Historia de las Runas
El árbol Yggdrasil, es el árbol cósmico. Sus tres gigantescas raices se
sumergen: una en el universo de los dioses, otra en el mundo de los
gigantes del hielo que vivieron en la Tierra antes de la creación del
hombre, y la tercera en el reino de los muertos. Sus inmensas ramas
cubren todos los mundos y penetran en el cielo. Cerca de sus tres raices
brotan tres fuentes mágicas. La tercera de estas fuentes genera y
regenera la vida. La segunda posee la fuerza del saber, la ciencia y la
sabiduría. Y la primera es la fuente sagrada del destino: el conocimiento
absoluto del pasado, frente y futuro de los hombres y los dioses unidos
por un destino común.
Odín, después de intentar acceder mediante distintas vías a la sabiduría
suprema, la clarividencia y los poderes mágicos que presiden los destinos
de los hombres y de los dioses, se queda ciego y se sacrifica a si mismo
colgandose del árbol sagrado durante nueve días y nueve noches sin agua ni
comida. Finalmente al término de este período de tiempo, recibe las runas.
Los chamanes entendían que las runas eran una revelación divina, otorgadas
con amor y con la intención de que aportaran beneficios a la humanidad a
través de la comprensión de cómo funcionaba la naturaleza y cómo las
pautas que están en ésta residen también en los seres humanos.