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Consecuencias y lecciones de la caída de los Estados Obreros por Patricio Vallejo Publicado en Panorama Internacional N°9 |
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Introducción
En 1980 la lucha de "Solidaridad" en Polonia era la tendencia más probable hacia una revolución política, acaudillada por la clase obrera. De realizarse, no sería una revolución más, pues podía llevar a la resolución de la crisis de la humanidad bajo el capitalismo imperialista: la crisis de su dirección revolucionaria. Polonia confirmaba la tendencia que se había expresado en Berlín Oriental (1953), Hungría y Polonia (1956), Checoslovaquia (1968) y nuevamente Polonia en 1970. En menos de una década este proceso de revolución política se resolvió negativamente produciendo cambios históricos. La desintegración en 1991 de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas como un punto de inflexión, es clave para entender el proceso de cambios que se reflejan con la clase obrera en cada país, cada organización sindical y cada burocracia. Para los socialistas revolucionarios es imprescindible reconocer y reflexionar sobre estos cambios y sus consecuencias en el proceso mundial, no para "llorar por la leche derramada" sino, para producir los cambios correspondientes en su accionar político. Parte importante de este accionar es explicarle pacientemente a la clase obrera en cada país que la pérdida de conquistas centenarias, como el máximo de 8 horas de trabajo o la caída de su nivel de vida en salario y derechos básicos (salud, educación y vivienda), son en gran parte consecuencia de la desaparición de estados que eran conquistas de la clase, tanto como lo es su derecho a la sindicalización. Explicar además que este cambio repercute en los procesos revolucionarios, puesto que ya no pueden contar con el apoyo de los estados obreros, aunque fuera como producto de la necesidad de supervivencia de la burocracia, ni de países independientes, como parte de su enfrentamiento con el imperialismo. Explicaciones todas que son parte importante para la tarea de reorganizar las fuerzas dispersas, para defender lo posible hasta el momento de retomar la ofensiva. Momento que sin duda llegará pues el capitalismo demuestra, día a día, que lejos de resolver los problemas de la humanidad la condena a una miseria creciente, generando lucha de clases y condiciones para el resurgimiento de sus organizaciones. Por otra parte, el trotskysmo nace en la pelea contra la burocratización de la URSS. Durante más de 50 años dos de sus políticas centrales fueron el "defensismo", defensa de los estados obreros contra el imperialismo, junto a la de revolución política, para destruir a la casta burocrática que los oprimía. La resolución negativa de ésta revolución política y sus consecuencias en los procesos del movimiento obrero son hoy, el punto de partida inevitable para arribar a la compresión común de las tareas comunes, que permite una lucha organizada. En palabras de Trotsky, el programa surge del balance:
Es el balance sobre la derrota del proceso de revolución política de los ’80 el que nos permitirá reagrupar las fuerzas dispersas a través de la precisión del programa. |
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CONSECUENCIAS
DE LA DERROTA
Como producto de la derrota de la revolución política cambian las características de las crisis, guerras y revoluciones –que es como se plasma el enfrentamiento revolución/contrarrevolución–, y como parte de esto a nivel nacional cambian las características de la lucha de clases. En la base de todos estos cambios está la última traición del stalinismo, que abandona la defensa "a su manera" de los Estados Obreros transformándose en agente directo del imperialismo. Consigue así derrotar el proceso incipiente de revolución política en Europa, convirtiéndolo en su opuesto la restauración capitalista. Entre los efectos más importantes de este proceso están: * La caída de la URSS y los Estados Obreros del este europeo como organizaciones de la clase obrera: Los Estados Obreros aunque burocratizados son organizaciones de la clase obrera, tal como lo son los sindicatos a pesar de que caigan en manos de burócratas. Su caída a manos del imperialismo es como la caída de un sindicato a manos de la burguesía y, en este sentido, no dudamos en calificarla como una derrota para el movimiento obrero mundial. *La recuperación del imperialismo yanqui: EE.UU. ha remontado su última crisis económica, lleva ¡8 años! de crecimiento ininterrumpido (justamente desde fines de 1990) y con bajísimos niveles de desempleo (4,3%). Aunque no sea excluyente, pero sin ninguna