LogoEUDLF2
Entrevistas
Anterior      Siguiente

Manolo García:
"ESTOY MÁS MADURO
"
(Josu Olarte, EVASIÓN, EL CORREO, 11 de mayo de 2001)

El ex Último de la Fila presenta el próximo fin de semana en Bilbao ‘Nunca el tiempo es perdido’, un disco «elaborado y, por momentos, denso y serio».

Superada la quiebra del dúo más aclamado de la música española y con el recuerdo aún fresco del éxito de su estreno solista, Arena en los bolsillos (1998), Manolo García regresa al circo del pop de vocación más comercial con "Nunca el tiempo es perdido". Un nuevo disco que nadie ha oído todavía, pero que, según su autor, descansa en esa musicalidad marca de la casa que permitió a El Último de la Fila sintonizar con un público sin límites generacionales.

Un sonido articulado alrededor de acordes con lustre mediterráneo y arabizante, sobre los que Manolo se recrea con su característico contorsionismo vocal y gestual aflamencado. Aires de canción española, pop rock anglosajón y coplas populares y urbanas, identificables en el centenar largo de canciones grabadas durante más de quince años en complicidad con Quimi Portet, en Los Rápidos, Los Burros o El Último.

Más de lo mismo, volverán a pensar quienes alientan la novedad. El resto, en cambio, tendrá la ocasión de gozar con la reafirmación del pintor y músico en unos modos y maneras deudores de ese pop rock de los ochenta que otros tratan ahora de seguir exprimiendo. Grabado desde principios del pasado año en Barcelona, París, Girona y Los Ángeles, la réplica al recién editado "Academia de los sueños" de su compañero Quimi Portet es un disco coproducido junto al guitarrista Pedro Javier González y que –en coincidencia con su edición y acompañado de una banda de diez músicos– García comenzó el miércoles a presentar en una maratoniana gira de sesenta conciertos, que el próximo viernes llega a Pamplona y, al día siguiente, a Bilbao. Antes de lanzarse a la carretera, el siempre afable y colega Manolo García encontró un hueco entre promoción y ensayos para charlar con Evasión.

¿Nervioso ante la nueva gira?

Sí, todavía tengo el típico cosquilleo, estoy como un flan. Me preocupa porque esta gira me importa mucho. Empezamos el día 16 en Málaga, donde vamos a hacer los últimos ensayos. Una parte de la banda es nueva, lo que es una ilusión más. Me gusta ponerme de nuevo en camino y repasar los temas antiguos.

Nadie, ni siquiera la prensa, ha escuchado el disco. Parece un poco temerario iniciar una gira cuando el público desconoce lo qué vas a ofrecerle.

No es un acto de chulería, que conste. Ya pasó con el anterior álbum. Sin embargo, cuando llegue a Bilbao o Pamplona ya llevará un par de días en la calle. Las canciones tienen su vida en el disco y en el directo. Aunque no hayas escuchado un tema, puede sorprenderte la primera vez que lo oyes en vivo. Tengo la suerte de llevar una parte de repertorio ya conocido. El nuevo disco y el anterior los voy a tocar casi enteros con algunos viejos temas de El Último…

¿Desvela el título ‘Nunca el tiempo es perdido’ alguna clave sobre el contenido del álbum?

Supongo que, por razones obvias, estoy más maduro. No hago nada a la ligera, me gusta la música y mi oficio. Compongo mis propias canciones prestando atención a lo que me rodea. Es un disco muy elaborado, en algunos momentos bastante denso y serio. No hago demasiadas concesiones. Si hay estribillos es porque me salen, no por motivos comerciales. Voy desgranando las canciones como me vienen. Nunca he querido abandonarme a la rutina del éxito. Creo que sigo siendo una persona inconformista que se rebela contra todo y que no se cree nada.

Pero se dice que todas tus canciones son iguales.

