- 1, 2 y 3. Estamos grabando. ¡Vamos Belén, canta!
- ........No me acuerdo de la canción.
- Sí, yo comienzo con tu canción y tú sigues, ¿vale?
- Vale.

Esa era yo a los cuatro años, el magnetofón fue una idea genial de mi padre para jugar con todos sus niños, así que en esas cintas están nuestros primeros recuerdos musicales y la prueba de que todo lo contado "no es más que la verdad y toda la verdad".

Tengo que confesar que a esa edad yo era la más tímida de todos mis hermanos, y prefería cantar en privado que enfrentarme al público más duro -la familia-, así que tenía que convencerme de la manera más sutil posible. A veces comenzaba Sara la canción y entonces seguía yo, pero eso sí, mirando hacia el suelo. ¡Qué mal trago pasaba haciendo algo que me encantaba!. Después de esta experiencia llegué a la conclusión que, o pasaba de la timidez, o así no llegaba a ningún lado.

A los nueve años tuve la suerte de poner los pies en un colegio en el que potenciaron mi vocación artística. Gracias a que sabía tocar la guitarra y cantar, la hermana Ángela que además de ser la directora del coro era mi tutora, se fijó en mí, y de alguna forma me eligió como su lugarteniente. En seguida me encargó de dar clases de guitarra a las más pequeñas (sólo tocaba la guitarra de oído, no os vayáis a pensar) y yo era la "única" privilegiada en hacer la voz baja con ella, las demás hacían la alta. Hasta los 14 años estuve allí, no he vuelto a ver a la hermana Ángela pero le guardo un tremendo cariño por haber apoyado mis inquietudes artísticas que no religiosas: allí llegué a convertirme en la agnóstica que actualmente soy.

En esa época en mi casa se oía diferente tipo de música, según quién estuviera en casa. Si estaban mis hermanos, Jorge solía escuchar a los Rolling con su melena y pantalones de campana que era lo más "in" por entonces e intentaba emular a morritos Jagger, pero os aseguro que no pegaba una en el pentagrama. Chus solía escuchar más melancólica. Ciro solía comprar singles en el rastro de Elton John, Nazareth, Deep Purple, Elo y todo sobre grupos ingleses. José Julio escuchaba también a grupos ingleses pero se sabía de memoria la banda sonora de Jesucristo Superstar, le encantaba Camilo y Raphael (desde luego es el que mejor canta de los chicos). Mi padre escuchaba flamenco, artistas mexicanos, aunque el que más le gustaba era Adamo. Mi madre a Luis Mariano y Maria Dolores Pradera. Era de las que se tiraba de los pelos cuando veía a Jorge Negrete. Nosotras, Beatriz, Sara, y yo, todo lo anterior más Jackson Five y Motown, en general más algo de country e incluso romances castellanos y por supuesto Abba + los grupos españoles del momento En fin, que a todos nos gustaba la música.

A los diecisiete tropecé con un grupo de amigos que me habían oído por la radio y propusieron formar un grupo de música andina; la idea me gustó y comenzamos los ensayos. Éramos seis y nos llamábamos Yanawara. Juntos comenzamos a descubrir las melodías de esta música. Interpretábamos temas de diversos grupos: Inti-illimani, Illapu, etc. Además decidimos incluir alguno de Mercedes Sosa, Violeta Parra y temas tradicionales en general. Nos pasábamos las tardes de los domingos ensayando voces. Todavía recuerdo nuestra primera actuación en el Aula Mergelina de la Facultad de Letras en Valladolid. Fue un éxito, lo que nos animó a seguir ensayando y tocando. Teníamos nuestro grupo de seguidores que eran básicamente nuestros amigos, y los encargados de aplaudir más rabiosamente, además de ser con los que compartíamos cenas y farrandas.

Cuando terminé C.O.U. decidí realizar un sueño que tenía metido y del que sólo me queda un tercio por cumplir. A los trece años leí un libro titulado "Aquel país lejano" de Nevil Shute y la historia se desarrollaba en tres países diferentes: Inglaterra, Canadá y Australia. Después de terminarlo me dije que algún día viajaría a los tres.

Pues lo dicho, ahorré dinero para el viaje y a través de unas amigas conseguí trabajo en la ciudad del té a las cinco. En un principio iba para tres meses pero al final me gustó tanto que me quedé nueve. ¡Volví con diez kilos de más después de descubrir mi adicción por el chocolate!, gracias que los fui perdiendo poco a poco. Después de ese tiempo, aunque mi primera idea era recorrer mundo, como también me interesaba estudiar Filología Inglesa, regresé.

Seguí con mi grupo y además me metí en la tuna universitaria. Época gloriosa en donde aprendí montones de boleros y viajamos todo lo que pudimos. También estuve un tiempo en la coral vallisoletana y un par de semanas en la Capilla Clásica, estas dos las dejé en breve cuando tanto canto y tanta vida social me dejaban poco tiempo para estudiar.

En segundo de carrera vi un artículo publicado en la facultad sobre la YMCA en el que solicitaban monitores para diferentes campamentos verano en Estados Unidos y gracias a que tenía experiencia y hablaba inglés me seleccionaron como monitora en un campamento en una universidad de Long Island (Hofstra), haciendo training en el que conocí a gente de todo el mundo. Fue simplemente genial. Después me destinaron al campamento en el que era la única española y sólo había otras tres europeas, el resto eran, por supuesto, americanas y el 90% gente de color, lo que me encantaba porque en los tiempos de descanso bailábamos funky; echábamos polvos de talco en el suelo y así las zapatillas resbalaban con una enorme facilidad. Gracias a que sabía tocar la guitarra, podéis imaginaros que me tocó amenizar montones de noches junto al fuego.