duda, en la base de esta recuperación está la caída de los Estados Obreros. Según Paul Kennedy, del Centro de Historia Estratégica de la Universidad de Yale, el presupuesto de defensa luego de la caída del muro pasó del 8% del Producto Bruto Interno al 3%. Ese 5% de diferencia en el PBI yanqui, que equivale prácticamente a todo el PBI de Brasil o casi dos veces al de Argentina, es el que dio la posibilidad para motorizar las inversiones que produjeron la recuperación presente. Nuestra corriente atribuyó el boom económico de posguerra a la traición del stalinismo y no a que hubiera sobrantes capitalistas para repartir. Así como la traición de posguerra produjo ese boom económico, ésta última traición stalinista produjo la recuperación presente de la economía imperial, aunque todavía no podamos decir que se convierta en cualitativa para superar la crisis crónica de la economía mundial. En el terreno militar se ha afianzado y la dinámica es a recuperarse del síndrome de Vietnam: Granada, Malvinas, Panamá, Haití, Yugoslavia, Irak y Somalia han sido atacados y ocupados por ejércitos imperialistas con los yanquis a la cabeza. Políticamente lideran la ofensiva reaccionaria del conjunto del imperialismo por el aumento de la superexplotación contra la clase obrera, apoyándose en organismos internacionales como el FMI y el Banco Mundial. * El fortalecimiento del imperialismo europeo: que logró "tragarse" a la mayoría de los ex Estados Obreros del este, incluyendo la reunificación de Alemania sin grandes convulsiones político-sociales. Retomaron además posiciones perdidas en el resto del mundo luego de la II Guerra Mundial, como en Latinoamérica. Como socios independientes de los yanquis son parte de la ofensiva imperialista por la superexplotación y único competidor de la hegemonía mundial ejercida por Estados Unidos. * Los procesos revolucionarios: Así como la clase utiliza a sus organizaciones existentes como punto de apoyo para la lucha, a pesar de la burocracia; algunos procesos revolucionarios triunfantes lograban el apoyo de los Estados Obreros burocratizados, en especial la URSS. Cuba y Vietnam son parte de ellos, pero también lo fue Nicaragua, uno de los últimos, donde a pesar de que lograron frenar la expropiación enviaron armas. Este apoyo para estabilizar regímenes producto de revoluciones existía, a pesar de que lo condicionaban para poder frenar el proceso de revolución permanente, para que no se extendiera la revolución. Esto tiene consecuencias inmediatas para las revoluciones inconscientes, que llamamos "de febrero", que estallan. * Los Estados Obreros existentes: A partir de 1991 la URSS deja de apoyar a Cuba y Vietnam. * Los países independientes: Libia, Nicaragua, Angola, Irak han perdido independencia en relación al imperialismo. Ejemplo: Khadafy mandaba armas a cualquiera que tirara contra los yanquis, pero ya no. *El aparato stalinista internacional: Nahuel Moreno explicaba ya en 1979 como proceso posible, que los PC’s dejan de depender del aparato de Moscú y pasan a depender de cada burguesía nacional, cayendo como aparato internacional. Como su existencia condiciona su conciencia van perdiendo aceleradamente su carácter de clase para ser instrumentos directos de cada burguesía, y a través de ellas del imperialismo. Este ha sido el proceso producto de la caída de la URSS. Al abandonar la dictadura del proletariado, los PC’s adoptaron la "Opción estratégica por la democracia" del Foro de San Pablo y, en la mayoría de los casos, se pasaron a la socialdemocracia perdiendo presencia y peso en el movimiento obrero. Aisladamente podrán seguir siendo dirección burocrática de sectores del movimiento obrero y de masas pero ha sido desarticulado como aparato mundial. Esto explica por ejemplo al Papa ganando la posición de aparato contrarrevolucionario mundial que dejan libre los PC’s. *Las burocracias socialdemócratas y nacionales: El pleno empleo para Europa junto al estado de bienestar social surgen luego de la II Guerra Mundial como concesión ante el peligro de revoluciones. La correa de transmisión, en oposición pero complementación con los PC’s, son las direcciones socialdemócratas, socialcristianas o nacionalistas. Frente a la ofensiva imperialista, la traición de los PC’s resta oposición a los otros aparatos, que pasan a ser menos necesarios para la burguesía, se debilitan frente a ella. Contradictoriamente en relación a las bases se fortalecen, pues no hay otras direcciones. Un caso ejemplar a nivel internacional es el de Arafat y la OLP, que traicionaron el programa histórico por la destrucción del estado de Israel pero siguen dirigiendo. Otra refracción notoria de los procesos del