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Argentina: informe de coyuntura La gran devaluación por Patricio Vallejo
Las medidas del nuevo plan Cavallo Desde hace 20 años Domingo Cavallo es el hombre clave para garantizar el saqueo que se disfraza como "deuda externa". En 1982 lo hizo como ministro de la dictadura militar cuando convirtió en pública la deuda de los grupos económicos privados. En los 90 como ministro de Menem con el reciclaje de bonos del Plan Brady. Desde la aplicación de este plan los bonos de particulares (Bontes, Global, FRB, etcétera) pasaron del 10% a más de 70% del total de la deuda. Hace poco más de seis meses Cavallo, como agente del sector financiero que a través de los bancos nativos está ligado a los intereses yanquis, logró volver al poder ingresando como superministro al gobierno de la Alianza (UCR-FREPASO). Que asuma como superministro de economía Cavallo, que compitió por la presidencia contra De la Rúa, y que el vicepresidente efectivo sea un peronista, desnuda una vez más el "Pacto de Olivos" entre el Partido Justicialista (peronista), la Alianza y el imperialismo. Pacto que establece un régimen fuerte, asentado en el poder imperial, a pesar de la debilidad del gobierno. Este nuevo plan de Cavallo tiene como objetivo beneficiar al sector financiero y pagar el máximo posible de intereses de la deuda externa, cuya mayoría no está en manos de gobiernos, sino de particulares. Para seguir robando hay que cambiar los métodos pero una devaluación del peso está descartada porque es contraria a los intereses que representa Cavallo. El robo que se intenta con este nuevo plan no es un robo más, es un enorme robo, similar al que ya realizó con la estatización de la deuda privada o con el plan Brady. Esta vez se intenta hacerlo a través de una gran devaluación, pero no del peso, sino de los salarios y la economía interna. Argentina está en recesión desde hace más de cuatro años. Los activos que quedan por malvender ya no son atractivos para los inversores externos. Tampoco hay más crédito ni ingresan capitales financieros. Por lo tanto las variables sobre las que podía incidir Cavallo son la balanza de pagos, el gasto interno y la recaudación, garantizar que todo peso o dólar que circule pague impuestos. Con estas medidas Cavallo intenta quedarse con la mayor parte posible de todo el dinero en pesos y dólares circulantes y presionar para que se acepten bonos sin respaldo como moneda efectiva para la economía interna. Al no poder aumentar las exportaciones por sobrevaluación del peso que cotiza a la par del dólar, intenta disminuir significativamente las importaciones, pero fundamentalmente busca garantizar que una gran parte de los dólares producto de estas transacciones queden en manos del estado para pagar intereses de la deuda. Hay que sacar las monedas fuertes de la mano de la clase media y los trabajadores. El control de depósitos intenta que la burguesía pequeña no pueda sacar dólares al exterior, que la clase media no los use para viajar y que los trabajadores no los "malgasten" en electrodomésticos, ropa o remedios importados. Economías paralelas El objetivo de este nuevo plan es crear dos economías paralelas: una interna que se mueve en bonos sin respaldo, no convertibles a pesos-dólares, y otra externa dolarizada para las exportaciones (petróleo y materias primas) y los "retornos de capital" (envío de las ganacias de las empresas privatizadas a sus países de origen). Estas nuevas medidas de Cavallo no son excepcionales sino parte de un plan que comenzó a aplicar desde que asumió. El pago de sueldos en bonos se aplica desde hace varios meses en algunas provincias para pagar a empleados públicos provinciales. Por ejemplo en Tucumán los maestros cobran 20 % en ticket canasta (bonos comerciales para comprar alimentos), 80 % en bonos provinciales y 0% en pesos. Pero fue hace dos meses apenas que se aplicó masivamente el pago en bonos cuando se implantaron los llamados "Patacones" en la importante economía de la provincia de Buenos Aires, para pagar salarios de empleados públicos y proveedores. Cavallo aceptó entusiasta los "Patacones" que emitió el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Carlos Ruckauf, y por su parte anunció que emitirá bonos nacionales llamados LECOP en febrero. Los bonos (Patacones, Lecop, Quebracho, Pirulo) sin ningún respaldo permiten ir sustituyendo la circulación de pesos (que son dólares) para el comercio interno. No es casual que Ruckauf haya salido a decir, luego de los anuncios de las medidas de Cavallo, que emitirá todos los patacones que pueda sin restricciones de ningún tipo. Como los bonos internos no son moneda convertible a pesos o dólares: deben gastarse internamente y por esta vía se presiona objetivamente a crear economías paralelas. Se genera una economía en bonos para las masas desposeídas y la pequeñoburguesía, los esclavos modernos, y otra en pesos-dólares para los negocios y el comercio externos. Al no tener respaldo es posible devaluarlos al gusto de los gobernantes de turno. Cierto periodismo se rasga las vestiduras por la "bancarización", porque el almacenero de la esquina no puede poner una "maquinita" para cobrar con tarjetas de débito, o porque no tendrán efectivo para pagar a sus mucamas. Lo que no quieren ver es que la "bancarización" y la limitación de fondos son parte del método para imponer sin muchas quejas la economía en bonos. Preocuparse por la maquinita o pensar que esto es para que "todos" paguemos impuesto, es tomar al equipo de Cavallo por estúpidos. Con esta "doble" economía se disminuirán los salarios en dólares a la mitad o la cuarta parte, porque al convertirse en la moneda efectivamente circulante, sin que sea convertible, cuando se les ocurra pueden manejar los "mercados" para que un dólar