Irresponsabilidad y politiquería han dañado a la Orquesta foilarmónica de la Ciudad de México
 

Por ESPERANZA MAZARIEGOS

Su época de oro fue en los años en que recibió el apoyo de la primera dama Carmen Romano, que le imprimió un impulso sin precedente. Sin embargo, la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México ha navegado entre la desidia, el compadrazgo, la improvisación y los vientos sexenales, aunque en el actual gobierno las cosas han mejorado y se ha dignificado laboralmente a sus músicos.

Hoy, aunque prevalece la incertidumbre ante el cambio de gobierno, la orquesta está en camino de convertirse en la mejor de América Latina Considerada entre las tres mejores orquestas sinfónicas de América Latina, junto con la Simón Bolívar de Venezuela y la Filarmónica de Buenos Aires, los veteranos de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM) añoran los viejos y buenos tiempos de doña Carmen Romano de López Portillo, la mujer a quien muchos criticaron sus extravagancias, pero a quien se reconoce su notable mecenazgo en este formidable proyecto.

   
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www.gentesur.com
Núm. 58 / Julio 2000
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