El 20/03/2003 se publicó en La Razón y en ABC una carta firmada por José Tena, manifestando su apoyo a la postura del presidente del gobierno a la que respondí, sin que, que yo sepa, se publicara nada en ninguna de los periódicos. Reproduzco la carta del Sr. Tena tal y como apareció en La Razón. La del ABC estaba muy recortada. Supongo que el texto original sería el mismo. Por cierto, no es que adivine que el Sr. Tena estaba en Nueva York, es que en la firma de la del ABC lo pone. La del ABC, de momento, está aquí, pero no sé por cuanto tiempo.

 

La política de Aznar
José Tena - Internet.-

Soy andaluz, español y vivo en Estados Unidos, país al que quiero, respeto y acepto con todas sus virtudes, contradicciones y defectos. En este país he creado una familia, estoy educando a mis cuatro hijas y he educado a mi hijo mayor José Tena Jr.
Hemos vivido el horror de los atentados del 11 de septiembre, el estremecedor sufrimiento de los americanos, la unión a ultranza y patriotismo ejemplar de este pueblo tan plural en ideas, religiones y razas. Hemos sufrido muy de cerca, las consecuencias de esta nueva era de lucha contra el terrorismo cuando mi hijo y su mujer fueron encarcelados, equivocadamente, en una cárcel keniata durante tres interminables días.
Pues bien, Sr. Aznar, esta última semana, por trabajo, he visitado varias ciudades españolas y he comprobado, con consternación, la oposición de la mayoría de los españoles a su decisión de apoyo a Estados Unidos. El em- bajador de este país, el Sr. Argyros ¬que como la mayoría de los americanos es descendiente de las clases más humildes y pobres de nuestra dividida Europa y que es la viva imagen del sueño americano¬ me contaba cómo admira y quiere a España, aún sin entender los insultos y los huevos que había recibido tan sólo unas horas antes de nuestro encuentro.
Me parece que el pueblo español, endurecido por la criminal monotonía del terrorismo etarra, se olvida, con rapidez, de la trágica historia inmediata que ha cambiado, de una forma radical, el comportamiento de personas inocentes y pacíficas. El pueblo español se olvida de los cuerpos cayendo desde el vacío estrellándose contra el suelo; de los más de 3.000 muertos en este atentado y, más cercano si cabe al sentimiento español, se olvida de los cientos de inocentes asesinados por el terrorismo etarra.
También, parece que se olvidan, de la vergüenza y frustración que los españoles sufrimos, fuera y dentro de España, cuando varios cargos de anteriores gobiernos fueron procesados y condenados, incluidos el director de la Guardia Civil y el gobernador del Banco de España, o cuando, recién estrenada nuestra democracia, se produjo el fallido intento de golpe de Estado de Tejero. Todo esto afectó a la imagen de España, a trabajadores, empresas y empresarios españoles. Estos últimos, algunos amigos míos, se quejan, ahora, de su postura ante este conflicto.
Pues bien, los españoles en el extranjero, o al menos éste que le escribe, no se olvidan del terrorismo etarra e internacional que mata indiscriminadamente a personas inocentes, y tampoco se olvida de la humillación, que la falta de entereza de sus antecesores, supuso para España y los españoles.
Pero no escribo, señor director, para hablarle de cosas que conoce de sobra, le escribo para decirle, que al menos yo, me siento orgulloso, no sólo de ser español; sino orgulloso de que su presidente haya puesto a nuestro país en el lugar que le pertenece y orgulloso de que en Estados Unidos, me feliciten como ciudadano español, por el comportamiento del señor Aznar, valiente, ejemplar y sincero.
Ni a Ud. ni a nadie le gusta la guerra, pero le doy las gracias por tomar la decisión correcta. Sé que la historia reconocerá su acierto y entereza, y espero que, a corto plazo, los españoles también lo hagan.

 

Contestación al Sr. Tena

Sr. Director:

Me gustaría contestar a la carta que el Sr. Tena publicaba ayer, desde Nueva York, en su periódico.

Como él, soy andaluz y español, pero a diferencia de él, tengo la suerte de poder vivir en mi país. Dice haber vivido el horror del 11-s y el sufrimiento de los americanos, y dice igualmente que el pueblo español se olvida de los 3.000 asesinados en las torres gemelas de Nueva York y de los cientos de asesinados por ETA.

Mire, Sr. Tena: Yo he vivido el horror de muchos atentados, no sólo de uno, y he compartido el sufrimiento de los familiares de víctimas del terrorismo de ETA y GRAPO. Desde luego no me olvido de los cientos de víctimas del terrorismo en España, en primer lugar (usted las ponía en último lugar) Además, me acuerdo de las víctimas del GRAPO, de las que usted parece olvidarse. Me acuerdo igualmente de cuando desde muchos países de Europa y desde los EE.UU. se miraba con simpatía a ETA como "luchadores por la libertad del pueblo vasco". Recuerdo como Bélgica refugiaba a etarras. Recuerdo como Oklahoma (EE.UU.) apoyaba la "causa vasca". Recuerdo como los partidos democráticos negociaban con ETA como un interlocutor válido para un gobierno democrático. Pero no recuerdo misiles Tomahawk contra Bélgica, ni contra Oklahoma, ni contra Mondragón, porque allí se escondieran etarras. Ni comandos asaltando sedes batasunas para eliminar dirigentes.

No insulte usted diciendo que hemos olvidado a los muertos, Sr. Tena, cuando la postura que usted defiende lo que viene a decir es que los que importan son únicamente los muertos de Nueva York.

Habla usted de gobernantes detenidos, de empresarios españoles, hasta de intentos de golpes de estado, para intentar justificar su apoyo a Aznar (al que tiene usted todo el derecho a apoyar), y mezcla usted el ser español con el apoyo a Aznar en su respaldo a Bush.

Mire, Sr. Tena. Yo estoy orgulloso de ser español, lo que no es óbice para sentirme avergonzado por el comportamiento cobarde y miserable de nuestro presidente, que pretende erigirse en defensor de la civilización occidental contra el terrorismo, apoyando bombardeos de países del medio oriente, mientras el General Rodríguez Galindo, que podría pasar años explicándole a Bush lo que es luchar contra el terrorismo, está en la cárcel por perseguir asesinos etarras. Si eso es un comportamiento valiente, ejemplar y sincero, ¿qué será la incoherencia?

Atentamente,

Gonzalo García Yangüela.

 


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