o peso equivalga a dos o cuatro Lecop, o Patacones o Pirulos. Una real devaluación Al pagar los sueldos en bonos y congelar los pesos-dólares --quizás por mucho tiempo quizás definitivamente--, se va a la devaluación de la economía real, aunque no se devalúe el peso. No devalúan formalmente el peso, devalúan los sueldos y el pago a proveedores del estado y por esa vía a toda la economía interna. La economía externa seguirá atada al dólar. Por esta vía los bancos no verían amenazado el cobro de la deuda externa, el estado se la garantizaría por la recaudación en dólares del comercio exterior. Por su parte las empresas privatizadas ya han aceptado cobrar parte de sus servicios en bonos, los que usarían para pagar gastos internos, sueldos e impuestos pero, eso sí, se reservarían una parte del cobro del servicio en dólares para hacer efectivo el "retorno de capitales". El envío de ganancias a sus países en dólares o euros no se vería afectado porque dejarían de pagar gastos, impuestos y salarios en dólares-pesos y los pagarían en bonos. Demás está decir que esta es una enorme estafa a todos los que viven de su sueldo, y más aún para los que tienen créditos en pesos o dólares. Las medidas de incautación de depósitos no tienen fecha fija de 90 días, como dice el decreto están atadas a la renegociación de la deuda, o sea hasta que a Cavallo se le ocurra. Esta medida permite que, si lo ven necesario, puedan usar los dólares incautados para responder por los bonos externos. Los depósitos de particulares podrían devolverse a razón de 250 dólares por semana. A los que se quejen pueden ofrecerles otros bonos, como los llamdos Bonex a 10 o 20 años como se hizo durante el gobierno de Alfonsín. Por esta vía la deuda externa asumida por los ladrones de turno terminaría siendo pagada por todos los que tienen ahorros, nunca por las grandes empresas que, avisados de antemano, ya sacaron sus depósitos en lo que ahora muestran como una corrida producto de "buitres especuladores" o de la desconfianza de "los mercados". Por supuesto que esto se puede hacer porque se diluyó políticamente la histórica burguesía nativa que había generado el primer gobierno peronista. Es posible que este plan a mediano plazo tenga consenso, un consenso por el alivio ante la desesperación, a pesar de la enorme estafa que significa. Los maestros de provincia de Buenos Aires terminaron aceptando los Patacones ante la necesidad de sobrevivir. A mediano plazo puede generar empleo --pagadero en bonos por supuesto--, por la reactivación del mercado interno y el aumento de algunas exportaciones a países limítrofes. Sería un retorno al viejo esquema productivo de sustitución de las importaciones. Sectores dependientes del estado como prestadores o proveedores acosados por el cierre de sus empresas, también verían como un alivio recomenzar a funcionar, a pesar de que en dólares-pesos ganen la mitad o la cuarta parte. Con estas medidas que buscan "secar" el circulante crean desesperación, pero ofrecen bonos de todo tripo, Patacones ahora y bonos LECOP para febrero. Por esta vía buscan que los bonos sean recibidos como un alivio y aceptados, que no sean rechazados con huelgas como las de docentes de Buenos Aires. Es una gigantesca campaña de acción sicológica como las que se implemetaron para que asumiera la dictadura militar o la que aplicaron durante la guerra de Malvinas. Otros negocios adicionales para el sector financiero son la bancarización de la economía peso-dólar (para Ruckauf la de patacones) y la expropiación de los bienes comprados por créditos atados a pesos o dólares, saqueo similar al de la década del 80 a través de la famosa ley 1.050. Otro efecto colateral es que volvería la vieja inflación aunque sólo para el sector en bonos, y con esta el robo mensual mediante rebajas de salarios. Entre capitalistas, la clave para que funcione este nuevo plan de saqueo es que el estado, como árbitro, logre un control efectivo del comercio exterior, evitando la fuga de capitales, para que se paguen impuestos y garantizar así la recaudación de la economía en peso-dólar. En teoría, sólo en teoría, el plan estabilizaría la situación porque conformaría a los diferentes intereses extranjeros. Pero todo esto no puede ser tomado unilateralmente, estas sólo son las intenciones del plan. Es probable que se produzcan roces interimperiales si hay sectores más favorecidos que otros y, fundamentalmente, hay que ver que sucede cuando comience a funcionar y sea enfrentado por la lucha de sectores burgueses pequeños, la pequeñoburguesía, la clase obrera y el movimiento de masas. Si el plan se afirma, logra los objetivos propuestos, y por lo tanto genera confianza externa el siguiente paso es vender todo el sector salud y educación y ofrecer a la venta, previa concentración monopólica, a negocios menores como el transporte por ómnibus, el servicio de taxis o el transporte por camiones. Nuevos saqueos que ya se vienen preanunciando. UNA SOLA SALIDA: GOBIERNO OBRERO Y POPULAR Ante este nuevo plan de saqueo los dirigentes obreros de los sindicatos y los dirigentes políticos de los partidos obreros tiene una gran resposabilidad: organizar un plan nacional de lucha, hasta derrotar al plan. Pero no es posible derrotar al imperialismo y los partidos patronales sólo con luchas sindicales o movilizaciones, es necesario un triunfo político importante de los trabajadores. Para defender los intereses de los trabajadores hay que quebrar este régimen podrido de los partidos patronales y el imperialismo, que parió el "Pacto de Olivos", y reemplazarlo por un gobierno obrero y popular. Esto no se conseguirá sin lucha y organización, esto sólo es posible con un partido de trabajadores, sin patrones ni burócratas. 4 de diciembre de 2001
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