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Avances en la Intifada El 15 de agosto la policía de frontera israelí en Hebrón asesinó a Imad Abu Sneina de 25 años, un importante activista de la milicia de Al Fatah. El día 26 del mismo mes dos misiles disparados por helicópteros israelíes asesinaron al máximo responsable del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), Abu Ali Mustafá cuando se encontraba trabajando en su oficina en Ramallah. Como siempre la operación fue justificada por el gobierno sionista con acusaciones de terrorismo. La táctica del asesinato selectivo significa un cambio político. Hasta ahora el régimen genocida respondía con violencia desmedida pero general a los atentados llevados adelante por los palestinos. Ahora apunta a las cabezas de las distintas facciones de la OLP. Uzi Landau, el ministro de Seguridad Interior del sionismo la explica así:
Las declaraciones del Ministro muestran otra cara del conflicto. Israel le exige a Yaser Arafat que cumpla con lo que firmó en Oslo: ser policía de su propio pueblo. Algunos sectores de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) intentan hacerlo y en ocasiones lo logran, como el 20 de Agosto cuando arrestan a dos células de sus propios hombres. Según consigna el diario Clarín del 21 de agosto:
La voluntad represora de Arafat pero también sus limitaciones son factores importantes en este cambio del accionar de las tropas sionistas. Esta realidad es la que en definitiva cruza una nueva relación de fuerzas en el conflicto: la Autoridad Nacional Palestina no controla ya al conjunto de la resistencia. Por esto la ANP no tiene fuerza para negociar con Israel, que le exige que sea capaz de garantizar un cese de hostilidades. Las dos facciones que dentro de la OLP siguen en importancia a Al Fatha, están golpeando por su cuenta y con métodos que preocupan a sus enemigos. El Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) y el Frente Democrático para la Liberación de Palestina (FDLP) llaman a huelgas. Una de estas fue el 20 de Agosto, cuando los tres millones de palestinos de Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este, cumplieron a rajatabla una huelga general, la mayor desde que acabó la primera Intifada en 1994. Otra huelga masiva se llevó a cabo en repudio al asesinato de Mustafá, líder del FPLP. Durante estas huelgas se paralizan los territorios ocupados y se enfrenta al ejército sionista con métodos guerrilleros no foquistas, como el ataque que el 25 perpetró un comando palestino contra un puesto del Ejército israelí en Gaza, es decir no con atentados de coches bomba o ataques suicidas sino con otros métodos de acción directa, más cercanos al accionar de las masas, que producen mucho temor al sionismo y sectores de la propia ANP. Los cambios en la táctica militar Israelí responden a un protagonismo creciente de los sectores más progresistas dentro de la OLP. Estos factores además provocan movilizaciones dentro de Israel, donde decenas de pacifistas israelíes se manifestaron ante el Ministerio de Defensa -el único con sede en Tel Aviv- para condenar los "asesinatos selectivos" de palestinos, y una parte de ellos, incluidos algunos diputados comunistas, gritaron "Sharon, asesino" y "paz sí; eliminaciones no". Los islamitas imponen cada vez menos los métodos de la Intifada. En la actual coyuntura los que tienen la iniciativa son los sectores más progresivos de la OLP, que se oponen a toda negociación, los mismos que en octubre del año pasado llamaron a las movilizaciones en el sur del Líbano, Yemen, Siria y Jordania. Esto de por sí es un avance en la Intifada. Si se fortalecen estos sectores que tienen como método las huelgas insurreccionales dentro de los territorios ocupados, la coordinación de la Intifada con las masas de la región y la solidaridad activa internacional, no pasará mucho tiempo antes de que lleguen los primeros triunfos de importancia estratégica contra el sionismo.
Pablo Rojas 8 de setiembre de 2001 |