Eso es, con perdón, una memez, y no pretendo insultar a nadie. Supongo que hay orejas que no oyen más. La mía sí oye. Nunca tendría esa osadía, no soy una persona frívola, ni con la cara tan dura. Si sólo tuviese una canción, el publico me habría retirado hace tiempo. Tengo unos aires, un estilo y una forma de hacer. Pero en mis gustos hay influencias muy distintas: antiguas como Eagles o Fleetwood Mac, y otras de Nirvana, Camarón, Triana o Niña Pastori. Yo no cierro los oídos ni me corto ante nada.

¿Cuesta mucho afrontar un disco tras haber vendido 800.000 copias del anterior?

Intento que eso no me afecte. No niego que, a veces, el buen ánimo de la gente añade presión. Existe cierta tensión, pero trato de aislarme pasando retirado una temporada larga después de cada gira. El mundo social de la música nunca me ha interesado. No tengo nada que hacer con músicos hablando de música todo el día. Me interesan otros asuntos, como la literatura, el cine, el diseño, estudiar y mil cosas más.

Da la sensación de que te esfuerzas mucho en parecer normal cuando, al ser un artista de éxito, no lo eres.

Tengo la suerte de que no he intentado ganar puntos en el lado de la fama. Como muchos tíos de mi generación, siempre he querido ser músico, no famoso. Un músico sencillo, por mucho que mis letras, por mi manera de ser, puedan resultar enrevesadas en algún momento. Nunca olvido mis orígenes: durante mucho tiempo fui miembro anónimo de grupos que nunca consiguieron nada. Y sé que en este mundo de la música comercial, una carrera puede acabar tal como empieza. Me gusta que mi trabajo satisfaga a la gente, pero no estoy obsesionado por el éxito ni por permanecer siempre arriba. La música me toca algún resorte oculto y, si no gustara, seguiría tocando como al principio.

Ese enfoque naturalista se refleja en la austeridad de tus conciertos. ¿Cómo va a ser la escenografía de esta gira?

Somos diez músicos. La banda incluye dos violinistas y tres guitarras, por lo que todo suena más fuerte en algunos momentos. Siempre he intentado que los espectáculos sean vistosos en los aspectos luminotécnicos y de escenografía, sin grandes montajes, ya que el presupuesto no lo permite. Nunca llevamos patrocinador y mantenemos las entradas a un precio ajustado. No trato de vender nada.

¿Ni siquiera tus cuadros, que proyectas sobre el escenario? ¿Te tomas en serio tu faceta de pintor?

Me llena y me da alegrías puntuales en instantes de soledad. En ocasiones, expongo por algún aniversario o de la mano de ecologistas. Últimamente lo he hecho en Almería a beneficio del grupo ecologista Mediterráneo, que son amigos y llevan muchos años de tarea seria. Es una forma de seguir frente a todas esas cosas de la vida moderna que, no sólo carecen de interés para mí, sino que detesto.

Tu nuevo álbum ha coincidido con el de Quimi Portet. Él dice no haber escuchado el tuyo, pese a haber colaborado en un tema ¿Has oído tú el suyo?

Sí, lo tengo. Seguimos manteniendo nuestra pequeña empresa familiar y conservamos la relación, pese a que cada uno desarrolla su carrera propia. He trabajado mucho tiempo con él y conozco su potencial. Posee una gran energía y es un tipo polivalente que lo mismo graba, que produce o hace de ingeniero. Además, tiene la suerte de hacer canciones magistrales, como la que abre su disco. Es una persona creativa por naturaleza. Lo que ocurre es que él tiene un bagaje y yo tengo el mío.

¿Te molesta que te sigan preguntando por El Último…?

No; antes nos preguntaban por la separación y ahora por la posibilidad del reencuentro. Las cosas tienen un ciclo que empieza y acaba. Quimi y yo tuvimos un punto de partida y un punto final. Siempre prevaleció lo que nos gustaba del otro: había discrepancias, pero éramos un grupo muy bien avenido. El respeto no faltó nunca y nos facilitó el final tan tranquilo que tuvimos.



Volver al índice de El Ultimo de la Fila (gersio's Page)