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2000 - Nº 1639

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Blair y Aznar dejan sin respuesta todos los interrogantes en torno al submarino nuclear

Ambos dirigentes se limitan a afirmar que no hay riesgos ni habrá secretos para los españoles

P. EGURBIDE / I. CEMBRERO, Madrid
La entrevista que celebraron ayer en Madrid el primer ministro británico, Tony Blair, y el presidente del Gobierno, José María Aznar, sirvió para aclarar únicamente tres cosas acerca del futuro del submarino nuclear Tireless : que la próxima semana habrá otra reunión de técnicos británicos y españoles y que ambos mandatarios están empeñados en afirmar que "no existe el más mínimo riesgo" y que los británicos no guardan secretos sobre el estado del sumergible. Pero no dieron respuesta a ninguno de los interrogantes que inquietan a la opinión pública ni mucho menos al de por qué Londres no permite que un técnico español visite el submarino.


Aznar y Blair, en La
Moncloa (R. Gutiérrez).
Es difícil que una pregunta se haya repetido tanto en una rueda de prensa como se repitió ayer la de si "ha pedido el Gobierno español que un técnico de su nacionalidad suba al Tireless y si podría el Gobierno británico aceptarlo". Formuladas unas veces por periodistas españoles y otras por británicos, Aznar y Blair hubieron de topar al menos cinco veces con estas cuestiones. Y la respuesta fue en todos los casos la misma: "La próxima semana volverán a reunirse técnicos de los dos países. La situación informativa es absolutamente transparente". No respondieron.

La última reunión tuvo lugar el jueves y a continuación el Consejo de Seguridad Nuclear elaboró un informe que el Consejo de Ministros estudió ayer. El ministro-portavoz, Pío Cabanillas, indicó que ese texto se haría público ayer por la tarde pero hasta el momento no ha sido distribuido.

Es seguro, sin embargo, que Aznar ha planteado la petición de poder subir a bordo al menos si se da crédito al ministro de Defensa, Federico Trillo, que, en la noche del jueves, afirmaba que tal deseo había sido comunicado a los británicos. Pero no es el único punto en el que el presidente rozó ayer la contradicción con algunos de los miembros de su Gabinete.

En su declaración inicial, y al hilo de unas buenas relaciones hispanobritánicas "como no ha habido nunca, ("entiendo que esto pueda resultar claramente chocante en algunos ambientes", concedió) Aznar afirmó que "el Gobierno británico ha informado de manera permanente, correcta y continua" sobre la avería del Tireless; que el Ejecutivo de Madrid, como el de Londres, "siempre ha mantenido la posición de que no existe el más mínimo riesgo"; y que "la naturaleza del problema ha estado siempre identificada".

Trillo declaró, sin embargo, en la misma noche del jueves que el Ejecutivo no conocía "la dimensión" de la avería del sistema de refrigeración del submarino nuclear. Incluso fuentes diplomáticas británicas afirmaron durante la jornada del jueves que los técnicos de su país aún no habían terminado de analizar las fotografías tomadas por una microcámara que, introducida en la tubería averiada, puso de manifiesto que el fallo no era una fisura en una soldadura, como en un principio se había pensado, sino una grieta producto de la fatiga de los materiales. Ese dato decidió al Ministerio de Defensa británico a anunciar el pasado viernes 20 la retirada de la circulación de otros once sumergibles de dos clases distintas pero son diseño similar al Tireless.

Tras revelarse esta nueva "naturaleza" del problema, el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, envió una carta a su homólogo británico, Robin Cook, recibida en Londres en la mañana del jueves, expresando "inquietud" y "preocupación" por lo que estaba ocurriendo y urgiendo una información tanto más necesaria por cuanto que ningún técnico español ha podido visitar el submarino "como sería deseable".

El tono de esta misiva casa mal con la tranquilidad demostrada por Aznar sólo 24 horas más tarde, y entra en contradicción directa con su afirmación de que los británicos han mantenido siempre informados a los españoles. Pero el presidente se limitó a comentar que Piqué hace su trabajo con Cook, como él hace el suyo con Blair, y que no hay que sacar más conclusiones. El británico insistió en que comprende "totalmente las inquietudes de los españoles" y que él responde de que no hay riesgos. Aznar sentenció: "Desde luego, era más divertido cuando cantábamos el Submarino amarillo".

