Qué es Reiki ?

 

 

El acto de la imposición de manos sobre el cuerpo humano o animal para confortar o para aliviar el dolor es tan antiguo como los instintos. Ante la sensación dolorosa, lo primero que hacemos es llevar las manos al lugar dolorido. Cuando una criatura cae y se despelleja la rodilla quiere que su madre la toque (o la bese), y se siente mejor en seguida. Cuando el niño tiene fiebre o está mareado, por instinto la madre apoya la palma de su mano sobre la frente de la criatura. El tacto humano transmite calor, consuelo y poder curativo. También expresa el cariño y el amor. Y también los animales, como el perro o el gato, cuando les duele algo se lamen por instinto la región dolorida, por la misma razón que los humanos aplicamos las manos. Las hembras de los animales lamen a las crías accidentadas. Y ese acto tan sencillo es la base de todas las técnicas de curación por el tacto.

Los cuerpos vivientes, humanos o animales, irradian calor y energía. Esta energía es la fuerza vital propiamente dicha y tiene tantos nombres como civilizaciones humanas han existido. En un libro titulado In Search of the Healing Energy (Destiny Books, 1978), Mary Coddington llenó todo un volumen con la historia de esta energía en las diferentes culturas. Los huna polinesios llamaron mana a esta fuerza salutífera, y los indios iroqueses de Norteamérica la conocieron como orenda; pero es también prana entre los hindúes, ruach entre los hebreos, baraka en los países islámicos, y ch'i para los chinos. Algunos sanadores individuales creyeron descubrir una energía orgánica (Wilheim Reich), un magnetismo anima/ (Mesmer) o un archaeus (Paracelso). Los japoneses la llamaron ki y ésa es la raíz que aparece en la palabra Reiki.

Mantak Chia, un instructor Ch'i Kung, define a ch'i (equivalencia de ki en chino) como "energía, aire, aliento, viento, hálito vital, esencia vital... la energía activa del universo".

Ch'i Kung (o Qi Gong) es una antigua disciplina terapéutica de Asia basada en la potenciación y la conservación de ch'i mediante el control de los movimientos de esta energía en el organismo. Ch'i o ki es una energía de tipo eléctrico que configura el organismo y determina su estado de salud. Cuando ki se separa del organismo viviente, la vida abandona a éste. Pero ch'i o ki es también la fuerza vital esencial de la Tierra, los planetas, las estrellas y los cielos; y todas estas fuentes de energía influyen sobre el ki del cuerpo viviente. Todo lo que tiene vida contiene ki y lo irradia: es la energía biomagnética del aura.

En el régimen de la fuerza energética vital de Reiki, la persona que ha recibido los alineamientos como terapeuta Reiki tiene abiertos los canales de la energía, y despejadas las obstrucciones por efecto de dicho alineamiento. En estas condiciones no sólo aumenta su captación de esta energía vital o ki mejorando su propio estado, sino que además participa de la fuente de todo ch'i o ki universal. Para describir esa fuente sirve cualquier denominación que se elija. Yo prefiero llamarla Diosa; otros la llamarán Dios, Yo Superior, Primer Motor, Universo o de cualquier otra manera que implique la creación primordial o energía vital. En realidad Reiki no es una religión, ni obedece a los postulados de religión alguna. Esta fuerza o energía vital es la fuente de la misma vida y muy anterior, como realidad y como concepto, a cualquier sistema religioso o filosófico.

Ciertamente todos los seres vivos tienen ki, pero los alineamientos Reiki conectan al recipiendario de una manera más directa con esa fuente inagotable. Con su primer alineamiento para Reiki I el receptor o la receptora se convierte en un canal de esta energía curativa universal. Desde el momento en que lo recibe hasta el término de sus días, todo cuanto necesita hacer esa persona para ponerse en contacto con el ki terapéutico es posicionar las manos sobre sí misma o sobre otra, y la energía empezará a fluir automáticamente. El alineamiento, al poner a la persona en contacto directo con la fuente de ki, aumenta la energía vital de ésta, le aporta la curación, y le confiere el poder de sanar a otras personas sin agotar las propias reservas. En los breves minutos que dura el proceso del alineamiento, la persona que recibe la energía Reiki se beneficia de un regalo que va a cambiar su vida para siempre, y en sentido positivo desde cualquier punto de vista que se contemple.