este son sindicatos que se convierten en patronales, por ejemplo en Argentina casos como el de Luz y Fuerza, Ferroviarios y un sector del SUPE (petroleros). * Pérdida de conquistas centenarias de la clase obrera: Antes de la caída de los Estados Obreros, la política del imperialismo y la burguesía era la de sindicatos democráticos. Hoy es por la destrucción de todos los sindicatos, y sus avances explican por qué pudo ser tan profunda la pérdida de conquistas. En este proceso en curso de desorganización del movimiento obrero el objetivo estratégico del imperialismo es hacer desaparecer a los sindicatos, dejar sólo a los "individuos", "consumidores libres" de la "sociedad civil" libre de "corporaciones que son resabios de totalitarismos". * Los intelectuales: abandonan la revolución para pasarse al humanitarismo pequeñoburgués y el escepticismo. Ya en 1976, de la mano del presidente yanqui James Carter, el imperialismo lanza una campaña ideológica por los derechos humanos para enfrentar las libertades individuales a las libertades como clase, a la democracia burguesa contra la democracia como clase. Miles de intelectuales son ganados para esta ideología en una verdadera retirada del marxismo y, en consecuencia, del leninismo de la necesidad de construcción del partido revolucionario. El coro pequeñoburgués se agrupa en torno a aplaudir la caída de los Estados Obreros por la conquista de las libertades democráticas individuales y la "liberación nacional de la cárcel de pueblos" pero ... para ser enclaves del imperialismo. Ocultan eso sí, la pérdida de las libertades como clase y las conquistas económico-sociales y políticas hacia la independencia de clase, que significaban estos Estados Obreros a pesar de que estaban gobernados por una burocracia. Esta tendencia tiene sus presiones aún en el movimiento trotskista que, ante enormes campañas de prensa, reaccionan como la Cruz Roja y no como partidos para la revolución, privilegiando el "humanitarismo" a la lucha antiimperialista, como se vio en el ataque imperialista para "independizar" a Bosnia de la ex-Yugoslavia, como se ve hoy en la "independización" de Kosovo. Como lógica consecuencia los intelectuales, que siempre son orgánicos de una política, se retiran de la construcción de partidos centralizados, del leninismo, para pasarse al humanitarismo pequeñoburgués. |
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Un
proceso regresivo
El proceso revolucionario que venía orientado desde el proceso en Polonia por su carácter de clase es desviado hacia lo democrático burgués, especialmente las libertades individuales y la cuestión nacional. En la URSS el avance en las libertades individuales para la clase obrera se da en el marco de un retroceso de las libertades como clase, a pesar de que en este terreno se producen avances parciales, como los sindicatos independientes del estado, que luego son copados por el imperialismo vía reacción democrática y aparatos. Fue un proceso regresivo desde que perdió su carácter de clase, un triunfo de la reacción democrática imperialista, porque las justas revindicaciones democráticas se tornaron regresivas al oponerse a las conquistas como clase. En este sentido es como si en un sindicato el proceso de lucha contra los burócratas se desvía hacia la "libertad individual" entendida como la negociación directa de cada individuo con la patronal que lleva a la destrucción del sindicato. El avance en la autodeterminación nacional no se da en el marco del mantenimiento de las bases económico-sociales, si no en el del camino de la semicolonización imperialista y el desmembramiento nacional (como en las ex URSS, Yugoslavia y Checoslovaquia), salvo con Alemania. El ingreso de ex-Estados Obreros a la genocida OTAN durante el mismo bombardeo a Yugoslavia es otra muestra el contenido que, en general, tuvo la "autodeterminación". En relación a la tierra el proceso es completamente regresivo, porque la tendencia es hacia unidades económicas más pequeñas y se ha llegado como proceso social extendido a la producción para el autoconsumo. |
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Cuando un Estado Obrero dejó de serlo
En la base de la política, fundacional del trotskismo, que justifica
el Defensismo está el criterio para determinar cuando los Estados
Obreros dejaron de serlo. Las bases sociales que definían el Defensismo,
no eran inmediatamente políticas, eran en última instancia mecanismos
económicos, que impedían que el Estado Obrero produjera para la ganancia del
mercado mundial: internamente la nacionalización, producto de la expropiación
revolucionaria de la burguesía; externamente el monopolio del comercio
exterior.
