|
Colombia La crisis política Hacia una nueva manguala entre liberales y conservadores ... contra los trabajadores
La aguda crisis política que ha sacudido al país es la continuidad de una disputa que no se resuelve. El enfrentamiento entre dos sectores de la burguesía colombiana que responde cada uno a distintas orientaciones políticas y negocios con las burguesías imperialistas. Uno, el que lidera Pastrana --que agrupa mayoritariamente a empresarios exportadores y banqueros-- que responde mas directamente a las orientaciones e intereses del imperialismo norteamericano, yl otro, el que representan los parlamentarios liberales oficialistas --que agrupa tanto a los empresarios y terratenientes que producen para el mercado interno, como a sectores vinculados con el tráfico de drogas-- y que responde más a las orientaciones e intereses del imperialismo europeo. Ambos sectores también viven de parasitar las prebendes de las instituciones del Estado y son cómplices en la corrupción generalizada que sirvió de pretexto para desencadenar la crisis, como se ha puesto de presente tanto en la piñata de contratos del Congreso como el descarado robo de Dragacol.
Una crisis interburguesa provocada por el imperialismo.
Hoy, como cuando Samper estaba en la presidencia, de nuevo la crisis es motivada por el choque de intereses entre el imperialismo norteamericano y la burguesía narcotraficante colombiana y sus voceros. Los yanquis buscan derrotar a ese sector de la burguesía nacional, arrebatarle el negocio de las drogas y restarle toda posibilidad de maniobra a sus voceros políticos, hoy atrincherados en el parlamento.
La crisis fue desencadenada por el intento desesperado de Pastrana por hacer buena letra ante las cada vez mayores exigencias imperialistas. A pesar de que avanza en la aplicación de los planes económicos contra los trabajadores y los pobres, también en el plan político de negociación con las guerrillas, y se aprueban en el parlamento proyectos de ley favorables a los intereses yanquis gracias a la mayoría parlamentaria con que contaba de la "Alianza por el Cambio", es un hecho que Pastrana no logra resolver la crisis económica, pero sobretodo la guerra contra la burguesía narcotraficante no avanza sustancialmente –el negocio sigue casi intacto-- y ninguno de los peces gordos ha sido extraditado a Estados Unidos. En ese contexto se lanza Pastrana con la "audaz" propuesta de referendum, medida que venía siendo discutida hacía rato pero que sólo hasta ese momento creyó conveniente aplicar; desatando otra importante crisis política.
La crisis institucional y la búsqueda de un nuevo pacto de gobernabilidad tipo Frente Nacional.
Esas durísimas contradicciones entre las dos alas burguesas cuestionan cada vez más el orden institucional, el llamado régimen político. Un régimen que por cierto no han podido terminar de adecuar; aunque ya avanzaron bastante con la Constitución del 91. Con ella endurecieron las instituciones --como el presidencialismo y las FFAA, y crearon otras como la Fiscalía, al tiempo que lograron recubrir ese endurecimiento con una falsa fachada democrática--, pero aún no logran resolver sus contradicciones. Es por eso que hoy discuten cuales instituciones deben predominar sobre las otras --¿ejecutivo sobre parlamento?-- y cómo deben ser esas instituciones (parlamento reducido, "ágil y moderno", que asegure el paso de los planes imperialistas –especialmente contra el narcotráfico-- sin mayores sobresaltos ). También discuten cómo repartir el poder económico y cómo asegurar la estabilidad política para garantizar la mayor explotación y el mayor control sobre las masas. En resumen, discuten la concreción de un nuevo pacto reaccionario --como el que dio vida al Frente Nacional-- a espaldas de las masas, que asegure la continuidad del poder burgués y resuelva la crisis económica.
Pero esta crisis política es la expresión local de un fenómeno mas global, según el cual la combinación de la crisis profunda de la economía mundial y la correlación de fuerzas entre la revolución y la contrarrevolución a escala mundial --con la caída de la URSS, el proceso de restauración del capitalismo en los países llamados socialistas y el cierre de todos los focos de la revolución mundial-- se incrementa la tendencia al endurecimiento de los regímenes políticos, para pode implementar los durísimos planes de explotación impuestos por el imperialismo, generando agudas crisis interburguesas en los países atrasados, al igual que la tendencia a que se fortalezcan y predominen las salidas guerreristas y abiertamente contrarrevolucionarias, como en Irak y Kosovo.
