Por LUIS ALBERTO GARCIA

Hasta antes de que Hugo Sánchez tomara las riendas, nadie daba un centavo por este equipo de noble prosapia, semillero de legendarias figuras del balompié azteca. El pentapichichi logró el milagro de hacerlo resurgir en el escenario del futbol mexicano y devolverle el orgullo perdido a los Pumas, que hicieron un papel digno a pesar de que se quedaron en la ronda semifinal sin alcanzar su sueño de coronarse campeones

Parecía que iban a conseguir la hazaña de llegar a la final, pero fueron eliminados por el equipo Santos Laguna de Torreón, en un cotejo desafortunado que dolió mucho a sus seguidores de toda la vida, lo que les impidió a los Pumas disputar la corona del Torneo de Verano de la Primera División. Sin embargo, los Pumas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ya habían conseguido lo imposible: remontar su rezago en la tabla de clasificaciones de la temporada regular, devorando a cuanto rival se les puso enfrente, como ocurrió con el Necaxa, el dizque equipo de la década, el cuadro favorito de Ernesto Zedillo, al que le clavaron la friolera de 9 goles en 3 partidos, para convertirse en revelación y promesa de recuperación de antiguas glorias.