Ante la ofensiva imperialista el proceso final comienza con Gorbachov, quien ya en 1984 como funcionario de Chernenko abre negociaciones con la Thatcher. La burocracia inicia un proceso de reformas del tipo de los militares en Brasil, que Nahuel Moreno llamó "bismarckismo senil": cambios preventivos para evitar el estallido revolucionario, manteniendo lo esencial de las instituciones totalitarias. Es la época de las famosas glasnost (transparencia) y perestroika (reestructuración). Los cambios para la restauración, que se da definitivamente en 1992, comienzan en lo económico en 1986. Así los burócratas fueron transformando poder en propiedad y preparando el cambio en el carácter de clase del Estado. La privatización ya estaba instalada como proceso y era el motor económico para diciembre de 1991, que es cuando se producen el desmembramiento de la URSS, la caída del COMECON y el Pacto de Varsovia. En 1992 con Gaidar, ministro de Yeltsin cae el monopolio del comercio exterior. Con el proceso de privatización estabilizado y la caída del monopolio del comercio exterior ya puede decirse que la producción se organiza para la ganancia en el mercado mundial: el estado deja de ser obrero pasa a ser burgués. Este cambio es cualitativo porque no fue posible revertirlo ni es posible revertirlo ya sin una revolución social. Merced a los beneficios del capitalismo, hoy Rusia cuenta con una enorme deuda externa, con planes de ajuste del FMI que provocaron una caída de la producción del 50%, desempleo, salarios que no se pagan durante meses y un aumento de la pobreza y la miseria que hacen que por primera vez los rusos conozcan casos de niños que deben ser hospitalizados por shock de hambre. ¿A dónde va Rusia? La URSS se transformó así en un estado burgués pero no es una semicolonia. Tanto por sus características históricas como estructurales, como el potencial nuclear para nombrar una, Rusia no es una semicolonia es un país políticamente independiente. Esta condición por ejemplo es la que explica el papel de aliado de Yugoslavia, que tuvo Rusia frente al ataque imperialista de la OTAN. Esta categoría nos permite, por ejemplo, explicar la existencia de sectores de la burocracia que transformaron su poder político en propiedad, y hoy lo defienden con fuerzas paramilitares propias, las llamadas "mafias" por la prensa imperial. Estos nuevos burgueses, para acrecentar y consolidar su propiedad, utilizan la violencia para oponerse al poder central –comisionista del imperialismo, pero van conformando sólidos poderes regionales. En Rusia vuelven a confirmarse las características de conformación de toda burguesía. En un país semicolonial la existencia de las llamadas mafias sería combatida violentamente por el imperialismo, a través del poder central. En Rusia no pueden hacerlo. Por su parte el movimiento obrero no ha sido aplastado y sigue dando luchas de resistencia. Sin embargo estas son luchas parciales que no logran consolidar una dirección a nivel nacional. El proceso de sindicalización antiburocrático, por fuera de los sindicatos "oficiales", se diluyó o fue copado por los aparatos sindicales del imperialismo. Las últimas luchas, como las de mineros o maestros, si bien importantes no han dejado elementos de dirección superadores de esta situación. Contribuye a esta desorganización una política consciente desde el gobierno central. Por ejemplo no podría sostenerse la situación social con gremios que en las provincias llevan meses sin cobrar su sueldo si no fuera que, por el contrario, sí se les paga puntualmente a quienes trabajan en los centros de poder, como Moscú y San Petersburgo. Por su característica de país independiente, Rusia se encuentra en un cruce de caminos. Por un lado presiona el imperialismo, buscando convertirla en semicolonia. La guerra contra Yugoslavia aliado histórico y actual es parte de estas presiones tanto como los préstamos del Fondo Monetario Internacional. Por otra parte, la nueva burguesía que comenzó su acumulación primitiva con el saqueo de los recursos naturales a precio vil encontró un límite que la lleva de crisis en crisis. Internamente se enfrenta no sólo al desafío por reconvertir su sistema productivo al capitalismo sino con el obstáculo aún mayor de aplastar al movimiento obrero y de masas después de 70 años de economía mal planificada pero economía que no se organizaba para la ganancia. Los elementos centrales de la perspectiva están dados entonces por la ofensiva del imperialismo contra el carácter independiente del país, la respuesta de la nueva burguesía y la capacidad de recuperación del movimiento obrero y de masas.