Esta crisis que --a pesar del acuerdo entre el liberalismo y el gobierno de resolverla en mesas de concertación bipartidistas-- sigue siendo hasta ahora una crisis en las alturas, representará mayores calamidades y sufrimientos para las masas pobres y trabajadoras del país. Hay demasiadas cosas en juego en esta crisis, tanto el imperialismo como los distintos sectores de la burguesía nacional harán hasta lo imposible por resolverla a favor de sus propios intereses y esto implica asegurar un incremento sustancial de la explotación y el saqueo de los trabajadores y del país. Lo grave es que ninguna de las organizaciones políticas de izquierda, ni las direcciones de las centrales obreras, ni la propia dirección guerrillera plantearon alguna salida distinta de las "alternativas burguesas" que intentara impedir que esta crisis la paguemos los pobres y que buscara aprovecharla en favor de los intereses de los trabajadores y el pueblo colombiano.
El referendum ultrarreaccionario de pastrana: una medida totalitaria para asegurar la aplicación de los planes imperialistas
El referendo, que hoy Pastrana se ve obligado a negociar con la cúpula liberal, era una habilidosa maniobra imperialista que buscaba reencauchar a su títere desgastado ante la opinión pública para que garantice la total aplicación de sus planes económicos y políticos, derrotara al otro sector burgués (el Serpo-samperismo con el que tiene contradicciones); y para que pueda aplastar mas tarde, si es preciso, la resistencia de los trabajadores y las masas a la aplicación de dichos planes. Con el referendo se intenta utilizar las legítimas aspiraciones del pueblo colombiano y su repudio a la corrupción parlamentaria y gubernamental para volver aún más autoritario el régimen político.
La reforma política propuesta busca recortar la poca democracia burguesa que existe en el país, endurecer el régimen, concentrar poderes en el gobierno. El imperialismo busca hacer pasar de manera mucho más expedita --sin discusiones ni mediaciones en el congreso-- sus planes económicos, políticos y militares. Estos los metería directamente a través de su títere Pastrana o el que lo suceda; el país quedaría mucho mas supeditado a la intervención imperialista y con ello la dureza de los planes que van contra las masas trabajadoras va a incrementarse. Se quiere fortalecer más al ejecutivo; así el gobierno, que ahora arremete contra sus congéneres burgueses y pequeñoburgueses del parlamento, más tarde podrá arremeter, aún más violentamente que ahora, contra las masas, la clase obrera, sus organizaciones, sus órganos de expresión y sus dirigentes, tal cual hace Fujimori en Perú, quien ha terminado por liquidar toda posibilidad de oposición y hasta ataca a la propia prensa burguesa, o Chávez en Venezuela, que tras su discurso populista, está anunciando su aspiración de acabar con los demás partidos políticos dejando solo el suyo, el Polo Patriótico, mientras anuncia su decisión de intervenir los sindicatos disque "para acabar con la burocracia".
La relación entre el referendum, el Plan Colombia y el proceso de paz
Como parte de su ofensiva semicolonizadora sobre los países del mundo el imperialismo, en especial el yanqui, redobla su intervención en los terrenos económico, político y militar. Este es el caso del Plan Colombia del cual, al parecer las versiones que circulan en Colombia no son más que pésimas traducciones del texto original escrito y pensado en inglés. Para Colombia, por supuesto, no puede existir un plan económico y político imperialista que no tenga el tema del narcotráfico como un problema central. El Plan Colombia es un programa de recursos con un gasto militar masivo para combatir el narcotráfico, obligando a la guerrilla a convertirse en aliada en esa guerra, en fortalecer el Estado colombiano y en lograr recuperar la economía. El Plan busca un fortalecimiento militar del ejército y la policía para desarrollar una guerra sin cuartel al tráfico de narcóticos y a todos los sectores que se lucran del negocio, incluidos los grupos guerrilleros para así entregar aún más la recortada soberanía del país, sus recursos naturales y las empresas estatales a los empresarios extranjeros. Para poder consumar esa estrategia el imperialismo precisa de una negociación con la guerrilla que fortalezca las instituciones del estado burgués. Hace rato que el imperialismo sacó la conclusión de que es imposible derrotar al narcotráfico sin quitar de en medio a la guerrilla, en especial a las FARC. Pero el Plan Colombia es también un plan para intentar cerrar la crisis económica nacional, profundizando las medidas contra los trabajadores y las masas; ejecutando los proyectos de contrarreforma laboral y pensional, el programa de privatización y el recorte de las transferencias de la nación a los municipios y departamentos etc. Pues bien, para todo esto, para derrotar al narcotráfico, a la guerrilla, --ya sea negociando o militarment--, para aplicar un duro plan económico y cerrar la crisis, el imperialismo necesita un gobierno y un régimen político sólidos y fuertes, sobre todo cuando existe un ala burguesa y parlamentaria que refleja a los narcos que ha demostrado fuerza y capacidad de maniobrar para mantenerse.
