![]() Martes 5 diciembre 2000 - Nº 1677
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España aceptará perder el veto en los fondos de cohesión a partir del año 2007 Madrid flexibiliza sus posiciones para extender la mayoría cualificada en las decisiones de la UE WALTER OPPENHEIMER,
Bruselas
Si confirma sobre la mesa de Niza ese nuevo talante, el Gobierno español daría satisfacción a los llamamientos de la Comisión Europea, ardiente defensora de la limitación del derecho de veto.
La política de la cohesión es uno de los asuntos en los que España siempre ha defendido que se mantenga el veto. No es el único país. También Portugal y Holanda se aferran a él. Pero Madrid ha comprendido que a la larga eso ya no será necesario porque España irá perdiendo derecho a las ayudas europeas a medida que mejore su renta media. Y serán los países de Europa del Este los que más se beneficiarían del veto.
Por eso el Gobierno español ha hecho ver a sus socios que está dispuesto a transigir y eliminar el veto en los artículos 159 y 161 del Tratado de Amsterdam, pero con la condición de que eso se aplique a partir del año 2007, según han confirmado varias fuentes comunitarias. Para entonces se tiene que haber negociado ya el siguiente paquete financiero para el septenio 2007-2013. España aceptaría también la supresión del veto en las decisiones sobre el Fondo de Cohesión porque en esa fecha ya habrá superado la renta media del 90%, una de las condiciones necesarias para percibirlo. En este caso lo más importante habrá sido negociar (todavía con derecho de veto en la mano) una larga transición de salida, el llamado opting out.
Problemas no imposibles de superar separan a España del acuerdo para eliminar el veto en otros temas de gran importancia. Es el caso del artículo 133 (negociación de acuerdos comerciales con países terceros). Mientras Francia pone pegas para proteger el mantenimiento de la lengua francesa en el sector audiovisual, España no ve mal una de las dos propuestas de compromiso planteadas por la presidencia. "Estamos reflexionando", admiten fuentes españolas.
En materia fiscal (artículo 93), en cambio, España sólo admite levantar el veto en la lucha contra el fraude. Y el empeño alemán de decidir por mayoría cualificada el artículo 67 (visados, asilos, inmigración y otras políticas relacionadas con la libre circulación de personas) tropieza con un obstáculo de gran calado para las autoridades españolas: afecta al legendario litigio de Gibraltar.
PERU EGUBIRDE,
Madrid
"Si los socialistas estuviéramos en el Gobierno, tendríamos un proyecto -lo tenemos en la oposición- como lo tuvieron los Gabinetes de los años ochenta, cuando España era líder en el proceso de construcción europea", añade la dirigente. "Nos parece una falacia que el Gobierno pretenda hacernos creer que España empieza a desarrollar ahora un papel internacional. Lo que ha ocurrido es que, en los cuatro años del primer mandato de Aznar, ese papel se devaluó por una falta de proyecto, y reconstruir lo perdido lleva mucho tiempo". "Hay que buscar una posición de prestigio, de proyecto, y no limitarse a buscar un voto más en el Consejo Europeo, que también hay que hacerlo, pero no es suficiente", insiste Jiménez.
Para la responsable de la política exterior de los socialistas españoles, que el miércoles acompañará a Niza a su secretario general, José Luis Rodríguez Zapatero, para asistir a la reunión que los dirigentes del Partido Socialista Europeo celebran siempre coincidiendo con los Consejos Europeos, la falta de proyecto del Gobierno se traduce en una "falta de debate, tanto en el Parlamento como en los medios de comunicación". "El Gobierno tiene miedo a ir al Parlamento", prosigue, "da a la oposición una información mínima, claramente insuficiente para el reto al que nos enfrentamos, y no lleva a cabo una pedagogía que es fundamental para acercar Europa a los ciudadanos. Me parece muy grave que, en vísperas de esta cumbre tan trascendente, sólo se hable de reparto de poder".
Trinidad reconoce que "la falta de liderazgo y la falta de proyecto en relación con Europa es general", afecta al conjunto de los Quince, "pero yo", dice enseguida, "tengo que llamar la atención de mi Gobierno".
El proyecto europeo del PSOE, precisa, sigue una línea "más ambiciosa de supranacionalidad para superar el interestatalismo al uso; promueve una reforma profunda de las instituciones adecuada a la ampliación, de la que somos firmes partidarios; una política exterior y de defensa comunes que hoy sólo existen gracias a la particular personalidad de Solana, y unos avances en las políticas económica y fiscal comunes que es inconcebible que no existan en una Unión que ya tiene una moneda común".
En concreto, frente a las resistencias que encuentra la ampliación del campo de decisión por mayoría cualificada, los socialistas españoles son partidarios de que "todo en la UE se decida por mayoría, incluida la fiscalidad y los fondos estructurales", que el Gobierno español quiere mantener bajo estricto consenso, "porque la mayoría", razona Jiménez, "puede impulsar una armonización paulatina de estas políticas. No se trata de imponer el sistema de un país a todos".
"Hay que hacer un esfuerzo de imaginación y de audacia, buscar soluciones nuevas y perder el miedo a la integración. Es como siempre se ha actuado cuando se han dado grandes pasos en la historia. El político tiene que ser ambicioso", concluye Jiménez, que, pese a todo, se declara "optimista" sobre Niza, porque, "al final, la presión de la opinión pública se impone".
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