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Defensismo y revolución política
Luego de la muerte de Lenin (1924) y el exilio de Trotsky, el régimen de democracia obrera en los primeros años de la revolución se había convertido en un régimen burocrático independiente que había devorado a los soviets y al bolchevismo. También se había perdido la III Internacional para el proceso de revolución permanente. Sin embargo las bases sociales de la URSS, básicamente la expropiación producto de la revolución, se habían conservado y eran una conquista colosal de la humanidad. Ante la magnitud de los cambios políticos era preciso un nuevo posicionamiento estratégico y para ello era necesaria una caracterización. La primera definición a tener en cuenta era el carácter de clase de ese estado: ¿El régimen burocratizado había llevado a la URSS al capitalismo? ¿Era una nueva clase de estado, ni obrero ni burgués? Como punto de partida debía establecerse que la URSS no era estatismo ni capitalismo de estado pues, a diferencia de lo ocurrido por ejemplo en Italia con Mussolini, la nacionalización era producto de la expropiación revolucionaria de la burguesía. En segundo término la determinación del carácter de clase del estado no podía hacerse por las relaciones de producción. Si bien en la URSS se había producido una revolución socialista, no se había llegado al Socialismo. Como ya habían previsto Marx y Engels y reafirmaron Lenin y Trotsky, subsistirían relaciones de producción capitalista, como el pago de salario. Por eso en muchas ocasiones nos referimos a ellos como estados transicionales. En consecuencia, la mera existencia de relaciones de producción de un tipo no bastan para definir el sistema económico: que existan relaciones de producción feudales no significa que el sistema económico sea feudal. Podemos citar como ejemplo el caso de Sudáfrica, con sus minas de oro y diamantes. Los dueños de las minas establecen con las tribus relaciones esclavistas o semiesclavistas, pero las minas de oro son los lugares donde se asienta la paridad dólar-oro para el mundo capitalista. Es por lo tanto secundario si allí las relaciones de producción son capitalistas o tribales, si explotan a obreros, esclavos o vasallos. Esta definición debe hacerse entonces por el objetivo del sistema económico, que en el caso de la URSS no era el de percibir ganancias a través de la producción en gran escala para el mercado mundial. Que la producción no estuviera organizada para la ganancia estaba garantizado básicamente, en el plano interior de la URSS, por la expropiación de la burguesía producto de la revolución, y en el plano internacional, por el monopolio del comercio exterior. Este último significaba a) que nada podía comprarse ni venderse al extranjero sin la intervención del estado; b) que se vendía con el objetivo de comprar productos necesarios para el desarrollo o la seguridad, pero no con el objetivo de obtener ganancias. La URSS no tenía empresas que competían en el mercado mundial por la ganancia. Este fue el criterio utilizado por Trotsky: "La nacionalización del suelo, de los medios de producción, de los transportes y de los cambios, así como el monopolio del comercio exterior, forman las bases de la sociedad soviética. Para nosotros esta adquisición de la revolución proletaria define a la URSS como un estado proletario." Caracterización que mantuvo cuando se enfrentó a la primer corriente revisionista al interior de la IV Internacional: "Mientras analizábamos y exponíamos la creciente independencia política de la burocracia respecto del proletariado, nunca perdimos de vista los límites sociales objetivos de esa independencia: es decir la propiedad nacionalizada complementada con el monopolio del comercio exterior" La burocracia tampoco era, históricamente, una nueva clase dirigente: no había creado nuevas relaciones de propiedad y estaba obligada a defender la propiedad del estado, como fuente de su poder y su renta. Desde este punto de vista seguía siendo un instrumento de la dictadura del proletariado. Propiedad no es sólo derecho de uso es capacidad de enajenación, de venta. La burocracia no tenía títulos ni acciones, se la nombraba por vía administrativa, sin derechos particulares de propiedad, y el funcionario no podía transmitir a herederos su derecho de explotación del estado. Así como el burócrata sindical no puede vender legítimamente, los bienes sindicales para quedarse con el dinero, la burocracia no podía vender las fábricas, los bancos, la tierra ni la producción en el mercado mundial. Los privilegios de la burocracia son abusos circunstanciales y no derechos legítimos de su función, y esto hace una diferencial esencial con la burguesía. La economía nacionalizada, producto de la expropiación revolucionaria, y el monopolio del comercio exterior garantizaban entonces que la obtención de ganancias no fuera el objetivo de la producción y el cambio. Fueron las bases sociales las que justificaron la política del defensismo: defensa incondicional de la URSS como organismo obrero contra el imperialismo. Esta política de defensismo tenía otra concurrente que era la de una revolución contra la burocracia. Revolución que no sería social sino sólo política, en el