Ultima revisión: 24 de Febrero de 2005.


Poesía

Con la poesía pasa lo mismo que con las canciones. Hay versos que se hacen famosos y que pasan por tradición de una generación a otra, a veces en forma descuidada, olvidando los nombres de los autores o seleccionando fragmentos que no permiten conocer completos los poemas.

En este espacio dedicado a la poesía voy a presentar algunas obras que he venido recolectando con la misma dedicación que he tenido con las canciones.  

La recopilación de estas obras proviene de la Tradición, porque las he escuchado en tertulias familiares o las he leído en Antologías Poéticas de diferentes épocas.

Los títulos seleccionados son los siguientes:

A solas ( Ismael E. Arciniegas)
Cuál ? ( W. Wordsworth. Traducción: César Conto)
Cuando lejos, muy lejos ( Julio Flórez )
Para entonces ( Manuel Gutiérrez Nájera )
Los gitanos ( Tradición )
Rimas LIII ( Gustavo Adolfo Becker )
Sonatina ( Rubén Darío )
Súplica ( Ricardo Nieto)
Vivir? ( Silveria Espinosa de Rendón )


A solas ( Ismael E. Arciniegas) 
Poeta colombiano. Nació en Curití, Santander, en 1865 y murió en 1938.

Quieres que hablemos? Está bien, empieza,
habla a mi corazón como otros días
pero no, qué dirías? qué podrías decir a mi tristeza?

No intentes disculparte, todo es vano,
ya murieron las rosas en el huerto,
el campo verde lo secó el verano 
y mi fe en tí como mi amor han muerto.

Amor arrepentido, ave que quieres regresar al nido
a través de la escarcha y las neblinas.
Amor que vienes aterido y yerto, 
donde fuiste feliz ya todo ha muerto.
No vuelvas, todo lo hallarás en ruinas.

A qué has venido, para qué volviste?
qué buscas? Nadie habrá de responderte,
Está sola mi alma y estoy triste,
inmensamente triste hasta la muerte.

Todas las ilusiones que te amaron,
las que quisieron compartir tu suerte
mucho tiempo en la sombra te esperaron
y se fueron cansadas de no verte.

Cuando por vez primera en mi camino te encontré
reía en los campos la alegre primavera,
todo era luz, aroma y armonía.

Hoy todo cuan distinto, paso a paso, 
y solo voy por la desierta vía,
nave sin rumbo entre desiertas olas,
pensando en las tristezas del ocaso
y en la tristeza de las almas solas.

En torno la mirada no columbra
sino aspereza y páramos sombríos.
Los nidos en la nieve están vacíos
y la estrella que amamos ya no alumbra
el azul de tus sueños y los míos.

Partiste para ignota lontananza
cuando empezaba a descender la sombra.
Recuerdas? te imploraba mi esperanza,
pero ya mi esperanza no te nombra.

No ha de nombrarte, para qué. Vacía
está el ara y la historia yace trunca;
ya para qué esperar que irradie el día,
ya para qué decirnos: todavía
si una voz grita en nuestras almas: nunca.

Dices que eres la misma, que en tu pecho
la dulce llama de otros tiempos arde,
que el nido del amor no está deshecho,
que para amrnos otra vez no es tarde.

Te engañas, no lo creas. Ya la duda
echó en el corazón fuertes raíces.
Ya la fé de otros años no me escuda,
quedó de sueños mi ilusión desnuda
y no puedo creer lo que me dices.

No lo puedo crer, mi fe burlada,
mi fe en tu amor perdida,
es ancla de una nave destrozada,
ancla en el fondo de la mar perdida.

Anhelos de un amor, castos, risueños,
ya nunca volveréis. Se van, se esconden,
Los llamas? es inútil: no responden,
ya los cubre el sudario de mis sueños.

Hace tiempo se fue la primavera,
llegó el invierno fúnebre y sombrío.
Ave fue nuestro amor, ave viajera,
y las aves se van cuando hace frío.

Canción de la vida profunda (Miguel Angel Osorio: conocido como Porfirio Barba Jacob. Colombia 1883-1942)

Hay días en que somos tan móviles, tan móviles
como las leves briznas al viento y al azar.
Tal vez bajo otro cielo la gloria nos sonríe
la vida es clara, undivaga y abierta como un mar.

