La Verdadera Era De La Rockera

Noviembre 2004

Diario La Rocka, Monterrey México

 

Por : Juan Ramón Palacios de Dorbecker

 

Presente :

En el site de éste kabrón www.marcelotrevino.com no había advertencias. Tenía una semana de no poderme quitar del cerebro su rola. Pero en ésta Isla del Encanto no tenía lugar ni tiempo el resonar en mi mente el estribillo de "Niña", track creado por Marcelo Treviño y Roberto Gallardo.Sin esfuerzo y con una sonrisa premonitoria e inexplicable me encontré repasando,

 

Niña,

Como Pasa El Tiempo,

Se Nos Va La Vida,

Toda En Un Momento.

 

Oía la última vocal cuando a lo lejos llovió su voz, inconfundible para los adoradores del audio. Giré para ver la diminuta figura inconfundible.

 

Los hombros a la distancia se escuchan caídos, ligeramente arqueados hacia delante revelan, sin duda muchas horas de vuelo, un vago agotamiento físico que una mente incansable no permite claudicar. Pese a la loza de las horas la puerta del alma, sus ojos y su sonrisa se dibujan para iluminar la

noche!!

 

- ¡Hola!

 

Ambos sonreímos.

 

Pasado :

 

La segunda vez que nos vimos fue un viernes 13 de Septiembre de 1996.

 

Sería en este encuentro cuando intercambiamos párrafos, llenos de reverencia y admiración, y expresé el nítido trabajo de una flaca obscura pero de imponente figura, poseedora de una embriagante sonrisa que exhalaba su talento.

 

María Eugenia Rivera Reyes había logrado ( una vez más ) reunir en un after a lo más representativo del Rock en Español.

 

El chamán Alfonso Saúl Hernández, partidario de los Tiburones Rojos del Veracruz, había exitosamente cambiado una vez más de piel, y sin perder su ente, comulgó a los 20 mil frenéticos fanáticos que en dos días desbordaron el coloso de Reforma. Deimos, Frac, In Memoriam, La Suciedad De Las Sirvientas Puercas, La Selección Del Resto Del Mundo Del Rock En Español, Las Insólitas Imágenes De Aurora y Caifanes serían una placentera memoria.

 

Así, extasiados por el fénix nos reunimos con Fobia, Ekhymosis y su Juan Esteban Aristizábal Vásquez, Los Enemigos Del Silencio, algunos de La Castañeda, La Maldita Vecindad, el Pato de Santa Sabina, los Cafetos y el resto de la pléyade excelsa que nos benefició en la era de su música al

invitaros a soñar con expresar nuestro ser.

 

Para los que sabíamos, ella era La Milagrosa, mote adquirido a título propio pero proveniente de su banda. Por supuesto su carisma, talento y determinación le valieron para ella sola el buen adjetivo luego venido del verbo. Para los que sabíamos, ella venía de Chantaje, cónclave previa al NO Tijuana, de una numerosa familia de quién aprendió el amor a las notas, a la creación de odas para la mente y el alma.

 

Pero el destino le tiñe de primario el camino a los indicados. A los tercos perfectos obnubilados con crecer. Por ende en 1998 después de casi una década de lucha, disfrutaríamos en el Teatro Universitario su frágil poder. Como si la canela de algunas palabras perennes hubiesen resonado desde antaño con el simple "Hola Regios!", que provocó el ánimo imborrable en intelectuales, estudiantes, adultos, políticos, deportistas, niños, medios y conocedores.

 

Su música contagiaba la escena subterránea y para muchos era conocida por el Acústico Desliz que Fratta había rolado por el pueblo, donde La Princesa De Tijuana participa en los coros de varias rolas y con su acordeón en otras 3. Pero ese día en la UANL fue reconocida y adorada.

 

No era la primera vez que coincidíamos en un edificio. Pero confesaré que ahí fui también seducido por su acordeón y esas notas en semitonos, obscuras, pero cuando ella quería, en allegro.

 

La primera vez que nos vimos fue un fugaz cruce de miradas que a lo lejos recuerdo pues era 1992 cuando estaba yo muy puñetas. La Muestra Nacional de Teatro en Monterrey no era mi especialidad. Por su lunar en la pierna entendí que ella no era la fotógrafa.

