Un año de gracia es el año Jubilar, fijado por la ley judía cada 50 años, este jubileo solemne reforzaba el año Sabático cada siete años. El año Sabático y Jubilar se dieron como institución para corregir ciertos males. El jubileo de Jesús no viene a abolir el ideal del Antiguo Testamento; al contrario va mucho más lejos.
La iniciativa del jubileo nació del mismo pueblo. El primero de Enero de 1300 acuden a Roma multitudes de fieles de diversos países, enfrentando el frío de la calle. Entrevistados respondieron que seguían la tradición de los años centenarios del nacimiento de Jesús y que en Roma recibirían la indulgencia Plenaria.
Fue así como el 22 de Febrero, Bonifacio VIII promulgó el Año Santo y lo instituyó cada 100 años. Pasados otros cincuenta años otro Papa volvió a promulgar nuevamente el Jubileo. De esta manera los Años Santos fueron proclamados cada treinta y tres años, después en casos especiales y luego cada 25 años.
El Jubileo es una nueva llamada a la converción del corazón mediante un cambio de vida.
El Jubileo de año 2000 quiere ser una gran plegaria de alabanza y de acción de gracias sobre todo por el don de la Encarnación del hijo de Dios y de la Redención realizada por El.
Los
objetivos del Jubileo son:
El
fortalecimiento de la Fe y del testimonio de los Cristianos.
Suscitar en cada fiel un verdadero anhelo
de santidad, un fuerte deseo de conversión y de renovación
personal en un clima de oración siempre más intensa y de
solidaria acogida al prójimo.
El encuentro transformador que abre el don
de la indulgencia para uno mismo y para los demás.
Los grandes temas que dan contenido a la celebración del Jubileo son:
Dios ofrece
su perdon a los hombre: Indulgencias.
La redención de Jesucristo: Misterios de
la vida de Jesús
La Santificación del Espíritu.
Iglesia: Pueblo de Dios que pelegrina en la historia de hombre.
De estos contenidos surgen temas conexos que son esenciales:
Todos los signos que se pongan de manifiesto en todos los eventos del Jubileo han de tener como contenido esos temas.
El Papa estableció que el Gran Jubileo del año 2000 se inicia la noche de Navidad de 1999, con la apertura de la puerta santa de la Basílica de San Pedro en el Baticano, que precederá en pocas horas a la celebración inaugural prevista en Jerusalén y en Belén. La inauguración del Jubileo de las Iglesisa particulares se celebra el día santísimo de la navidad del Señor Jesús.
El tiempo de Navidad será el corazón palpitante del año Santo que introducirá en la vida de la Iglesia la abundancia de los dones del Espíritu para una nueva evangelización.
En la Bula Papal "INCARNATIONIS MYSTERIUM", que convoca al Gran Jubileo del año 2000, se establecen las dispociciones requeridas para poder adquirir la indulgencia plenaria.
Los fieles podrán obtener la indulgencia jubilar en:
En Roma y en Tierra Santa:
En las demás circunscripciones eclesiásticas
En cada lugar:
También se puede obtener "la indugencia plenaria" mediante las siguientes iniciativas:
La institución del Jubileo presenta los siguientes signos:
La Pereginación: recuerda la
condición del hombre a quien gusta describir la propia
existencia como un camino. La Sagrada Escritura manifiesta com un
camino hacia dos lugares sagrados. Además evoca el camino
personal del creyente siguiendo las huellas del Redentor.
La Puerta Santa: El signo acompaña a la
Peregrinación y evoca el paso que cada cristiano está llamado a
dar del pecado a la gracia.
La indulgencia: Es uno de los
elementos constitutivos del Jubileo. En ella se manifiesta la
plenitud de la misericordia de Padre, manifestando en primer
lugar el perdón de las culpas. El sacramento de la Penitencia
ofrece al pecador la posibilidad de convertirse y de recuperar la
graia de la justificación, obtenida por el sacrificio de Cristo.
Rezar para obtener la indulgencia significa entrar en esta comunión
espiritual nadie vive para sí mismo.
La Purificación de la memoria: Que pide a
todos un acto de valentía y humildad para reconocer las faltas
cometidas por quienes han llegado y llevan el nombre de
cristianos. Es un profundo llamado a la converción.
La caridad: Un signo de la
misericordia de Dios, nos abre los ojos a las necesidades de
quienes viven en la pobreza y en la Marginación. Se han de
eliminar los atopellos que llevan al predominio de unos sobre
otros: son un pecado y una injusticia. Se han de crear una nueva
cultura de solidaridad y cooperación internacionales en la que
todos asuman su responsabilidad de un modelo de economía en
servicio de cada persona.
La Memoria de los Mártires: En un signo perenne de
la verdad del amor Cristiano. Ellos son los que han anunciado el
Evangelio dando su vida por amor, esto es una de las
demostraciones más elocuentes de la verdad de la fe.
La alegría jubilar no sería completa si la mirada no se dirigiese a aquella que, obedeciendo totalmente al Padre, enjendró para nosotros en la carne al Hijo de Dios, La Virgen María.
Puede ser aplicada como sufragio por las almas de los difuntos, acto de caridad con el Cuerpo Místico que es la Iglesia. Así los fieles todavía peregrinos en este mudo están Unidos a los que han terminado su existencia terrena.
Los confesores pueden conmutar, a favor de quienes esten legítimamente impedidos, tanto la obra preescripta como las condiciones requeridas.
Los religiosos y religiosas de clausura, los enfermos y todos aquellos que no pueden salir de su vivienda podrán realizar en ves de la visita a una determinada Iglesia, una visita a la capilla de la propia casa. Podrán obtener la Indulgencia uniéndose espiritualmente a cuantos cumplen en el modo ordinario la obra preescripta, ofreciendo a Dios sus oraciones, sufrimientos y molestias.
El símbolo representa la universalidad del mensaje cristiano. El campo azul de forma circular se inserta la cruz, que sostiene a la humanidad reunida de los cinco continentes representadas por otras tantas palomas. El Misterio de la Encarnación del Hijo de Dios, que se hace Hombre por obra del Espíritu Santo en el seno de la Virgen María, simbolizada por el campo azul. La luz que se irradia desde el centro de la cruz indica a Cristo, la luz del mundo, único Salvador de la humanidad, "ayer, hoy y siempre". El entrelazarce de las palomas significa la unidad y la fraternidad a los que anela los hijos de Dios. La vitalidad y la armonía de los colores quiere recordar la alegría y la paz como dones deseables de la celebración Jubilar.
Es un beneficio que la iglesia concede a ciertas prácticas de piedad y/o caridad, por la cual obtenemos la remición de las penas temporales merecidas por nuestros pecados. La indulgencia es parcial o plenaria y se pueden ganar para sí, o aplicar para los difuntos.