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Golpe del 76: una derrota de la clase obrera El 24 de marzo se cumplieron 25 años del último golpe de estado, que puso fin al gobierno democrático burgués de Isabel Perón y dio principio a la dictadura más sangrienta que sufriera la Argentina en su historia. Quizás por ser 25 un número tan redondo las organizaciones de derechos humanos, los políticos, las organizaciones sindicales, los partidos políticos, los estudiantes, los intelectuales y hasta la iglesia se pronunciaron en contra de la dictadura y a favor de los "derechos humanos", de la "libertad de expresión", de las "ideologías" y de todo un concierto de libertades que este sistema "democrático" debe contemplar y "nunca prohibir". Y mucho menos dejar libres a los que la llevaron a cabo... Pero más que rasgarse las vestiduras vale en este momento un balance sobre lo que empezó en el 76 y hoy por hoy continúa: un plan sistemático de aniquilamiento de todo tipo de organización obrera para convertir a los trabajadores en esclavos de las empresas imperialistas. Entre los años 60/70 se dieron luchas obreras muy importantes. La oleada de luchas que detona en 1969 con el Cordobazo y alcanza una derrota importante con el golpe, había pasado por huelgas importantes como la realizada por los trabajadores metalúrgicos de Villa Constitución y el rodrigazo pero fue con las diferentes coordinadoras de gremios en lucha que surgieron en 1975 donde quedó de manifiesto el grado de organización de la clase obrera, tanto en lo sindical como en lo político. Este grado de organización, que ya cuestionaba seriamente el poder de la burocracia sindical, fue el verdadero enemigo del imperialismo y de los grupos económicos que apoyaron y colaboraron con la dictadura entregándoles comisiones obreras enteras, delegados de fábricas, compañeros de base, permitiéndoles que militaricen las plantas, según ellos buscando "subversivos". Son muchos los compañeros obreros que se acuerdan de los milicos haciéndolos formar en el playón de la fábrica y separando a los delegados y activistas del resto, obligandolos a subir a los camiones y a los que no volvieron a ver. Fueron muchas las empresas en las que se aplicó este sistema: editorial Atlántida, astilleros como Astarsa y Mestrina, Mercedes Benz o la Ford Motors donde instalaron una casilla de torturas en terrenos de la misma empresa ¿Con el permiso de quién entraban así a las fábricas? ¿Quién les daba las listas de los activistas? Pero a qué llamamos "grado de organización"? Según el análisis de investigadores del CONICET "los trabajadores en este período tenían un 1,2% de expresiones a favor de grupos combativos (guerrillas), pero en cambio sí se expresaban solidariamente a favor de otros gremios en lucha o contra aquellas personificaciones que los intentan sujetar, llámese cúpulas, dirigentes del gobierno, o matones sindicales, mostrándo así una voluntad de autonomía indicadora de conciencia de clase". En el mismo trabajo se constata que del total de los trabajadores desaparecidos un 35% tenía militancia conocida y que en la clase obrera industrial el porcentaje de militantes subía, un 42% tenían militancia en el ámbito sindical y un 41% en el político. En cambio entre los asalariados profesionales o universitarios sólo un 17% tenían militancia en lo sindical y un 50% en lo político. Estos datos nos sirven para demostrar que el golpe militar del 76 respondía a la estrategia del gran capital para imponer un modelo económico que años más tarde se conocería como neoliberalismo, su principal enemigo no eran los guerrilleros, sino la clase obrera, su organización y su conciencia. ¿Por qué si los obreros tenían tan alto grado de organización fueron derrotados? ¿Por qué la burguesía y sus gendarmes logran derrotar a la clase? ¿Qué falló en toda esta pelea? Creemos que la respuesta más general a esto debemos buscarla en el tipo de dirección que tenía la clase en ese momento. Indudablemente la mayoría de la clase confiaba en direcciones con una política reformista, de conciliación de clases, el peronismo en sus diversas vertientes. Las corrientes clasistas que proponían a los obreros la elaboración de una estrategia obrera independiente de los partidos burgueses patronales buscando una nueva identidad política, no lograron madurar, justamente el golpe militar estuvo destinado a romper ese avance que se producía en la conciencia y se materializaba en organismos propios como las coordinadoras, que confrontaban además con la burocracia sindical. La experiencia demostró que cuando la clase obrera decide luchar puede organizarse y dar pelea, pero esto por si sólo no alcanza, debe avanzar a la construcción de un partido político, independiente de los patrones no para reformar el estado que sirve para que la patronal mantenga su dictadura sino para destruirlo de raíz. Angela Mendoza
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