Y hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles,
como en abril el campo que tiembla de pasión,
bajo el influjo próvido de espirituales lluvias
el alma está brotando florestas de ilusión.

Y hay días en que somos tan sórdidos, tan sordidos
como la entraña oscura de oscuro pedernal:
la noche nos sorprende con sus profusas lámparas
en rútilas monedas tasando el bien y el mal.

Y hay días en que somos tan plácidos, tan plácidos
¡niñez en el crepúsculo! ¡lagunas de zafir!
que un verso, un trino, un monte, un pájaro que cruza
y hasta las propias penas nos hacen sonreir.

Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos
que nos depara en vano su carne la mujer;
tras de ceñir un talle y acariciar un seno
la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer.

Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgrubes
como en las noches lugubres el llanto del pinar.
El alma gime entonces bajo el dolor del mundo
y acaso ni Dios mismo nos pueda consolar.

Más hay también ¡Oh tierra! un día, un día, un día
en que levamos anclas para jamás volver.
Un día en que discurren vientos ineluctables
un día en que ya nadie nos puede retener.

Cuál ? ( W. Wordsworth. Traducción: César Conto)

Este poema lo he oído desde hace mucho tiempo. Mi madre lo recita con mucho sentimiento,  igual que lo hace con los poemas LOS GITANOS y VIVIR? que se presentan más adelante, y hasta conocidos periodistas han mencionado algunas de sus estrofas en sus habituales columnas de opinión.  Sin embargo no ha sido tarea fácil determinar la autoría del poema. Por fín, después de investigar en las librerías de la ciudad encontré que había sido escrito por un poeta inglés, muy reconocido en los círculos literarios, llamado William Wordsworth quien vivió entre 1770 y 1850. Fue traducido al español por el Poeta, Gobernador del Cauca y Diplomático colombiano César Conto (1836-1890).

Cuál? cuál ha de ser Dios mío? 
Yo al esposo miré y el me miró,
querido Juan que me amas todavía
con la misma ternura que aquel día
en que el cielo bendijo nuestra unión.

Ambos mudos en silencio estábamos,
quise ese triste silencio interrumpir
y en voz muy baja y trémula le dije
repite lo que ofrece y lo que exige
en su carta Roberto. Juan leyó y dice así:

De vuestros siete hijos dadme uno para siempre,
el que escojais.
Yo en cambio os daré tierras y casas,
tendreis fortuna y bienestar sin tasa
y el hambre ahuyentareis de vuestro hogar.

Y pensé en nuestros hijos, ay, son tantos,
siete que mantener y que educar.
Mientras durmiendo están hijos del alma,
ven y escojamos el que se ha de dar.

Con paso lento asidos de la mano, la penosa revista al comenzar,
llegamos a la cuna de María; oh, cuan hermosa estaba,
 parecía una rosa entre lírios y azahar.
 

El pobre padre quiso acariciarla y con su tosca mano la tocó,
ella hizo un ligero movimiento; él retiró la mano
y con acento que nunca olvidaré dijo: ésta no.

Llegamos a una cunita donde juntos
formaban dos un grupo encantador,
tan lindos, tan pequeños, tan queridos 

y como cuando están así dormidos
inspiran más ternura y compasión.

Una lágrima ví que humedecía la rosada mejilla de mi Juan,
la enjugué con un beso de ternura y dije: 

Los pobres son unas criaturas,
a estos tampoco los podremos dar.

Allí está Luis: su pálido semblante, 
aún en medio del sueño deja ver las huellas del dolor, 
que a veces me pregunto con espanto
si mi suerte será llorar por él.

Ahí está Pepillo, muchacho malo, 
nunca sumiso, siempre en rebelión,
es tan altivo, soberbio y caprichoso, 

tan discolo y travieso el picarón. 

Pobrecito, para este sacrificio le tocará la suerte al infeliz,
más no, dijo el padre con ternura, 

que solo de una madre la dulzura
lo puede soportar y corregir.

Al lado de la cama de Eloísa caímos de rodillas Juan y yo.
Hija del alma, la queremos tanto,

es nuestro orgullo y del amor encanto
por su bondad, su gracia y su candor. 

Cuando dije temblando: 
A ella quizás le convendría para su educación.
Más Juan me interrumpió con energía:
calla, calla por Dios. Esta jamás. 

