Los reactores nucleares que llevan para su propulsión los submarinos
británicos son del tipo PWR. Son básicamente del mismo tipo que los
americanos y los franceses. PWR quiere decir reactor de agua a presión.
En ellos, el calor generado por fisión en el núcleo del reactor se
extrae mediante la circulación a su través de agua que actúa como fluido
refrigerante. Este agua, cuya temperatura sobrepasa con mucho la de
ebullición, se mantiene en estado líquido a cuenta de la alta presión a
la que funciona. Éste es el mismo sistema con el que funcionan la
mayoría de las centrales nucleares del mundo occidental. El agua de este
circuito primario de refrigeración transmite su energía (su calor) al
agua del circuito secundario que, al no estar a presión, se transforma
en vapor, que a su vez mueve la turbina de propulsión del submarino.
Si en el circuito primario se produjera alguna grieta, lo que
provocaría una pérdida del agua de refrigeración del circuito primario,
el núcleo produciría una energía (un calor) que no sería adecuadamente
extraída para su utilización; este mal funcionamiento está previsto en
estas máquinas, que, mediante la inserción de absorbentes de control,
detienen su funcionamiento. El reactor nuclear se pararía. Sin embargo,
aunque esté parado, la reactividad que subsiste en el combustible del
reactor es en general suficientemente alta para producir una energía lo
bastante elevada como para incluso fundirlo. Es un accidente grave, que
también está previsto con sistemas de refrigeración de emergencia. En el
caso del submarino británico averiado, del que, naturalmente, no
conocemos todos los detalles técnicos, ni de diseño ni de
funcionamiento, parece que hay una fisura en el circuito primario de
refrigeración, lo que inevitablemente provoca una pérdida de agua de
refrigeración que, si no se cohíbe o disminuye, podría provocar una
pérdida total o parcial de refrigeración y, por lo tanto, una fusión
parcial del núcleo del reactor.
La cuestión es si se puede sellar la fisura en cuestión, de forma al
menos transitoria, en Gibraltar y llevarlo después, funcionando, al
Reino Unido. Si los técnicos británicos lo aseguran, habría que aceptar
su garantía técnica. El problema es si, en la travesía, la alta presión
del agua del circuito primario, a pesar de la soldadura de reparación
previa, reprodujera la situación de accidente por falta de
refrigeración. Nuevamente hay que decir que los técnicos ingleses son
los mejor cualificados para pronunciarse, puesto que conocen su máquina.
Quizá en este caso sería conveniente que los técnicos del CSN tuvieran
todos los datos del sistema, antes de aceptar la reparación y salida del
submarino. Parece que se cuestiona (lo ha hecho el diario británico «The
Guardian») la accesibilidad del punto donde están la grieta. De nuevo,
los expertos británicos tienen la
palabra.