Biografía
Gerardo Romano nació el día 6 de julio de 1946. Esta por cumplir 54 años y pese a considerarse desde muy chico bajito, feo y asmático, hoy es el hombre más sexy según las Argentinas y uno de los mejores actores que tiene la Escena.
Cuando terminó sus estudios, decidió ser abogado, fue profesor de Economía Política en la Facultad de Derecho. Militó dentro del Peronismo a los 20 años, y en los años 70 formó parte de un grupo llamado FORPE, fuerzas organizadas para la revolución peronista, que lo comandaba Alberto Iribarne.
Estudió teatro con Hedy Crilla y Julio Ordano. Su primer obra que lo llevó al éxito fue Juegos a la hora de la siesta, dirigida por Emilio Alfaro donde le tocó vivir una experiencia alucinante, ya que pese a no ser muy conocido como si lo era el actor Luis Brandoni, el público le brindaba el aplauso más fuerte a él, y se decidió que al final salieran los dos actores juntos a saludar, así no se notaba la diferencia. Luego vinieron muchos éxitos en cine, teatro y televisión.
Participó en un videoclip junto a Patricia Sosa con la canción Endúlzame los oídos y algunas marcas importantes como Charro, Dulce Carola y Rayban lo tuvieron en cuenta a la hora de posar como modelo. Se animó a salir desnudo en la revista Playboy, sin dar importancia a las críticas que luego originaron sus fotos.
En cuanto a su vida sentimental su primer mujer fue Leonor Benedetto, se conocieron en la obra "yo quiero a mi mujer" en el año 1979, vivieron muchos años juntos, luego se separaron. Conoció a Andrea Bonelli en "la viuda blanca", con ella tuvo a su hijo Lucio. Carolina Pelleriti fue otra de sus parejas con la cual convivió. Se le adjudicaron romances con Carmen Sevilla, Giselle Tcherniak, Alejandra Pradón y Guadalupe Martínez Uría.
Hace 16 años que va al sicoanalista y lo hace como un mantenimiento. Necesita desde su profesión hablar con alguien que este fuera de él, con una mirada objetiva. Detesta el poder, cualquier situación que vé por la calle, en alguien que usa el poder para hacer algo que no le parece justo le provoca repulsión. No se considera un provocador y le gustaría que lo recuerden como un buen ser humano, un buen hijo, un buen padre y un buen ciudadano.