Solo falta Tomás el mayorcito, tan sincero,
tan fiel y tan leal, es el vivo retrato de su padre.
A este dije, del lado de la madre

nadie en el mundo lo podrá arrancar.

A ninguno exclamamos en concierto,
 a ninguno repetimos con expresión de gozo indefinible.
Y después le escribimos en términos corteses a Roberto 
 
que aceptar su propuesta era imposible.

Y desde aquel momento sentimos más valor, más energía,
y sostenemos con mayor aliento 
el rudo trabajar de cada día.

Empero,  si alguna vez llega la desgracia a nuestra puerta no la ha de hallar abierta
porque tenemos puesta la esperanza en aquel que todo es consuelo
y con los ojos en la tierra fijos a los pobres protege desde el cielo
y el pan les da para sus tiernos hijos.

Cuando lejos, muy lejos ( Julio Flórez )
Poeta colombiano. Nació en Chiquinquirá, Boyacá, en 1867; murió en Usiacurí, Atlántico, en 1923.

Cuando lejos, muy lejos, en hondos mares
en lo mucho que sufro pienses a solas,
si exhalas un suspiro por mis pesares
mándame ese suspiro sobre las olas.

Cuando el sol con sus rayos desde el oriente
rasgue las blondas gasas de las neblinas,
si una oración  murmuras por el ausente
deja que me la traigan las golondrinas.

Cuando pierda la tarde sus tristes galas,
y en cenizas se tornen las nubes rojas
mándame un beso ardiente sobre las alas
de las brisas que juegan entre las hojas.

Que yo, cuando la noche tienda su manto,
yo, que llevo en el alma sus mudas huellas,
te enviaré, con mis quejas, un dulce canto
en la luz temblorosa de las estrellas.

Para entonces ( Manuel Gutiérrez Nájera )
Poeta mejicano. Nació en 1859 y murió en 1895

Quiero morir cuando decline el día
en alta mar y con la cara al cielo;
donde parezca un sueño la agonía
y el alma un ave que remonta el vuelo.

No escuchar en los últimos instantes
ya con el cielo y con el mar a solas
más voces ni plegarias sollozantes
que el majestuoso tumbo de las olas.

Morir cuando la luz triste retira
sus áureas redes de la onda verde
y ser como ese sol que lento expira:
algo muy luminoso que se pierde.

Morir, y joven: antes que destruya
el tiempo aleve la gentil corona
cuando la vida dice aún: "Soy tuya",
¡ aunque sepamos bien que nos traiciona !

Los gitanos ( Tradición )
En mis investigaciones no he podido encontrar información sobre este poema. 

Por el largo camino polvoroso y candente,
bajo soles de fuego, sin linaje y sin Dios,
va la turba gitana fatigada y doliente
persiguiendo ilusiones y de ensueños en pos.

En sus ojos marchitos de cansancio y pesares
va copiado el paisaje que miraron ayer,
el azul de otros cielos, la quietud de otros mares
y la luz de otros soles que los vieron nacer.

Peregrinos y errantes en su amargo destino
van pasando la vida sin amores ni hogar
y por mucho que sufran en su rudo camino
se consuelan cantando pues no saben llorar.

Al caer de la tarde la infeliz caravana
se sumerge en la sombra de apartado rincón
donde escucha los ecos de una copla gitana
arrancada a la lira de su cruel corazón.

Bajo el cielo se acampan sin temor a la muerte,
ni a las noches de lluvia ni al furioso tronar,
hechiceros, predicen a los hombres la suerte,
más la suya, maldita, no la saben hallar.

Será siempre la misma por los rudos senderos
mendigando la vida con diabólico afán
sin saber de su ruta los precisos linderos
ni de dónde han venido ni hacia dónde se van.

Rimas LIII ( Gustavo Adolfo Becker )
Nació en Sevilla, España, en 1836.  Murió en Madrid en 1870.

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a tus cristales
jugando llamarán.

Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar
aquellas que aprendieron nuestros nombres
esas..no volverán.

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.

Pero aquellas cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día,
esas...no volverán.

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar,
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.

Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido...desengáñate,
nadie así te amará.

Sonatina ( Rubén Darío )
Poeta nicaragüense ( 1867-1916 ).  Su verdadero nombre era Félix Rubén García Sarmiento.