régimen, puesto que no sería preciso volver a cambiar las bases sociales. La burocracia era un parásito del estado obrero y no una criatura viable de la historia, no era una nueva clase social. Esta defensa de lo "obrero", determinado por las bases sociales, era lo único que diferenciaban al régimen fascista o el nazi del stalinismo. La política revolucionaria era comparable a la seguida con respecto a cualquier sindicato. "En último análisis un estado obrero es un sindicato que ha tomado el poder" decía Trotsky. "¿Qué quiere decir defensa "incondicional" de la URSS? Quiere decir que no pedimos ninguna condición a la burocracia. Quiere decir que independientemente del motivo y de las causas de la guerra, defendemos las bases sociales de la URSS, si es amenazada por el imperialismo.(...) Hemos prometido defender a la URSS como estado obrero y solamente aquellos que pertenece al estado obrero." "Un sindicato dirigido por burócratas reaccionarios organiza una huelga contra la admisión de obreros negros en cierta rama de la industria. ¿Apoyaremos una huelga tan vergonzosa? Por supuesto que no. Pero imaginemos que los patrones, utilizando dicha huelga, intenten aplastar al sindicato e imposibiliten en general la defensa organizada de los trabajadores. En este caso defenderemos al sindicato como lógica consecuencia a pesar de su reaccionaria dirección. ¿Por qué no es aplicable esta misma política a la URSS?" Estas políticas convergentes, defensismo y revolución política, no eran abstracciones teóricas, tenían consecuencias prácticas vitales para la revolución mundial. La derrota de la burocracia a manos de la clase obrera organizada, decía Trotsky, recuperaría el régimen de democracia obrera, y sería sólo política porque no era necesario otro cambio en las bases sociales, como el realizado a partir de 1918. Por el contrario la derrota de la burocracia a manos del imperialismo, significaba la derrota de las bases sociales de la URSS, que la desmembraría en zonas de influencias, permitiendo a nivel mundial una nueva estabilización del imperialismo, y un debilitamiento del proletariado.
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El proceso de privatización económica La ley sobre la actividad económica individual (1986) fue el primer texto legislativo soviético en el marco del mercado. Le daba el derecho a cada ciudadano de ejercer una actividad independiente en el terreno de la producción y del comercio de bienes y servicios. Este tipo de actividad concernía a 650.000 personas en vísperas de la adopción de la ley, y unos cinco millones cuatro años más tarde. En 1987 se adoptó la ley sobre las empresas estatales, que les dio gran independencia, autorizándolas a vender una parte de su producción en el mercado a precios contractuales y a gastar libremente las sumas así ganadas, debilitando así el control del Estado sobre las empresas. En 1988 se adoptó la ley de cooperativas, muchas de las cuales hacían parte de empresas del estado y tenían el derecho de comprar equipos y locales pertenecientes al estado y de prestar servicios a esas mismas empresas sobre una base contractual. Esta ley permitió la primera gran oleada de surgimiento de un sector privado. En 1990 más de seis millones de personas estaban empleadas en 245.000 cooperativas. En 1990 se autorizó el funcionamiento de bolsas de comercio donde se comercializaba libremente una parte del producto nacional, especialmente materias primas. En 1992 ya existían 700. Al mismo tiempo se dio el surgimiento de los bancos privados. A fines de 1991, funcionaban 1.304 bancos independientes. En 1988/91 se inició una privatización espontánea de empresas del estado. Los gerentes formaban cooperativas o sociedades en secciones de la empresa, que les alquilaba el lugar y las herramientas, y de la cual recibían las materias primas. permitiendo un acelerado enriquecimiento de un sector de la burocracia industrial. Otra forma de privatización era el alquiler de la empresa, lo cual le daba una autonomía casi total. Al final del contrato la empresa podía comprar las construcciones y los equipos alquilados al estado, privatizándose. En 1991 había en la URSS 3.900 empresas alquiladas, 14% de las empresas industriales, empleando más de dos millones de personas. En los años 1988/89 aparecieron las sociedades mixtas fundadas por las empresas del estado gracias al aporte de capitales extranjeros. A principios de 1991 existían 3.000 en la URSS, de las cuales la mayor parte estaba concentrada en la industria, la construcción y los servicios. El gobierno procedió a la transformación de una serie de grandes empresas en sociedades por acciones, un primer ensayo de desestatización de la economía. Kamaz, el gigante productor de camiones, se convirtió en sociedad por acciones, la unión Dormach de Minsk, y numerosas fábricas del complejo militar-industrial. De esta forma, el estado fue abandonando terreno en la esfera económica. La parte del sector alternativo en la riqueza producida era del 10% a principios de los años '90 y el número de personas en ese sector aumentó a 12.2 millones en el periodo de 1990 a 1992. De manera que, antes de llegar al año 1991, la burocracia ya había avanzado un trecho muy largo en su plan restauracionista.