Sólo "británicos de confianza" pueden ver el reactor

I. C. / P. E, Madrid
El primer ministro británico, Tony Blair, dijo ayer que la oportunidad de una inspección por técnicos españoles del submarino varado será "discutida por el grupo de trabajo" hispano-británico, que se reunió el pasado jueves y lo hará de nuevo la semana próxima.

En este tipo de reuniones, un capitán de navío británico, Hurford, la máxima autoridad nuclear de la Royal Navy, informa a los expertos del Consejo de Seguridad Nuclear español, a los que acompañan funcionarios de Exteriores y de Defensa, de los avances logrados en la identificación de la avería del Tireless y de las modalidades de su reparación.

Uno de los asistentes a la reunión del jueves preguntó cuáles son los requisitos necesarios para subir a bordo e inspeccionar el buque. Hurford contestó que el sumergible se divide en tres áreas. La primera abarca la sala de mandos y la zona de descanso de la tripulación que han visitado los expertos independientes contratados por el Gobierno gibraltareño para hacer su propia evaluación e incluso periodistas británicos y españoles.

La segunda es la sala de máquinas y la tercera, la parte central del submarino, el reactor nuclear. Para tener acceso a estas dos últimas se requiere, precisó Hurford, poseer la nacionalidad británica y disponer de una credencial de alta seguridad que otorga el Ministerio de Defensa del Reino Unido a personas de confianza.

Por carecer de ese documento ni siquiera los expertos británicos en seguridad nuclear a sueldo del Gobierno del Peñón pudieron entrar en esa zona secreta.

Cinco meses de dudas, contradicciones y rectificaciones

P. E. / I. C, Madrid
La avería del submarino nuclear Tireless ha sido una continua peripecia desde que, el pasado 24 de mayo, sus mandos detectaron un mal funcionamiento del sistema de refrigeración y, probablemente, el consiguiente recalentamiento del reactor. El sumergible, que navegaba por el mar Mediterráneo, recurrió a su motor diésel y viajó de Sicilia a Gibraltar en 16 días.

El Tireless arribó a la colonia británica el 28 de junio. Le faltaba por recorrer aproximadamente la misma distancia para llegar al puerto de Southampton, en el que tiene su base. Inicialmente, las autoridades británicas dijeron que el submarino se detendría sólo unos pocos días, a la espera de ser remolcado. Pero luego empezaron a argumentar que el transporte resultaba peligroso y finalmente anunciaron que sería reparado en Gibraltar.

Los dirigentes de la Roca fueron los primeros que protestaron, y no sin motivos. Según reveló este periódico, documentos de la comandancia de Southampton dejaban constancia de que los submarinos nucleares no pueden ser reparados más que en muelles clasificados como Z, en atención a las instalaciones que incluyen. El puerto del Peñón no tenía dicha categoría y, por lo tanto, según el mismo documento, no era apto ni siquiera para recibir temporalmente a la nave averiada. Los británicos descubrieron la solución instantánea: reclasificarlo como Z.

Las protestas se extendieron a este lado de la Verja mientras las reparaciones, cuyo comienzo se anunció repetidamente, no avanzaban. De hecho, todavía no han empezado. Los propios diplomáticos británicos encuentran difícil explicar por qué se tarda tanto y recurren a la generalidad de que "hay que hacer las cosas con gran cuidado porque, aunque no hay peligro, el problema es delicado".

En esos detallados estudios se descubrió que la fisura en un tubo de refrigeración no es un fallo de una soldadura como se pensaba, sino un desgaste de los materiales.

Dado el carácter aparentemente estructural de la avería, los británicos han llamado a puerto a otros once submarinos gemelos del Tireless para ver si sufren el mismo defecto. La reparación será ahora más costosa, ya que habrá que traer equipos especiales desde Southampton.

Tony Blair no respondió ayer a la pregunta de si el submarino volverá a navegar en marzo como se había anunciado.

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