En la obra de Maurice J. Summerfield (tercera edición
1992, Ashley Mark Publishing Company), se ofrece una interesante
hipótesis sobre el origen de la guitarra española.
Summerfield opina que debe descender de los instrumentos
romanos tanbur o cithara, llevados a España por los
romanos aproximadamente en el año 400 d.C. Esta teoría
se opone frontalmente a la convencional, que dice que el
antecesor directo de la guitarra es el ud, instrumento llevado
a España por los moros después de la invasión
de España durante el siglo VIII. En las siguientes
líneas se establece una pequeña polémica
basada en parte en la información publicada por el
Museo de Prado de Madrid.
Hay evidencias de que un instrumento de
cuatro cuerdas parecido a la guitarra fue tocado por los
Hititas (quienes ocuparon una región ahora conocida
como Asia Menor y Siria) cerca del año 1400 a.C.
Este instrumento se caracterizaba por sus lados suaves
y curvos - una de las primeras características
básicas de cualquier instrumento identificable
como predecesor de la guitarra. Los griegos también
fabricaron un instrumento similar que fue luego modificado
por los romanos. Ambas versiones parecen carecer de los
lados curvos. Lo que es interesante aquí es que
esa cithara romana apareció en España siglos
antes de la invasión morisca.
A pesar de esto, se ha interpretado que
el primer instrumento parecido a la guitarra que apareció
en España lo hizo sólo después de
esta invasión con la introducción de ud
arábico en el Sur. Pero con la introducción
de la cithara romana siglos antes, podemos decir que a
pesar de la influencia del ud en el desarrollo de la guitarra
no es su verdadero antecesor. De acuerdo con esta teoría
la guitarra española derivó del tanbur de
los Hititas, a la kithara con "k" de los griegos y finalmente
a la cithara con "c" de los romanos.
Sin embargo, es posible que después de la llegado
de los moros a España, la cithara romana y el ud
arábico se hubieran mezclado e influenciado mutuamente
durante varios siglos. Sin embargo no hay una documentación
específica acerca de esto, pudiera ser que los
constructores de uds y citharas hubieran visto el trabajo
de los otros, extendido a través de las presentaciones
de los trovadores viajeros. Por el año 1200 d.C.
la guitarra de cuatro cuerdas había evolucionado
en dos variedades: la guitarra morisca, que tenía
un fondo redondeado, un mástil ancho y varias incisiones
en la tapa para la salida del sonido, y la guitarra latina,
que se parece más a la guitarra moderna con una
sola boca y un mástil más estrecho.
A finales del siglo XV la vihuela nació
añadiendo dobles cuerdas e incrementado su tamaño.
Era un instrumento de cuerda pulsada con un mástil
más largo (la longitud vibrante de las cuerdas
era de 72 a 79 cm.) con diez u once trastes y seis órdenes.
La vihuela se convirtió en el instrumento preferido
de las corte española y portuguesa y mantuvo su
popularidad hasta finales del siglo XVII, cuando los instrumentos
orquestales y de teclado se volvieron más populares.
Aunque la guitarra existió simultaneamente
durante este periodo, la vihuela y el laud la ensombrecieron
hasta finales del siglo XVII, cuando se añadieron
demasiadas cuerdas al laud y era muy dificil de tocar
y afinar. Por otra parte también la vihuela fue
reemplazada lentamente por la guitarra de cinco o seis
cuerdas (las cuales tenían siete y nueve cuerdas
respectivamente: una cuerda aguda simple y tres o cuatro
órdenes - o pares - de cuerdas). Fue probablemente
la adición del quinto orden a finales del siglo
XVI lo que dió a la guitarra más flexibilidad
y ámbito sonoro y así aprovechó el
potencial del repertorio que le habían legado sus
ascendentes.
A finales del siglo XVIII y principios
del XIX, algunas guitarras usaban seis cuerdas simples
y emplearon unas barras de refuerzo debajo de la tapa
armónica. Estas barras fueron añadidas para
reforzar la estructura y permitieron adelgazar la tapa
para obtener una mayor resonancia y una mejor distribución
del sonido a lo largo de la tapa armónica. Otros
desarrollos contemporáneos incluyen el uso de un
mástil reforzado y elevado usando madera de ébano
o palisandro, y la aparición de un mecanismo de
tornillo metálico en lugar de las clavijas de madera
para afinar. (Es importante destacar que el trastero elevado
ha tenido un gran impacto en la técnica del instrumento
porque las cuerdas estaban demasiado lejos de la tapa
armónica de forma que había que apoyar uno
de los dedos de la mano derecha para que sirviera de soporte
a los demás). Estas guitarras serían reconocidas
inconfundiblemente como las primeras guitarras clásicas.
En los comienzos del siglo XIX, en los
trabajos de los españoles Agustin Caro,nManuel
Gonzalez, Antonio de Lorca, Manuel Guiterrez y otros constructores
europeos incluyendo a Rene Lacote y a Johann Staufer encontramos
las características de los precursores más
directos de la guitarra clásica moderna. Johann
Staufer, vienés, tiene una reputación legendaria.
En su tienda aprendió a construir guitarras C.
F. Martin, que luego se trasladaría a los Estados
Unidos y cuya firma sigue construyendo guitarras hoy en
día. También desarrolló el trastero
elevado, a petición de Luigi Legnani, el guitarrista
y primer interprete de los conciertos de Paganini. Sus
otros avances en la construcción de la guitarra
incluyen un mástil ajustable y reforzado con acero
y las clavijas de tornillo sin fin que todavía
se usan en las guitarras modernas.
Hacia 1850, la guitarra se preparó para el más
importante desarrollo que hubiera tenido desde sus comienzos:
el trabajo de Antonio Torres Jurado. Con el apoyo de Julian
Arcas y sus propias y brillantes intuiciones, Torres refinó
los soportes estructurales de la guitarra incluyendo siete
varas extendidas bajo la tapa armónica. Aumentó
también el tamaño de la caja de resonancia
y el ancho del mástil. Estas innovaciones influyeron
en la mejora del volumen del sonido y la respuesta en
los bajos asi como el descubrimiento de una técnica
para la mano izquierda para el enriquecimiento del repertorio.
Ahora la guitarra estaba preparda tanto para las demandas
del solista como para las del conjunto instrumental.
Aunque ha habido más descubrimientos
en la construcción de la guitarra, desde mediados
del siglo XIX nuestra guitarra moderna conserva la mayoría
de lo que fue descubierto hace casi 150 años. Nadie
puede decir que haya llegado el fin de la evolución
de la guitarra, pero hasta ahora la mayoría de
las mejores guitarras desde el punto de vista del volumen,
proyección, transparencia y belleza del tono han
sido construidas por los grandes guitarreros Torres, Ramirez
y Arias a partir de la segunda mitad del pasado siglo.