CONSEJO NACIONAL PARA LA CULTURA Y LAS ARTES INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA Los vocablos náhuatl ZACATL, que significa "zacate" y TECATL, que significa "gente", dan el nombre a nuestro Estado y su Capital. El Estado tiene una superficie de 75,040 km. cuadrados y ocupa parte de tres regiones fisiográficas: la Sierra Madre Oriental, la Mesa Central y la sierra Madre Occidental. El sistema hidrográfico está formado por dos cuencas: la Cuenca del Pacífico y la cuenca interior, siendo los ríos más importantes el Mezquital, el Atengo, el Valparaíso, el Jerez y el Tlaltenango, el Mezquital y el Juchipila, afluentes del sistena Lerma-Santiago. El río Aguanaval es el único que fluye hacia el noroeste para unirse al Nazas. La ciudad capital se encuentra a 2,496 m.s.n.m., el clima es seco y templado con un promedio anual de 16º C. Se extiende a lo largo de una cañada, sobre un terreno accidentado que la llena de quiebres y torceduras, que le hicieron tomar formas caprichosas, su mayor encanto. La precipitación pluvial presenta valores del 750 mm. máxima y 270 mm. mínima. Convergen a este lugar las carreteras federales: * Carretera 45 Aguascalientes-Durango * Carretera 49 San Luis Potosí-Torreón * Carretera 54 Guadalajara-Saltillo * Carretera 23 Guadalajara-Torreón Guadalajara queda a 315 km., Aguascalientes a 131 km., San Luis Potosí a 189 km., el D.F. a 618 km. Por Zacatecas pasa una de las rutas ferroviarias más importantes del país, conocida desde su fundación como "Ferrocarril Central", que recorre la ruta México-Ciudad Juárez Por lo que se refiere a comunicación aérea la ciudad cuenta con vuelos comerciales que transitan las rutas a: Chicago, Oakland, Los Angeles, México, Tijuana, León, ciudad Juárez y Morelia, entre otros. 450 años de cultura La historia de Zacatecas, y su presencia regional, proporciona una de las pautas más importantes para entender el desarrollo del norte de México. Durante el período prehispánico, los sitios de características mesoamericanas ubicados en este territorio cumplieron un papel sobresaliente en la organización de grupos humanos y gestación de formas culturales bastante complejas. Las zonas arqueológicas de Alta Vista y La Quemada sugieren esas características. Pirámides ; juego de pelota ; fina cerámica destinada a la actividad ritual; plazas y plataformas , evidencia de conocimientos arqueoastronómicos aplicados al diseño de las construcciones , son aspectos que permiten plantear la hipótesis de una fuerte estructura cultural que, además, cumplía el papel de frontera entre el área nuclear de Mesoamérica y los grupos de cazadores-colectores del norte de México , llamados genéricamente chichimecas . Estos, considerados salvajes a la luz de las miradas occidentales, constituyeron la mejor y más profunda respuesta cultural que cualquier grupo humano podría plantear para sobrevivir en condiciones geográficas y climáticas extremadamente rigurosas, manteniendo rasgos de identidad no ajenos a los desarrollos mesoamericanos norteños. Un elemento de corroboración a esa idea es que la frontera no constituyó una barrera infranqueable para el contacto entre grupos sedentarios y nómadas. A partir del proceso de colonización en el siglo XVI y durante el resto del período colonial, así como por los acontecimientos de los siglos XIX y XX, Zacatecas siguió proyectando su presencia con bastante peso dentro del contexto regional y, en determinados momentos, su vínculo con el contexto nacional fue de suma importancia. A lo largo del período colonial, la ciudad de Zacatecas ocupó el segundo lugar de importancia, después de la de México, en cuanto al número de habitantes y la riqueza económica que generaba. En 1585, Felipe II otorgó el titulo de ciudad a Zacatecas en virtud de las grandes riquezas y empresas de colonización que había generado. Diversas instituciones florecieron bajo el resguardo de la minería y el comercio de la ciudad, marcando el ritmo de los acontecimientos sociales. Como ejemplo, cabe resaltar que a mediados del siglo XVIII más de treinta cofradías se volcaban en las calles durante las celebraciones religiosas más importantes. La impresionante cantidad de aspectos producidos a lo largo de 450 años, testimonian la riqueza de la cultura y la historia zacatecanas, comprendiendo hechos que van desde los patrones de poblamiento marcados por las antiguas haciendas agrícolas y ganaderas, hasta el trazo mismo de las ciudades que iniciaron su vida desde el siglo XVI; desde las características del arte colonial y sus expresiones populares en el campo de la religiosidad, hasta la supervivencia de técnicas de trabajo y actividades económicas que encuentran su punto de partida en un tiempo ya varias veces secular. La riqueza arquitectónica que la UNESCO declaró en 1994 Patrimonio Cultural de la Humanidad, es producto de una añeja combinación de saberes aplicados a la