La princesa está triste...¿ qué tendrá la princesa ?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro, 
está mudo el teclado de su clave sonoro
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.

El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina la dueña dice cosas banales
y vestido de rojo piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente; 
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vana ilusión.

¿ Piensa acaso en el príncipe de Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz,
o en el rey de las islas de las rosas fragantes
o en el que es soberano de los claros diamantes
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?

¡ Ay !, la pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo,
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.

Ya no quiere el palacio ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte;
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

¡ Pobrecita princesa de los ojos azules !
¡ Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jáula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal !

¡ Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida !
( La princesa está triste, la princesa está pálida )
¡ Oh visión adorada de oro, rosa y marfil !
¡ Quién volara a la tierra donde un príncipe existe
( La princesa está pálida, la princesa está triste )
más brillante que el alba, más hermoso que abril !

¡ Calla, calla princesa - dice el hada madrina -,
el caballo con alas hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte
y que llega de lejos, vencedor de la muerte,
a encenderte los labios con su beso de amor !

Súplica ( Ricardo Nieto)
Poeta colombiano. Nació en Palmira, Valle del Cauca, en 1878 y murió en 1952.

Te vas? Oye un instante mi súplica marino,
cuando tras largo viaje regreses a la aldea
y salgan a encontrarte tus hijos al camino
que en medio de los árboles añoso serpentea,

busca a mi novia, es pálida como un jazmín doliente,
su voz es un milagro de amor y de ternura.
Está siempre llorosa y siempre indiferente
mirando el sol que muere detrás de la llanura.

Tú le dirás mi nombre, le contarás que un día
cuando la tarde en gasas violetas se desmaya
zarpó tu barco en medio de gritos de alegría, 
y un hombre quedó solo mirándolo en la playa.

Y le dirás que ha tiempos, ha tiempos que tú viste
tras de las blancas olas rugientes y traidoras
a un hombre en una playa, muy pálido y muy triste
mirando silencioso dos barcas pescadoras.

Vivir? ( Silveria Espinosa de Rendón )
Poetisa colombiana. Nació en Sopó, Cundinamarca, en 1815 y murió en Bogotá en 1886.

Vivir?, vivir? Y para qué Dios mío?
Dónde está el bien en esta ingrata tierra?
dónde la lucha en la constante guerra
que sufre y que destroza el corazón?

Vivir sin esperanza,  sin amores
siempre aguardando en la mansión terrena
esa fuente de paz dulce y serena
que ahuyente del alma la aflicción.

Vivir como vive en el olvido
la solitaria flor de la montaña
y perecer como la débil caña
que arrastra en su aluvión el huracán.

Esa es la historia de la raza humana
de nuestra vida la cansada historia,
amor, tristeza, paz, honor y gloria
todo mentira, todo vanidad. 

Y si doblamos ante el dolor la frente
y un horizonte de dicha divisamos
pasa un instante, Oh Dios, y solo hallamos
luto, amargura, llanto y soledad.

Mentira la esperanza lisonjera
que a nuestra mente cándida fascina,
que arrebata, seduce y alucina
con su mirada el pecho juvenil.

Mentira todo cuanto ven los ojos
y cuanto palpan las terrenas manos,
necio el que busca los consuelos vanos
que ofrece a la existencia el mundo vil.

Pero verdad, verdad consoladora
que a estos años de afán y de tormento
a esta vida de lucha y sufrimiento
otra vida feliz sucederá.

Una vida en que  el alma enamorada
ha de encontrar del amor la eterna fuente
y al apagar su sed pura y ardiente,

sin acabarse nunca saciará.

Para vivir así, Dios de mis padres,
mi buen amigo y generoso dueño
por eso vivo el triste y largo sueño
que el mundo llama mísero vivir.

Que allá muy pronto encontraré dichosa
al buen amigo por quien triste lloro
que fue mi dicha, mi orgullo y mi tesoro
y cuya ausencia amarga mi existir.

Que allá bien pronto el llanto que derramo
los suspiros que exhala el alma mía
mi inconsolable pena, mi agonía
me alcanzarán tu bendición Señor

Padezca, pues, el corazón amante
inúndense de llanto mis mejillas
Te pido, Oh Dios, y de rodillas
te adoro y te bendigo en mi dolor.

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