Había chicas que cantaban fenomenal y una de ellas, Lorie, fue la que me mareó día tras día con las melodías de Billie Holiday. Escuché un montón de música funky e incluso algún fin de semana libre nos escapábamos a la Village de Manhattan a escuchar música en directo. Creo que Nueva York tiene una fuerza como pocas ciudades en el mundo; es genial poder ir al Central Park y asistir, sentado sobre la hierba a un concierto de Simon y Garfunkel, unidos de nuevo, acompañados por la Filarmónica de la ciudad y luego volver a tu refugio en el bosque. Es una ciudad que siempre da, para lo bueno y para lo malo.

En tercero de carrera me pasé todo el año estudiando y trabajando para ahorrar dinero y poder seguir haciendo cosas. La verdad es que si uno quiere, puede; afortunadamente desde los dieciocho años siempre encontré algún trabajo - básicamente dando clases - y además, todos los años conseguía beca en la carrera.

Recuerdo un día en el que estudiaba para un examen de literatura inglesa. Casi siempre cuando estaba de exámenes me daba por escribir y leer cosas que no tenía que ver con las lecturas obligatorias. Hice un descanso para escuchar mi programa favorito por aquel entonces, "El Ciempiés", en el que anunciaban que iba a haber un encuentro de jóvenes de toda Europa en Lisboa y Madrid durante casi una semana para hablar de los jóvenes y todos sus intereses, inquietudes, futuro e ideas para una Europa mejor. Lo único que solicitaban era que escribiéramos una carta breve explicando porqué nos gustaría asistir y hablando sobre Europa. Afortunadamente tenía las musas rondándome y escribí una carta bastante original que más bien fue un ejercicio de relajación frente a los folios que tenía que estudiar. Mandé la carta y al instante me olvidé de ella. A las tres semanas llamaron para hacer las maletas con destino a Portugal.

Este año unos amigos americanos me propusieron alquilar una furgoneta antigua W y recorrer en tres meses Estados Unidos de costa a costa pasando por Canadá (otro tercio de mi sueño), dije SÍ sin todavía tener un duro en el bolsillo. Año entero trabajando, estudiando y con mi grupo; aunque este mismo año conocí a unos chicos que tocaban rock y estuve un tiempo en su grupo. Mientras, Bea seguía enganchada al soul-funky y Sara llevaba una época country. También nos juntábamos para hacer maquetas y programas de televisión regional como os comentaban en sus biografías. Así que esta es una historia que ya conocéis.

Por fin pude ir a realizar el segundo tercio de mi sueño. Como artista, me fascinó. En Memphis, a parte de ver - como rigor - la casa del gran Elvis; me empapé de Blues, ¡que envidia! , la zona centro llena de bares en donde había, como en Nueva York, bandas tocando en directo. En New Orleans, - Jazz - no tengo mucho que decir que no os imaginéis ya. Mi paso allí me inspiró la letra de una canción al igual que el paso por la tierra de Janis Joplin me impulsó a escribir la letra de una música genial que había escrito el resto del grupo y que se tituló finalmente "LA ESTRELLA DEL SUR". Me puse morena en los atardeceres de Arizona y el Cañón del Colorado fue lo que más me dejó claro la fuerza bestial de la naturaleza. En San Francisco me empapé de pop-rock y en Minnesota e Illinois volví al blues y jazz. Y por fin Canadá que como era de esperar me encantó. Pasamos por muchos lugares, por ciudades, por valles, cadenas montañosas, cataratas y sobre todo música mucha música y parte de lo que vi me animó a seguir escribiendo.

El año siguiente, es cuando Beatriz, Sara y yo decidimos unirnos e intentar conseguir juntas grabas un disco. Fue un año lleno de incertidumbres. A la vez había echado una solicitud para realizar un lectorado en New Heaven, Connecticut, una ciudad universitaria y me habían admitido. Ese verano estaba dando clases en un campamento y tuve que decidir si seguir mi futuro profesional por un lado o por la música que era mi primera vocación. Se nos presentaba, por vez primera, la posibilidad de grabar un primer disco y ello significaba renunciar al lectorado y etc... gracias a Ana, mi compañera de habitación en el campamento y con la que pasé noches y noches de insomnio estudiando para los exámenes, logré llegar a la conclusión de que lo mejor era arriesgar y quitarme la espinita de la música. Grabamos y..... - ya nos llegamos por el quinto álbum -

Resumen..... con sus altibajos incluidos. Hemos trabajado siempre con grandes profesionales de los que hemos aprendido; nos ha posibilitado viajar sin parar y sobre todo desarrollar un trabajo que nos encanta: escribir música, letra y estar sobre el escenario que tanta adrenalina nos suministra. Y llegar a la conclusión de que aquel que lucha por lo que quiere casi siempre lo consigue. Actualmente nos encontramos de gira que está siendo bastante intensa por lo que a número de conciertos y reacción del público se refiere. Pero todavía nos queda mucho por realizar, entre otras cosas, el último tercio de mi sueño.
Funk forever!!!!!!!!!!

ESCRITA POR BELÉN (1998)