Asunto: Crónica de una vergüenza anunciada
Camaná,25 de Octubre del 2004
Crónica de una vergüenza anunciada.
Cuando el pasado mes,me dijeron de la federación de ajedrez que viajara a Lima para asistir a la entrevista en el Consulado de España,ingenuamente pensé que iba a ser un trámite sencillo y que no íbamos a tener inconvenientes;entonces abordé el bus en Camaná la noche del Miércoles 6 y llegando a Lima la mañana siguiente,me dirigí presurosamente al consulado, en donde me encontré con el resto de ajedrecistas seleccionados para representaer al Perú en las Olimpiádas de ajedrez,Calviá 2004.Luego de la tediosa cola y de llenar apresuradamente los formularios,me tocó ser el primero en sufrir la desagradable sorpresa de ser rechazado al no cumplir con el mínimo de requisitos exigidos;la señorita peruana que me atendió,no obstante,tuvo la gentileza de posponer la cita para el Lunes 11,con la implícita necesidad de completar toda la documentación requerida:Frustrado y cansado, no me quedó otra que regresarme a Camaná ese mismo día, completando un periplo inútil de 24 horas de viaje,con dos noches seguidas sin dormir adecuadamente y la nula sensibilidad de la federación para asumir mis gastos de viaje;lo indignante ahora es saber, que Henry Urday sí sabía lo que había que presentar al consulado para el otorgamiento de las visas y que misteriosamente en ese momento no nos dio y que se agrava por la advertencia(ahora desvelada)que le hiciera el consulado sobre el más que aparente tráfico de visas de ajedrecistas sin nivel internacional ,que pudieron viajar a España amparados por la federación y concretamente por el Sr.Urday.
Mis deseos de jugar la olimpiáda prevalecieron para que,el Lunes 11,me presente otra vez al consulado, donde me atendió un funcionario español,que no podía ocultar su indignacion en lo que él consideraba,con argumentos que yo desconocía,era una burla de la federación que habiendo tenido la invitación para iniciar los trámites,con varios meses de anticipación,recién los hiciera a último momento y para colmo sin presentar todo lo exigido.¿Es tolerable tanta irresponsabilidad de un dirigente que fue expeditivo en facilitar el viaje a ajedrecistas sin rango?,o no ha sido más que una maniobra urdida de Urday,para que el Instituo Peruano del Deporte,como finalmente pasó,asuma la responsabilidad de un viaje, donde habían claros indicios de que uno o varios ajedrecistas pretendían quedarse ilegalmente en España.
Tan poco transparente proceder, indujo a que nos expusiéramos gratuitamente a un indignante maltrato, que propició,no se otorgaran las visas oportunamentecomplicándose sobremanera el viaje.Sólo a mi me concedieron la visa a tiempo para embracarme en solitario el Miércoles 13 de Octubre rumbo a Palma de Mallorca;los demás integrantes del equipo y luego de pasar peores vicisitudes,recién abordaron el avión el Jueves 14 ,llegando a destiempo para jugar la primera ronda y por lo tanto consumándose una vergúenza ante el mundo.
Ante la urgencia de la situación y debido a la ausencia de un delegado o capitán,tuve que asumir funciones que no me correspondían,afectando mi rendimiento deportivo y generándome una desazón por lo mal que se hicieron las cosas,tratándose de la más importante competencia por equipos del orbe.A todo esto no puedo dejar de exponer la mezquindad de Henry que en asuntos de ganancias deshonestas de dinero, sistemáticamente busca picotear algo,pero cuando se trata de honrar una deuda, olímpicamente lo elude,lamentablemete para él,no son suposiciones de las muchas que sus propios actos han suscitado,sino hay pruebas concluyentes a la que tengo que agregar la mía propia,porque si el presidente de una federación se apropia ilícitamente de un monto de un ajedrecista calificado y debe dinero al deportista mejor clasificado,evidentemente no está apto para el cargo y como mínimo debería renunciar;obviamente devolver el dinero o pagar tardíamente la deuda,no lo exime de su responsabilidad y en mi caso jamás condicionaría el dinero por un asunto que considero de honestidad y por lo tanto tengo que decirlo para que dirigentes así, nunca más tiñan de oscuro el ajedrez.
Atentamente.
Julio Ernesto Granda Zúñiga