Más
sobre el Sexo Anal
La sexualidad
anal es una variante sexual que puede ser muy placentera...
Antecedentes
históricos
La sexualidad
anal es una variante sexual que puede ser muy placentera, a pesar
de ser considerada por muchas personas como una práctica
tabú. Desde la antigüedad ha sido practicada por personas
de ambos sexos y pertenecientes a diferentes culturas.
En nuestra
tradición era considerada como una práctica “contra
natura” porque no tenía fines reproductivos, siendo
aún así en muchos casos, una alternativa para evitar
embarazos no deseados y preservar la virginidad.
En otras
culturas el sexo anal ha sido una práctica más común,
incluso para algunas sociedades de Nueva Guinea es de obligado cumplimiento
en los ritos de iniciación. Los mangaianos la efectúan
como alternativa al coito vaginal durante los períodos de
menstruación.
Actualidad
Actualmente,
en la sociedad occidental, cada vez hay más parejas que ven
en el coito anal una alternativa válida para disfrutar del
sexo.
Los estudios
revelan que hoy en día, mujeres y hombres confiesan disfrutar
del sexo anal. Aproximadamente el 40% de las parejas heterosexuales
lo han intentado al menos una vez y alrededor de un 20% de parejas
lo practican con regularidad. Entre la comunidad homosexual el porcentaje
de parejas que efectúan el coito anal se eleva al 50% de
las mismas.
Frente a
estos datos que revelan que gran cantidad de hombres y mujeres consideran
la práctica anal como opción placentera y divertida,
hay muchas personas que lo consideran un tabú, una acción
sucia, perversa y dolorosa.
El tabú
anal inhibe en muchas personas el poder aprender acerca del uso
sexual del ano.
Que sea doloroso
o no, depende de varios factores que determinarán su placer;
no sólo es imprescindible que la persona desee realmente
hacerlo. En especial, la primera vez, se debe tener en cuenta el
cuidado con que se haga y si no se toman las precauciones necesarias
puede ser una actividad de alto riesgo.
La creencia
de que el coito anal tiene que doler es un mito persistente y dañino.
Lo mismo que en cualquier parte del cuerpo, el dolor indica que
algo está mal. Ante una introducción anal, los músculos
anales, como reflejo defensivo, se contraen y habrá dolor
si no se espera a que estos músculos se relajen.
El orificio
del ano está rodeado por dos anillos musculares, los esfínteres,
que tienen un funcionamiento independiente. El esfínter externo
es controlado por el sistema nervioso central y se puede tensar
y relajar cuando se desee. En cambio el esfínter interno
es controlado por el sistema nervioso autónomo, que gobierna
entre otras funciones la respuesta al estrés. El músculo
se contrae respondiendo ante el temor y ansiedad aunque la pareja
pasiva esté tratando de relajarse. Cualquiera puede aprender
gradualmente a controlar el esfínter interno voluntariamente
con el fin de relajarlo. Para ello, un contacto diario con el ano
insertando por ejemplo un dedo hace que el músculo se vaya
adaptando.
Si hablamos
de placer, la más alta concentración de terminaciones
nerviosas está alrededor del orificio anal. La porción
interna del ano responde mayormente a la presión. En los
hombres, obtienen a través de la estimulación anal,
la estimulación de la próstata, que se localiza a
unos 2 cm. de profundidad de la pared anterior del recto. El masaje
prostático con dedo, objeto o pene, puede ser una gran fuente
de placer. También proporciona grandes dosis de placer el
extremo inferior del pene o “bulbo”, siendo estimulado
indirectamente en casi todas las prácticas anales.
Hay muchas
formas de disfrutar eróticamente el ano; estimulando el ano
de la pareja durante el coito o mientras se manipulan los genitales
de la pareja, el método oral-genital conocido como Rimming,
y la penetración anal insertando un vibrador, dedo o pene
en el orificio anal.
El sexo anal
no es una actividad de acceso y disfrute inmediato. La penetración
nunca se debe forzar. Es importante dilatar el esfínter anal
lentamente y con mucho lubricante. Lo mejor es empezar con la introducción
de un dedo para que se vaya adaptando el orificio y tras repetidos
intentos probar con dos dedos hasta pasar a la introducción
del pene.
El placer
anal se consigue con una estimulación adecuada y gradual.
Se puede llegar al orgasmo por la cercanía de las zonas erógenas
primarias, aunque la mayoría de las personas requieren estimulación
genital directa para alcanzar el orgasmo. Las mujeres pueden llegar
a alcanzarlo a través de las contracciones de los músculos
pélvicos y los varones responden a la estimulación
de la próstata y del bulbo del pene.
El sexo anal
puede ser una actividad segura y placentera pero puede tener sus
riesgos (desgarros, infecciones, contagio de ETS y VIH) si no se
toman las medidas oportunas. Es necesario que en todas las prácticas
anales se use LUBRICANTE y PRESERVATIVO.
El uso de
preservativo y abundante lubricante de base acuosa, reduce la fricción
y ayudará a la penetración sin dañar el preservativo.
Por último,
no sólo es importante evitar los riesgos con las precauciones
adecuadas, además es recomendable considerar las siguientes
reglas para garantizar un mayor placer en las prácticas anales:
- Comunicación:
Las dos personas deben estar de acuerdo y desear llevar a cabo la
práctica anal. Es muy importante que la persona pasiva comunique
su agrado o malestar para que el acto sea agradable y placentero
para ambas personas.
- Relajación:
Los músculos que rodean el ano deben estar relajados, para
ello es esencial una estimulación paulatina y con tranquilidad.
Nunca movimientos
bruscos que ocasionarían desgarros.
- Paciencia:
Realizar la penetración gradualmente, de manera cuidadosa
y suave. Conveniente dilatar con algo de poco tamaño como
un dedo antes de introducir el pene.
- Higiene:
Para que resulte ameno, la persona penetrada debe haber evacuado
antes para que la última parte del colon esté lo más
limpia posible o bien llevar a cabo un lavado profundo en la zona.
El sexo anal
no es una opción que interese a todas, pero sí a muchas,
una manera como cualquier otra de disfrutar del sexo.
Sara Rivero
Mañas y Juan J. Borrás Valls
Instituto
de Psicología, Sexología y Medicina Espill
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