En resumidas cuentas, el imperialismo quiere endurecer el régimen colombiano para derrotar a la burguesía narcotraficante, derrotar a la guerrilla y aplicar su brutal plan económico contra los trabajadores y las masas.
Con cara pierden los trabajadores y los pobres y con sello ganan los empresarios nacionales y extranjeros
Pero el tira y afloje entre bandidos parece estar llegando a su final y estarían afinando detalles. Aunque la disputa aun produzca sobresaltos como el provocado por el escándalo de Dragacol, ya están enfilando baterías para arremeter contra su verdadero enemigo: el pueblo trabajador. En el Parlamento reiniciaron el trámite de todos los proyectos que están represados (reforma tributaria contrarreforma pensional y laboral, el paquete de privatizaciones, despidos masivos en las empresas estatales, y el recorte de las transferencias de la nación a los municipios y departamentos). Al mismo tiempo Pastrana expidió el decreto para poder ejecutar el Plan de Desarrollo que días antes le tumbara la Corte Constitucional. Sobre este ataque a los trabajadores sí existe pleno acuerdo entre liberales y conservadores y, por supuesto, entre los empresarios nacionales y extranjeros. No podría ser de otra manera; igual que cuando Samper, cualquiera que sea la fórmula final a la que lleguen, la burguesía de conjunto hará hasta lo imposible para obligar a los trabajadores a pagar la crisis.
La oligarquía colombiana, como es su tradición, intenta superar la crisis a través de acuerdo bipartidista totalmente a espaldas de las masas. Si esto no fuera posible, siempre estará dispuesta a la imposición de un régimen de terror –como en la época de " la violencia "- más sangriento que el que hoy azota al país, o algo aún peor, una posible invasión imperialista, así al comienzo estuviere encubierta por la presencia de tropas de países vecinos con el apoyo de los batallones profesionales del propio país. Cualquiera de estas variantes implicaría una gravísima derrota y el acrecentamiento de las calamidades del pueblo trabajador, tanto en el terreno de la pérdida de conquistas económicas y sociales como en el de recorte de sus libertades democráticas.
Movilicémonos para derrotar el pacto reaccionario
La dirección de la CUT, la CGTD, la CTC, del Frente Social y Político, del Partido Comunista, del Moir y Comuneros y aún de las propias organizaciones guerrilleras, así como el recientemente creado Movimiento Bolivariano, están en la obligación de forjar una salida distinta, absolutamente independiente de la oligarquía, del gobierno y del imperialismo. Debemos tratar de impedir que las masas empobrecidas sean carne de cañón de las disputas interburguesas; y buscar resolver la crisis a favor nuestro, sacando partido de las dificultades de nuestros enemigos de clase, impidiendo que se repita la desastrosa experiencia de la crisis bajo el gobierno de Samper que fue atenuada en las alturas mientras se garantizó la aplicación de los planes imperialistas contra los trabajadores y las masas, gracias a que no fue posible que cuajara una alternativa de movilización obrera y popular; en gran medida por el hecho vergonzoso de que la mayoría de las direcciones obreras y de izquierda se pusieron de vagón de cola de cada sector burgués.
