escrito a todos los rincones del mundo, inmortalizando el nombre de Juan Gutenberg.
Nació en Maguncia, Alemania, en el año 1399 y poco se sabe de su vida. Desde joven se destacó por su entendimiento claro y gran capacidad inventiva. A la edad de quince años dedicóse a la experimentación del pulimento de piedras y a la fabricación de espejos. Poco después se consagró al trabajo de su vida. Tomó dos socios y empezó a trabajar como impresor; pero su idea era imprimir grabados; los tipos movibles no habían sido inventados aún.
Su vida se interna en un período de misterio hasta que surge de nuevo para proseguir sus ensayos que habrían de llevarle a la invención de la imprenta.
Regresó a Maguncia en 1446 después de veintiséis años de ausencia, y establecióse en una casa que formaba parte de las posesiones de su familia.
Como ya había completado sus primeros trabajos sobre la imprenta, inició su labor haciendo cada letra por separado. Si necesitaba cien copias de la letra A, poníase a trabajar y grababa cien veces dicha letra en otros tantos trozos de madera. Pero las letras de madera no podían durar mucho tiempo, a causa de su poca resistencia a la presión.
Entonces Schoeffer, obrero muy hábil que Gutenberg había contratado, grabó la letra en el extremo de un trozo de metal y esta letra le sirvió de modelo para hacer con el punzón un molde en un metal más dúctil. Esta colaboración no quita méritos a Gutenberg, ya que la gran idea de crear tipos movibles le pertenece por entero, aunque la ejecución de los detalles se deba a Schoeffer, que era, precisamente, el hombre que entonces necesitaba. Gutenberg había resuelto imprimir una copia de la Biblia y mucho tiempo y dinero le llevó tal empresa.
En el año 1455, el inventor de la imprenta presentó al mundo el primer libro impreso: la Biblia, en lengua latina, encuadernada en dos grandes tomos. Todos estaban de acuerdo en que "era tan claro como un manuscrito"; y que la imprenta de Gutenberg ofrecía las ventajas de imprimir muchos ejemplares a la vez, resolviendo el problema del costo y del tiempo, ya que el trabajo se hacía mucho más a prisa.
Trece años después de entregar a la humanidad su maravilloso invento, murió Juan Gutenberg; y cerca de cuatro siglos más tarde, los ciudadanos de Maguncia erigieron una estatua a su memoria.
Otros prestigiosos inventores continuaron y perfeccionaron aquella primitiva imprenta. A él se debe la liberación del pensamiento escrito y que actualmente no existan libros encadenados como en la época en que siendo tan escasos y costosos, colocábanse muchas veces, en las catedrales, ejemplares para el público, asegurándolos con cadenas para que no los llevasen, según lo atestigua una fotografía de los libros existentes en la catedral de Hereford.
Generoso Medina.
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