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La victoria, más
cerrada de lo previsto |
Por OSCAR SUMUANO La primera mujer mexicana en ganar una medalla de oro en juegos olímpicos -en entrevista con Gentesur, y con una modestia que abruma-, rehúsa a considerarse un ejemplo para la juventud, aunque está orgullosa de ser mujer y demostrar que se puede destacar en cualquier terreno si se trabaja duro para lograrlo Allá en el rancho, no grande, pero sí entrañable, cerca de Hermosillo, Sonora, la pequeña Soraya Jiménez y su hermana gemela, Magali, recibieron las lecciones más sencillas, pero a la vez, más importantes de su vida. Don Tomás Mendívil, su abuelo, siempre estuvo ahí, cerca, al pendiente; las enseñó a montar, las salvó del peligro, les mostró el esfuerzo que hay que hacer para alcanzar las metas, las ayudó a levantarse tras una caída, a sacudirse y a volver a intentar lo que querían hacer. O |
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Información
completa en: www.gentesur.com Núm. 61 / Octubre 2000 |
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