La propuesta que hizo pública la mayoría del Comité Ejecutivo de la CUT, que propone la realización de un "gran acuerdo nacional" con la burguesía donde tuvieran cabida la insurgencia y la dirección del movimiento sindical para convocar una Asamblea Nacional Constituyente, no se diferenció en gran cosa de la propuesta liberal, quedándose en el terreno de las iniciativas burguesas, en medio de la crisis. y sembrando falsas expectativas sobre la posibilidad de negociar con la oligarquía una salida para la solución de los problemas de los explotados. Tampoco resuelven nada los llamados de las FARC y el ELN al pueblo trabajador a llevar a las mesas de negociación sus más sentidos problemas, para intentar negociarlos con el gobierno y los empresarios y los asesores yanquis. Todos buscan colaborar con la burguesía en la resolución de la crisis, en lugar de esforzarse por profundizarla y aprovecharla para que la clase obrera y las masas populares contraataquen saliendo a movilizarse para conseguir sus reivindicaciones. En lugar de impulsar esas trampas policlasistas, llamamos a todas esas organizaciones a constituir un frente de lucha obrero, campesino, indígena, estudiantil y popular que levante un pliego que recoja las más sentidas reivindicaciones de los explotados y oprimidos del país y se proponga como primera tarea la lucha por derrotar con la movilización masiva, con la lucha callejera y la organización de los trabajadores el reaccionario pacto liberal-conservador o cualquiera de las variantes con que termine resolviendo la crisis de la oligarquía y el Imperialismo. Los llamamos a convocar un gran Encuentro Nacional Obrero, Campesino, Indígena y Popular, amplio y democrático, que defina un plan de lucha que haga posible el reagrupamiento de los explotados en torno de un pliego nacional para enfrentar los planes del gobierno y del imperialismo; preparatorios de un Paro Nacional Obrero y Popular.
Por una salida obrera, campesina y popular Ni con el pacto bipartidista de la oligarquía liberal-conservadora; ni con las negociaciones entre esa misma oligarquía y el imperialismo y la guerrilla, ni con la participación en mesas de concertación se resolverá ninguno de los graves problemas que sufre el pueblo trabajador. Los trabajadores, los campesinos, los jóvenes y los sectores populares tenemos que movilizamos para conquistar una salida verdaderamente democrática a la crisis que resuelva con medidas de fondo nuestro más sentidas necesidades: Los socialistas proponemos organizar un frente de lucha por los siguientes objetivos:
1. Contra el desempleo: Reparto de todas las horas de trabajo entre la totalidad de los trabajadores disponibles con un promedio salarial para todos que no desmejore el pago de los que hoy están laborando; y por un plan nacional de obras públicas para generar empleo.
2. Contra la miseria en el campo: Reforma agraria integral con crédito barato y asistencia técnica y comercialización gratuita de los productos por parte del estado. Una reforma que debe tener como prioridad la distribución de parcelas para las familias desplazadas por la violencia.
3. Renacionalización de todas la empresas privadas sin indemnización para los actuales propietarios; y control obrero sobre las empresas declaradas en quiebra y sobre las empresas estatales en procesos de privatización .
4. Expropiación sin indemnización de la usurera banca nacional y extranjera.
5. Por la defensa la soberanía nacional: Rechazo al Plan Colombia. No al pago da la deuda externa, ruptura de todos los pactos que atan a Colombia con el imperialismo y expulsión de todos los asesores yanquis.
6. Disolución de todas las bandas paramilitares y desmonte de la justicia penal militar. Castigo a los responsbles de las masacres y los asesinatos y desapariciones de los dirigentes obreros y populares. Por plenas garantías políticas y sindicales para los trabajadores y el pueblo.
7. Por la convocatoria de una asamblea nacional constituyente amplia, democrática y soberana que discuta y resuelva sobre estos temas; que revoque el mandato al parlamento y a todo el ejecutivo y que tenga un régimen estricto de inhabilidades que niegue la participación a senadores ,alcaldes , ministros , coroneles , generales y expresidentes de la república.
8. Por un gobierno obrero, campesino y popular que haga realidad estas medidas y luche por construir una sociedad nueva sin explotación ni opresión y por la unidad de los pueblos latinoamericanos.
El socialista, Colombia, N° 567Publicado en el Boletín Socialista Guernica N° 3 - Agosto del 2000 |