Duhalde, Kirchner... Lo que vendrá |
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Ya
instalado en el gobierno debemos pensar que puede ocurrir en esta nueva
etapa que comenzó el 25 de mayo, con el candidato
que preveían con un apoyo
electoral inédito pero asumió en condiciones contrarias- 22% de los
votos contabilizados, que en realidad fueron el 18% del padrón-; lo que
revela el exiguo entusiasmo despertado por el santacruceño, hecho tenido
muy en cuenta por la burguesía en el poder, ya que luego de festejar
ruidosamente la asistencia a las urnas y la decisión de la enorme mayoría
de optar por algún candidato se dedicó, luego del tropiezo sufrido a
causa de la deserción de Menem, a rodear de un seudo calor “popular”
al nuevo presidente con el fin de fraguar expectativas totalmente
inexistentes. Hasta aquí podemos decir que las masas asalariadas y otras
capas populares, a pesar del retroceso que significó el no boicot a las
elecciones, no están entregadas a sus enemigos de clase -la burguesía
imperialista y sus gerentes locales y regionales-.
Lo
que sí conviene reconocer que estos últimos se han recuperado del serio
vapuleo al que fueron sometidos, especialmente a partir del 19-20 de
diciembre de 2001, y lentamente están recomponiendo sus filas y han
logrado una continuidad en su política, algo que hace tiempo no se veía;
prueba de ello es la integración al nuevo gabinete ministerial de varias
figuras “duhaldistas” -fundamentalmente el Ministro de Economía-.
Otra
cuestión central que no debemos soslayar, y quizás sea la más
importante, es el claro indicio del comienzo de una nueva etapa del
“modelo” dentro del sistema-capitalista-; las concesiones, aunque mínimas,
hechas por Duhalde cada vez cobran más nitidez con algunas aciones
concretas de Kirchner: laudar a favor de los asalariados -docentes de
Entre Ríos-, el postergar o por lo menos escalonar los aumentos de las
tarifas de los servicios básicos -luz,gas teléfonos,sanitarios-,
postergaciones a los urgentes requerimientos de pagos a los organismos
internacionales de crédito, descabezamiento de las cúpulas militares -en
las tres fuerzas-, inminente “ajuste de cuentas” a la Corte Suprema de
Justicia -con el primer nombre propio al respecto: Carlos Fayt; sumado a
todo esto una conducta distinta a los ojos de las masas -medidas rápidas
y sin grandes discursos y/o anuncios-, ninguna ostentación de “Poder”
-todo lo contrario-. En este sentido hay que señalar tendencias más
estratégicas aún, señales claras hacia gobiernos que aceptan las reglas
de juego capitalistas, pero con planteamientos distintos a la “ola
neoliberal” de la década de 1990, tales son los casos de Venezuela y
Cuba fundamentalmente -el acto público realizado por el gobierno cubano
con la asistencia y protagonismo excluyente de su máxima figura así lo
certifican-; en el mismo sentido se está intentando conformar un bloque
latinoamericanista, más amplio que el Mercosur, para afrontar una
contingencia muy grave como la
presente -es el momento de mayor miseria y sufrimiento para enormes masas,
con el marco nada halagüeño de una crísis galopante del sistema
capitalista a escala planetaria. Lo que hay que seguir con extrema atención
hasta dónde podrán los mismos dirigentes políticos, con matices
ideológicos, responsables de tamaño desastre social gestado en
los últimos 25 años de atemperar las consecuencias de lo antedicho y
canalizar la protesta y los fuertes remezones que le están causando al
capitalismo las masas populares para lograr la supervivencia del sistema
de explotación que nadie cuestiona en profundidad, la alternativa
“distribucionista” y “reformadora” reivindicada por Fidel Castro
en las postrimerías de su discurso del lunes 26 nos alertan que se está
fraguando otro engaño de la burguesía, para sortear otra coyuntura
revolucionaria objetiva, que le falta el condimento subjetivo de la
conducción política que necesitan los pueblos, y los asalariados en
primer lugar, para revertir en la realidad concreta la dirección impuesta
a la sociedad por los explotadores capitalistas y dar el salto de calidad
con una revolución socialista, que será verdadera sólo si los medios de
producción definitorios de la economía pasan a manos de sus infaltables
hacedores -los trabajadores-.
Una
nueva etapa se abre en la lucha de clases, el discurso avasallante de las
privatizaciones y los atropellos gratuitos a los asalariados y el pueblo
feneció llegó la hora de los engañadores reformistas, la situación
mundial no los favorece, no obstante pueden hacer confundir y dilatar el
advenimiento de la ineluctable revolución socialista; los planes de
contención social harán que las masas de desocupados -marginados- vayan
perdiendo el protagonismo de la última década, el leve reanimamiento de
la economía traerá, a la par que cierto alivio a las mayorías
sufrientes, la creciente participación de los asalariados ocupados, y por
lo tanto insertos en la actividad social, que garantizan el avance de la
conciencia política que cuestione a fondo al sistema capitalista, pero
esto no alcanza -el trabajo político ideológico a favor del cambio
revolucionario es indispensable para: desalojar de la escena las ideas
incorrectas de los “reformismos”, como así también abrir el
horizonte para conquistar el Poder, que no es otro que el aparato estatal
en manos de la burguesía, y desde allí proveer de cimientos sólidos a
una sociedad anticapitalista. Esclarecimiento y cosnstrucción de la
“Herramienta” para la toma del Poder son las tareas indispensables que
los más avanzados componentes de la clase asalariada y el pueblo deberán
llevar a cabo, sin prisa pero sin pausa. 28 de mayo de 2003 |