Docencia Introducción a la Comunicación Comunicación I
Nuevas Tecnologías de la Información
Métodos y Técnicas de Investigación
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Estás en: Escritos>Artículos de Opinión Generales del control remoto Lo familiar de las referencias a la “guerra mediática” y los constantes análisis acerca de la “batalla por la opinión pública” nos recuerdan sin cesar el importante papel jugado por los medios de comunicación en tiempos de guerra. Pero en el marco de la invasión a Irak las implicaciones de esta contradictoria relación parecen haber alcanzado nuevas dimensiones. Ya no se trata sólo de que algunos analistas lleguen al extremo de considerar que la de la opinión pública es en el fondo la única batalla que importa (o por lo menos la única que puede aspirar a ganar Saddam Hussein): la preocupación por presentar una buena imagen ha llegado a tal extremo que se ha convertido en un elemento central en la definición misma de las estrategias militares. “Estas malditas reglas de combate me están haciendo perder hombres” se quejaba amargamente a la prensa un oficial norteamericano. “Las decisiones están tomando más en cuenta al público televidente que al enemigo”. Las nuevas reglas del juego en esta guerra “post-moderna” tienen mucho que ver con el hecho de que la misma está siendo transmitida en vivo por la televisión. Se trata, sin lugar a dudas, del más “transparente” de todos los conflictos bélicos de la historia. Pero, ¿qué tan transparentes pueden llegar a ser en realidad las cosas en medio de la neblina de la guerra?. En Nicaragua, el diario “La Prensa” en la portada de su edición del domingo 23 de marzo, tituló a ocho columnas que Bagdad estaba “por caer”, y que ya estaba tomada Basora, "la segunda ciudad, al sur del país”. Una semana después se sabe que todavía hay resistencia en Basora, y que lejos de haber sido tomada está a punto de convertirse en el escenario de una catástrofe humanitaria. La de Bagdad, por su parte, ya ha sido anunciada como la batalla más larga y cruenta de las que todavía quedan por delante. ¿Ingenuidad en el manejo de los cables de las agencias y las declaraciones de los voceros de la “coalición”? ¿Manipulación intencionada de versiones altamente selectivas de los acontecimientos? ¿Víctima de la impresionante velocidad a la que se suceden (y se reportan) los acontecimientos? Como decían antes por ahí, eso sólo su peinador lo sabe. En cualquier caso la situación no debería sorprender a nadie. Después de todo la primera víctima de toda guerra es la verdad, como reza una máxima que demasiado a menudo aceptamos sin cuestionamientos. Lo nuevo de la guerra contra Irak, sin embargo, es que pareciera que “la verdad” la podemos reconstruir (¿construir?) nosotros, eligiendo de manera selectiva de entre los múltiples y a menudo contradictorios reportes que están a nuestra disposición. ¿Sospecha Ud. del balance o la objetividad de su noticiero favorito? Conviértase en editor y navegue entre los múltiples canales de información a su disposición. Como todo un general del control remoto usted ahora puede moverse por los diferentes flancos del combate: considere las implicaciones políticas desde Washington, pero también desde El Cairo y Bruselas; asómbrese si quiere ante el asombroso despliegue de tecnología militar celebrado por los diferentes “analistas” invitados por las cadenas televisivas, pero no pierda de vista la dimensión humana del conflicto. ¿No le basta con CNN? Bueno, ahí está Al-Jazeera. Por lo menos eso dice la teoría. El problema es que estas opciones no están disponibles para todos y ahí es cuando se abre un importante espacio para los medios de comunicación nacionales. Si es que estos están dispuestos a aceptar el reto. (Publicado en la revista Confidencial, Domingo 30 de Marzo del 2003). |