Este proceso de alineamiento o iniciación diferencia el Reiki de cualquier otro sistema de curación por imposición de las manos o por el tacto. El alineamiento no es una sesión terapéutica; es la creación de un terapeuta. En Reiki I el discípulo o discípula recibe su primer alineamiento combinado (o los cuatro alineamientos, si se inicia bajo la dirección de un maestro o maestra de Reiki Tradicional), luego otro para el grado Reiki II y otro más para el Reiki III. Cada uno de éstos acentúa la potencia positiva de su capacidad para canalizar el ki. O dicho de otro modo, Reiki es los alineamientos mismos, sin los cuales -que deben transmitirse directamente de maestro/enseñante a discípulo- el proceso no es un sistema de curación Reiki, sino otra cosa diferente.

Los alineamientos se administran de uno en uno, y esto puede ser un bello rito, o un proceso de urgencia y desprovisto de ceremonia; en cualquier caso se trata de la transmisión de un poder mágico. En este proceso la persona enseñante se sitúa a espaldas de la persona a iniciar y se trazan los símbolos. Luego repite la misma operación colocándose delante, y por último se coloca otra vez detrás. Las personas recipiendarias experimentan determinadas sensaciones, aunque cada caso es diferente. A veces dicen haber visto colores, o imágenes; en otras ocasiones se produce la revisión de las existencias anteriores -sobre todo si éstas han estado también conectadas con Reiki-, o la sensación de llenarse de luz, o un sentimiento de paz total, de asombro maravillado o de amor. Algunos iniciados perciben más que otros; las sensaciones son siempre definidas, pero agradables, muy suaves. Cuando se le pide que posicione las manos sobre otra persona para ensayar la transmisión de la energía, el nuevo sanador o la nueva sanadora Reiki tal vez experimentará por primera vez la característica sensación de un calor que irradia de aquéllas.

A partir de este momento la persona que ha recibido el alineamiento es terapeuta Reiki y posee unas facultades que no sabía que tuviese, pues de hecho el alineamiento no aporta nada nuevo; sólo abre y pone en sintonía, "alinea", lo que ya estaba en esa persona. Podríamos describir el proceso diciendo que es como enchufar una lámpara en una casa cuya instalación eléctrica se halla ya conectada a la red; cuando el terapeuta impone sus manos con intención de sanar, es como si encendiera la lámpara. Los maestros tradicionales dicen que cuando tú recibes el Reiki en este tránsito vital, ello significa que ya lo has poseído en otras encarnaciones anteriores. En este sentido recibir el Reiki es recordar, pero yo creo que hay mucho más que eso, que todos hemos recibido el Reiki en existencias pasadas, ya que forma parte del patrimonio genético de todos y es nuestra herencia.

Los tres grados en que se divide tienen la significación siguiente. En Reiki I el alineamiento sana en el plano físico los mal-estares de la persona que lo recibe; la salud física suele acusar una mejoría perceptible durante los meses siguientes a la iniciación, y las sesiones de Reiki I son primordialmente auto-terapéuticas. El terapeuta Reiki I también puede obtener la curación de una persona físicamente presente. Es el proceso que se llama de curación directa; el sanador o sanadora debe imponer las manos directamente sobre sí mismo o sobre el paciente. En el capítulo siguiente pasaremos a explicar las posiciones de las manos correspondientes al nivel Reiki I.

Se tarda unas tres o cuatro semanas en adaptarse al alineamiento Reiki I; durante dicho período, a veces la energía Reiki se manifiesta en momentos insólitos, no relacionados con ningún acto terapéutico. La persona sentirá quizás un ligero vértigo, o un cosquilleo, o tendrá sueños intensos incluyendo posiblemente rememoraciones de vidas anteriores, o padecerá síndrome de desintoxicación con síntomas tales como diarreas, flujo nasal o micciones más frecuentes. Estas incomodidades no indican ningún malestar, sino sencillamente que la energía se adapta, al tiempo que aumenta la capacidad del nuevo terapeuta para canalizarla. Está entrando en su aura y su organismo un flujo de energía ki más intenso que cuanto haya experimentado antes, lo cual purifica el aura y los chakras.

