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Triunfó el antipriísmo |
Por Alberto Carbot A partir del anuncio que daba clara ventaja a Vicente Fox sobre Francisco Labastida, se inició el proceso de valoración de lo que representa el triunfo de Alianza por el Cambio y la derrota del PRI. Muchos y diversos habrán de ser los comentarios y análisis que al respecto se viertan. Sin embargo, no se podrá ignorar que el voto foxista no fue un voto ideológico, un voto de derecha, sino, fundamentalmente, un voto de castigo para el partido que desde 1988 perdió el rumbo y relegó a su militancia y sectores, restringiéndole su acción sólo a tiempos electorales. Lo que sucedió el pasado domingo 2 de julio es el producto de la perversidad de “una línea sin línea”, de una mentirosa “sana distancia” plagada de viejos vicios, imposiciones que nunca soltó las riendas ni permitió la recuperación del PRI por los verdaderos priistas a quienes se relegó y menospreció una vez más;.de la agudización de las pugnas entre corrientes al interior del gobierno y su partido que incluso llevó a impedir que tecnócratas, como Gurría y Ortiz Martínez, fueran candidatos presidenciales, y de una elección interna que dejó heridas profundas que no han cicatrizado. Todo ello, sin duda, se reflejó en los resultados electorales. |
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Información
completa en: www.gentesur.com Núm. 58 / Julio 2000 |
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