Estructura de la propiedad de Rusia en Agosto de 1995
Industria Ligera 41 59 Alimentos 43 57 Construcción 52 48 Materiales de construcción 41 59 Autotransporte y reparaciones 52 48 Comercio al por mayor 45 55 Comercio minorista 33 67 Bebidas 44 56 Servicios 35 65 Otras 68 32 TOTAL 49.5 50.5 No se toman en cuenta las empresas privadas formadas por fuera del proceso de privatización (Financial Times, 19/9/95).
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Repercusiones sobre la Situación mundial Del desarrollo precedente extraemos entonces puntos que consideramos centrales para la actual situación mundial y sus perspectivas * Las bases político-teóricas del trotskysmo: se confirma, por la negativa, la teoría de la Revolución Permanente contra la caricatura stalinista del "socialismo en un sólo país", fundamentalmente en el sentido de que es necesaria la revolución socialista sólo puede ser mundial, para no retroceder y llegar al socialismo. * La derrota del ascenso, que caracterizábamos hasta mediados de los ’80, producto de la derrota del proceso de revolución política. * Las revoluciones que estallen ya no contarán con el apoyo de los ex-Estados Obreros. * Que las crisis no lleguen a revoluciones se explica, no sólo por la agudización de la crisis de dirección revolucionaria sino, porque cada vez hay menos partidos centralizados como punto de apoyo de las masas para la toma del poder. Albania, Ecuador en dos oportunidades, Indonesia y en cierta forma el Santiagazo (Argentina), muestran esta característica. La posguerra demostró que son posibles las revoluciones que llegan a la expropiación aunque no tengan al frente un partido revolucionario. Sin embargo no hay posibilidad de tomar el poder y estabilizar sin partidos centralizados, tengan las direcciones que tengan. Sin partidos centralizados reconocidos, la única resolución posible de las crisis políticas es hacia la democracia burguesa. Así como la clase usa el punto de apoyo de la organización sindical para poder salir a la lucha, cuando estallaron crisis las masas se apoyaron en partidos centralizados para hacer revoluciones que estabilizaron un nuevo régimen. El corrimiento de la mayoría de los partidos obreros y los partidos-ejército guerrilleros hacia la socialdemocracia, y el consecuente cambio en el carácter de sus partidos, reducen las posibilidades de que las crisis se transformen en revoluciones que estabilicen regímenes. * La resistencia: Es necesario reconocer las desigualdades que pueden convertirse en rupturas de la situación general: la clase obrera europea occidental no fue derrotada, salvo la inglesa, ni pasaron las privatizaciones como en Latinoamérica; el pleno empleo en EE.UU. sienta bases importantes para que el movimiento obrero se recupere de la derrota de los años de Reagan. Salvo en China no se dieron derrotas contrarrevolucionarias. En general las luchas que se dan son básicamente económicas y sólo esporádicamente se convierten en lucha de clases. Cuando lo hacen no encuentran partidos centralizados que sirvan de punto de apoyo para estabilizar sus triunfos y avanzar. Cuando decimos esto lo hacemos pensando en las importantes luchas que dieron los europeos, con epicentro en Francia pero también en procesos como los de Ecuador, Albania e Indonesia. * La debilidad de las luchas: Las direcciones socialdemócratas, socialcristianas o nacionalistas y las stalinistas "recicladas", que fueron aliviadas de su enfrentamiento con sindicatos clasistas, se fortalecen frente a las bases porque se independizan más de sus presiones. Todas se juegan por no salir de los marcos de la legalidad burguesa mediante la acción directa, conscientemente aíslan las luchas económicas para que no se conviertan en lucha de clases. Este es un elemento clave que facilita la ofensiva para la superexplotación. * La necesidad del partido leninista: La máxima expresión de la libertades como clase es la de responder a la necesidad de la construcción del partido revolucionario. Este no es centralmente la organización para la lucha, sino la herramienta para la toma del poder y garantía para el desarrollo de la revolución socialista mundial. El centralismo democrático es imprescindible no sólo para la ofensiva, sino para la resistencia y la defensa. La experiencia secular del movimiento obrero y de masas, como en Italia y Alemania, a principios de siglo, frente al surgimiento del fascismo, no ha dado ninguna otra forma superior de organización para el partido revolucionario. |
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Algunas Conclusiones