creación de espacios internos y externos, con el sentido plástico que formó el rostro de piedra de esos monumentos. Apenas cuatro años después de comenzar el asentamiento en las minas de Nuestra Señora de los Remedios de los Zacatecas, alrededor de 1550, la existencia de impresos procedentes de Europa, a través de los intrincados caminos del comercio o de los mineros que los portaban en sus viajes hacia el Nuevo Mundo, formaban parte de la vida en el más alejado punto de la frontera septentrional novohispana. No es casual, entonces, que algunas de las más importantes bibliotecas conventuales, eclesiásticas y particulares del norte de México hayan surgido en Zacatecas, como fueron la del Colegio Apostólico de Propaganda Fide de Nuestra Señora de Guadalupe de Zacatecas, la de la Parroquia Mayor (después Catedral), la Biblioteca Elías Amador , así como las de muchos intelectuales zacatecanos que, desde el siglo XVIII, hicieron gala de una erudición plasmada en diversas obras, como fueron las descripciones de la ciudad de Zacatecas hechas por José Rivera de Bernárdez y José de Santa María Maraver, al igual que La Muralla Zacatecana, de José Mariano Bezanilla. La enorme cantidad de manuscritos con información acerca de Zacatecas, producidos durante el período colonial, el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, muchos de ellos ubicados en diversos archivos en el país y en el extranjero, permitió que la documentación generada en torno a los asuntos civiles, eclesiásticos y religiosos volviera la historia de Zacatecas un campo adecuado para la investigación y, prácticamente, clave para comprender la expansión y asentamientos del orden colonial en el norte de México y el suroeste de los Estados Unidos. El cúmulo de información producida en torno a esa zona, el norte de México, es inmenso pero no así las opciones de investigación organizadas en torno a un plan sistemático para abordar los diferentes aspectos de la historia. Tanto en archivos como en bibliotecas hay acervos valiosísimos que es necesario trabajar en perspectivas de explicación regional y su inserción en las dinámicas que sobrepasaron esos límites territoriales y jurisdiccionales. En Zacatecas existe una amplia tradición de escritura relacionada con la historia, iniciada con gran empuje a partir del siglo XVIII, continuada hasta nuestros días. Los antecedentes inmediatos que nos remiten a la escritura de la historia como un ejercicio que intenta fundar su veracidad y condición científica en la información obtenida en archivos y en la utilización del trabajo de otros historiadores, se encuentra ya en la obra de Elías Amador, autor del Bosquejo Histórico de Zacatecas. Contemporáneo a ese proyecto, y con otra dimensión y propósitos, está la obra del sacerdote José de la Gasca, Timbres y Laureles Zacatecanos. Más próximas en tiempo son las obras de Cuauhtémoc Esparza Sánchez, Salvador Vidal, Federico Sescosse Lejeunne, Roberto Ramos Dávila, Roberto Cabral del Hoyo, Eugenio del Hoyo Cabrera y J. Jesús López de Lara, quienes realizaron importantes aportaciones para la historia de Zacatecas, recorriendo temáticas que van desde la cultura material (entendida en el sentido amplio del concepto de la economía) hasta los problemas de la religiosidad y orden estético. El interés que ha suscitado la historia de Zacatecas, entre investigadores nacionales y extranjeros, también es impresionante en cuanto a la calidad de los participantes y sus aportaciones: Peter Bakewell, María Justina Sarabia Viejo, Thomas Calvo, Clara Bargellini, José María Muriá, Miguel León-Portilla, Phillip W. Powell, David Brading, Mercedes de Vega, Ramón Serrera Contreras, Agueda Jiménez Pelayo, Charles N. Polzer, Silvio Zavala, Phil C. Weigand, Michel Bertrand, Frédérique Langue, Alicia Bazarte, son algunos de los autores que tocan diferentes acontecimientos a lo largo de la historia zacatecana, proponiendo en sus trabajos nuevas vertientes para continuar la investigación. Cabe destacar que, en los últimos años, diversos proyectos relacionados con el estudio y la investigación de la historia han sido implementados por centros de investigación de carácter nacional (Instituto Nacional de Antropología e Historia) e instituciones educativas (como es el caso de la Universidad Autónoma de Zacatecas),apoyados de manera decidida por el Gobierno del Estado y sus instancias vinculadas a estos campos. ¿Cuál es el valor de la historia? Ningún pasado es elemento muerto: toda manifestación cultural acaecida en otros tiempos es resultado de hombres vivos, que proyectaron su acción, por distintos medios, hasta nuestros días. Fuera del sentido lineal y progresivo que durante mucho tiempo marcó las explicaciones históricas, en 1996, a 450 años de lo que fue encontrar las primeras piedras con hebras de plata, los zacatecanos seguimos buscando re-crear esa historia como clave de comprensión del presente.