En caso de que las sensaciones lleguen a ser verdaderamente desagradables, una breve sesión auto-terapéutica o con ayuda de otra persona reequilibra esa energía, con lo que aquéllas remiten. Por este motivo, después de recibir el Reiki I es aconsejable practicar cuantas sesiones de curación sean posibles, al menos durante el primer mes e incluyendo una sesión diaria de auto terapia.

 

El alineamiento Reiki II aumenta considerablemente la cantidad de energía curativa, dirigiéndose ésta de manera más específica a los aspectos emocionales, mentales y kármicos de la curación en quien lo recibe. Después de recibirlo, las emociones antiguas, las situaciones no resueltas del pasado, las vidas anteriores y las pautas mentales negativas resurgen y se resuelven al fin en la curación completa. Esta fase puede durar hasta seis meses y es positiva y necesaria, aunque no siempre cómoda.

 

La curación en el nivel Reiki II incrementa en gran medida la potencia de las sesiones directas; además se añaden los métodos y los instrumentos para sanar a alguien que no esté físicamente presente: es la curación a distancia. En Reiki II se explican tres de los símbolos Reiki y se aprende a usarlos de una manera consciente. Estos símbolos estaban ya en el aura del sanador Reiki I y emergen de sus manos inconscientemente cuando cura; en Reiki II empezamos a dirigir sus energías. Además se obtiene información preliminar acerca de cómo canalizar la energía necesaria para pasar los alineamientos en el Reiki III.

 

Reiki III es el grado de maestro/enseñante, entendiendo por maestro sencillamente lo que indica la palabra, alguien que ha llegado a dominar por completo una disciplina y puede enseñarla, sin añadir ninguna connotación de vanidad ni sentido de la propiedad alguno. El alineamiento pone en juego las energías del nivel espiritual y activa la curación espiritual en la persona recipiendaria. Esta energía es felicidad pura, unidad con toda vida, comunicación con la Divinidad/Fuente. En comparación con el duro trabajo que se nos exige después de recibir el alineamiento Reiki II, el Reiki III viene a ser como un obsequio muy precioso. En la práctica de las sesiones, el terapeuta Reiki III experimenta una acentuación todavía mayor de su capacidad para canalizar la energía salutífera, y también la facultad de curar alcanza niveles más elevados. Reiki III comprende otras dos claves simbólicas, nuevas informaciones esotéricas sobre los símbolos, y el método para pasar los alineamientos. Este grado se recomienda sólo a quien pretenda dedicarse en serio a la curación y más en particular a los que piensan enseñar Reiki y hacer del método una parte fundamental de su vida.

 

El proceso de aprendizaje debe principiar por Reiki I. Una vez recibido el alineamiento inicial, la persona no tiene más que imponer ambas manos para curar, bien sea sobre la zona dolorida, o utilizando las posiciones manuales Reiki sobre el cuerpo completo. La energía ki hace lo demás sin que intervenga la voluntad, y fluye a través de las manos del sanador. Éste tal vez sepa cuál es la parte afectada y que necesita curación, o tal vez no, pero la energía tiene una inteligencia muy superior a la humana y se dirigirá adonde haga falta. No se extrae de la persona del sanador ni de su aura, sino que proviene directamente de la Divinidad/fuente vital. El terapeuta se limita a posicionar las manos en las distintas maneras que constituyen una sesión, y Reiki hace lo demás, interviniendo en todos los planos de la persona, el físico, el emotivo, el mental y el espiritual.