¿Cómo juzgar los procesos de lucha de clases? Siguiendo la conquista teórica que significó para nuestra corriente Actualización del Programa de Transición y el desarrollo precedente decimos que la situación actual se caracteriza por: a) No sólo se frenó el ascenso histórico sino que se retrocede en un proceso reaccionario con resistencia, y b) Un proceso de retroceso en la organización política y sindical del movimiento obrero y de masas que se suma a la crisis de dirección revolucionaria. A pesar de que se frenó el ascenso histórico el hilo rojo que nos permite explicar todos los fenómenos sigue siendo el problema de la dirección. El progreso en las luchas debemos medirlo centralmente por la dirección que dejan, no por sus logros económicos puntuales. El análisis debe basarse en qué tipo de vanguardia deja o no cada lucha significativa. La revolución es un hecho internacional que se plasma a nivel nacional. ¿Cómo se superará esta etapa reaccionaria? Como el proceso mundial es desigual y combinado, el cambio provendrá, como siempre ha ocurrido, por una ruptura nacional y no por un proceso evolutivo, económico o de otro tipo. Debemos centrarnos entonces en un seguimiento de las situaciones nacionales, en especial donde haya partidos centralizados o donde por procesos objetivos se formen vanguardias. ¿Cómo se superará el proceso actual de desorganización del movimiento obrero? La reorganización puede ir de lo sindical a lo político o de lo político a lo sindical. Si bien no hay tendencias claras, por la magnitud del desempleo creemos que son más probables los procesos que partan de lo político: que sindicalmente se reorganice como consecuencia de grandes hechos de la lucha de clases o que surja impulsado por partidos políticos. Los organismos obreros, a pesar de su despegue creciente de la base, son el lugar objetivo de organización de la clase, y por esto es tan importante nuestra política de militar en los sindicatos de masas. Son el único punto de apoyo posible para que las luchas económicas se unifiquen y se convierta en lucha de clases, políticas, a pesar de sus direcciones. La caída de los Estados Obreros profundizó el problema de la dirección llevándolo no sólo a una profundización de la crisis de dirección revolucionaria sino también a una crisis de direcciones de organizaciones obreras centralizadas, a pesar de que fueran traidoras y contrarrevolucionarias. Nuestra política es la caída de los burócratas a manos de las bases, pero defendemos a esa misma burocracia si la quiere voltear la patronal. Siempre fue mejor tener sindicatos burocratizados a no tenerlos. |
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Consecuencias para nuestra construcción y el
reagrupamiento de la IV
Los cambios en el programa: Por las características que tuvo el
proceso de derrota de la revolución política y sus efectos vemos que deben
tener más peso la lucha anticapitalista, el "clasismo" y las
libertades como clase, y el antiimperialismo en relación a las libertades
democrático burguesas. Esta ubicación permite por ejemplo reafirmar la
política que levantamos ante el ataque contra Yugoslavia o explicar mejor por
qué en el caso Pinochet el eje de la política debió ser el antiimperialismo
relegando al democrático. Contra las presiones "humanitaristas"
debemos oponer las libertades como clase. Como dice el Programa de
Transición las consignas democráticas son "incidentales y
episódicas" en el camino independiente del proletariado.
Programáticamente es importante además revalorizar los principios del movimiento obrero: independencia de clase, democracia obrera y sindical, politización de lo sindical, solidaridad de clase, internacionalismo proletario, acción directa colectiva y organizada, odio de clase. En relación a los Estados Obreros debemos retomar los conceptos de "país obrero" y "país independiente", que Nahuel Moreno utilizaba al final de su vida, para defender todo lo obrero e independiente que quedó y reconquistar de lo perdido. Respecto a los procesos internos del movimiento obrero deberíamos reflejar programáticamente los cambios ocurridos distinguiendo a las burocracias que se han convertido en patronales, en un proceso aún minoritario, sin dejar de tener en cuenta la ofensiva imperialista por la destrucción total de la sinidcalización. Estos ejes deberían entonces definir la política de alianzas y diferenciación para la construcción del CITO, como parte de la reconstrucción de la IV Internacional. La tarea central es construir en este proceso la dirección revolucionaria que sólo puede ser internacionalista. |
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