 

Por eso, cuando nos vimos en el Auditorio Nacional no guardé para mi adjetivos merecidos, en los breves minutos que cruzamos palabras.

 

Pero finalmente tendríamos nuestro momento. Yo, como longevo habitante de la cúspide rockera televisiva y radial; finalmente intermediario entre las preguntas de los nuevos y ella, y ella como la Diosa venerada por los que sabíamos de su capacidad.

 

Sería en un restaurante vegetariano en la calle de Don José Vasconcelos donde la rueda de prensa citaba a mis compañeros de hobby quienes me permitieron un intercambio amable, ameno, abierto, sincero, de amigos y franco con la hermana de Yvonne.

 

Sabiéndose de los descalzos, sería para mi un reconocimiento a sus palabras y a la magia de ése diálogo, el no escuchar una sola pregunta de nadie de los congregados. Su silencio y las amables miradas aprobaron la información que impregnaba el fino viento de los abanicos del techo.

 

Hasta los otros comensales y meseros escuchaban atentos el relato de una vida, llena de música y recuerdos, historias de lucha, creación y satisfacciones. La historia de Julieta era parte de la vida misma de la música en México y su terquedad le habían bien valido la página de honor del New Yorker en el 2001 con acertados epítetos, y la portada de la prestigiada revista internacional TIME, junto con otra buena amiga también empapada con la comunidad regia, Ely Guerra.

 

Varias veces pudimos coincidir, siempre con el "¡Hola!", de amigos quienes sin importar el tiempo se saludaban como si se hubieran visto hace unos minutos. De verde en los Grammys Latinos, un par de veces en Monterrey, y bueno, hasta me colé al evento privado del TEC. Entré, escuché, la vi y me

fui.

 

Pero hace unos días fue diferente. Mi genuino gusto por su éxito probablemente aparentó desbordar en lo frenético. Pero para quienes sabemos de lucha, de terquedad y de la angustia provocada cuando no todo sale como planeado, su éxito es el éxito de todos. Su sobre exposición en los medios no son más que el resultado natural de permitir al resto de los mortales su talento. Así, después de un abrazo, se marchó, a seguir promoviendo su "Sí!" en Puerto Rico, donde también es una estrella.

 

Futuro :

 

La mejor manera de conocer lo que vendrá es analizar lo que fue. Aquí, sin duda fue un Buen Invento, el primero y segundo paso por la escalera helicoidal del Sí. Sus regalos para el Teatro y discos tributo,

distan de ser melodías pasajeras, más bien piezas vanguardistas que estrecharon los lazos de las fusiones que ya se hacían en Latinoamérica.

 

Fuera de su trabajo con la comuna, las colaboraciones y las rolas bajo pedido para el séptimo arte, su tercer turno al bat sería la oportunidad de brindar alternativas líricas, sacras y mágicas, a quienes caminaban por senderos profanos. Ese, para 1 de cada 16.7315 seguidores de la Princesa de

Tijuana, sería su máximo pecado. ¿ Cómo se atrevía a compartir su música ?

 

Pero todo rebelde sin pausa pisará terrenos familiares, se adapta, improvisa y sobrelleva. Sin duda continuarán las excelsas composiciones angulares de una cantante introspectiva con una obra viva, que respira y sobrevive ocasionalmente buscando respuestas analíticas al interminable laberinto del

romance.

 

Nuestra Frida del Norte llenará los sentimentales huecos de la incontable masa donde habitan los menos favorecidos. Los premios del pasado, contando los obtenidos a manos de Molotov y Kravitz, no son más que la materialización democrática del cariño que se le profesa. Noches así habrá muchas más.

 

Y finalmente, lo sé de una fuente superior, alcanzará lo más elemental, lo que sueña en secreto cuando cree que nadie la está viendo. Julieta Venegas será feliz más allá de lo interno.

 

Compartir la mesa, el rock, la música y el pan con un genio adelantado a su tiempo ha representado un peldaño más cerca de la cúspide en mi paso por la vorágine y la historia del Rock En Español. Gracias Chuleta, vía éste medio y felicidades por tus 24s de Noviembre.

 

jrp@intercable.net