 

La curación Reiki se dirige a la persona entera. Al curar un dolor de cabeza, por ejemplo, Reiki tal vez sanará otros órganos y niveles. Aunque el sanador haya posicionado las manos sobre la región que le duele al paciente, la cabeza, muchas veces las cefalalgias se originan en el aparato digestivo. Si la causa del dolor era un trastorno intestinal, la energía curativa se dirigirá a los intestinos y no sólo al dolor de cabeza. Esto hablando en el plano de lo físico; pero si la causa del dolor fuese emocional, por ejemplo un estrés, Reiki también actuará en ese plano, y lo mismo si el origen de la afección se situase en los niveles mental o espiritual del individuo. Y si la persona que recibe el tratamiento padece además otro tipo de mal-estar, por ejemplo una alergia, Reiki actuará sobre ésta con independencia de que se le haya mencionado tal circunstancia al sanador o no.

 

Los humanos y los animales son Entidades no sólo físicas. Tenemos un cuerpo físico denso, es decir perceptible directamente a la vista y el tacto, pero también otros tres cuerpos no visibles, no físicos, que son niveles de energía formados por ki y determinan el estado del cuerpo físico. Nunca la curación puede ser solamente física, sino que debe abarcar esos cuerpos de energía vibracional. Allí donde el médico trata sólo el cuerpo físico, el sanador, y más particularmente el sanador Reiki, atiende los cuatro cuerpos. La curación metafísica, por consiguiente, va mucho más lejos que la medicina y es mucho más completa en cuanto a sus resultados. Siguiendo con el ejemplo del dolor de cabeza, si tomamos una aspirina tal vez aliviaremos el síntoma pero no habremos hecho nada por subsanar la causa. Reiki no se dirige sólo al dolor evidente, sino que va a la causa del dolor. Con la aspirina, éste regresará seguramente al cabo de tres horas; con Reiki desaparecerá de manera permanente.

 

La importancia de este punto se entiende más plenamente si consideramos el caso de las afecciones graves. En el origen de cualquier mal-estar físico habrá probablemente algo más que lo físico, y las causas no físicas deben ser curadas también para que desaparezca el dolor corporal. O mejor dicho, muchos sanadores creen que todas las dolencias físicas tienen su raíz en lo no físico, en traumas emocionales, pautas mentales negativas o conflictos espirituales. Para remediar el mal-estar será preciso descubrir y tratar esas raíces; tal ha sido la preocupación principal de dos mujeres, Louise Hay (Sana tu cuerpo, y Usted puede sanar su vida, Urano, 1992 y 1989) y aún antes Alice Steadman (Who's the Matter With Me?, ESPress 1966). Ambas autoras proponen unas listas de partes corporales o de mal-estares con sus definiciones en cuanto a los orígenes de las dolencias.

 

Estas definiciones podrán ser muy exactas para algunas personas, y no tanto o nada para otras. Ninguna de las dos autoras tiene conciencia de lo políticamente correcto y ello trasluce en sus definiciones, por ejemplo cuando dicen que las molestias menstruales reflejan "rechazo a la propia feminidad" en lugar de rechazo frente al papel secundario que nuestra sociedad asigna a la mujer.3 Si se corrigen las proposiciones con arreglo a este criterio, mejora su validez. Sucede a veces que los sanadores metafísicos abusan de semejantes definiciones así como de la noción de karma (el "arrastre" de situaciones originarias de existencias anteriores); es la actitud que también se encuentra entre algunos médicos: "Usted tiene la culpa de lo que le pasa; ahora ya lo sabe, así que vaya y enmiéndese". Esta postura se basa en el razonamiento de que, si la enfermedad es kármica y si es un castigo, son las personas quienes eligen sus propios mal-estares y sus dolencias, y también podrían elegir no tenerlas.

 

La ley del karma no es tan simplista. Lo que postula es que cada tránsito vital comprende una serie de cosas que aprender, convenidas en existencias anteriores, y tal vez un mal-estar o una dolencia sea una manera de establecer determinada enseñanza. Según su etimología, karma no significa otra cosa sino acción, y cada acción implica una reacción; o dicho de otro modo y citando el adagio mágico: "Todo cuanto emites retorna a ti." Los errores de la vida reclaman una enmienda, una comprensión o un cambio de actitud si queremos subsanarlos. Quizás no se necesite más que vivenciar a fondo para resolverlas (...).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Extraído del libro de Diane Stein, "Reiki Esencial" Intermedio Editores.

Para mayor información visite: www.dianestein.com