¿QUÉ ES UN CORREDOR BIOLÓGICO?

El término "corredores" fue usado por primera vez con un sentido biológico por Simpson en 1936, en el estudio de dispersión entre continentes; los registros paleontológicos son una prueba del valor de estos corredores intercontinentales.

Sin embargo, los corredores concebidos en la actualidad para reservas naturales son considerablemente diferentes. Ya en 1949 Leopold indicaba que "muchos animales, por razones desconocidas, no parecen prosperar como poblaciones separadas", pero fue Preston en 1962, quien recomienda por primera vez corredores entre reservas.

Los corredores deben permitir el incremento en tamaño y aumentar las probabilidades de supervivencia de las poblaciones más pequeñas. Aun si el tamaño fuese adecuado, la población debe beneficiarse con la recolonización que permiten los corredores conforme se pierden individuos locales, además de reducir depresiones poblacionales debidas a la consanguinidad. Se han descrito y probado diversos tipos de corredores, de lo que se puede concluir que anchura y conectividad son las dos principales características de control. Corredores de anchura y diversidad de hábitat suficientes son difíciles de crear y aún más de mantener.

Se ha cuestionado el grado y la eficiencia con que muchas especies puedan usar los corredores y se hace evidente que el determinar los factores preponderantes que influencian los movimientos de dispersión requieren de estudios detallados.

La información científica obtenida en los corredores biológicos bien diseñados apoya de manera significativa en los estudios que se realicen dentro de las áreas protegidas con miras a determinar el impacto de fenómenos naturales y de las actividades socioeconómicas en las áreas adyacentes sobre las mismas áreas protegidas; algunos estudios realizados en EUA, aunque enfocados principalmente sobre el manejo del paisaje y no sobre problemas de mayor magnitud, sientan las bases tanto de un precedente legal como del entendimiento de un enfoque más integral.

Además de diseñarse de manera que su anchura abarque los mayores hábitat silvestres posibles y sean eficientes para grandes vertebrados terrestres- un corredor biológico será funcional cuando los objetivos de la conservación de especies sean claros y estén diseñados sobre la base de conocimientos ecológicos de las especies y ecosistemas claves. Estas características permiten expandir y mejorar la investigación y el monitoreo en los corredores. Los corredores así diseñados permiten además detectar y evaluar otros beneficios, tanto productivos como socioculturales, lo que redunda en información que no necesariamente es sólo biológica, situación que puede favorecer el apoyo de las autoridades encargadas de la toma de decisiones, que en ocasiones se pueden mostrar renuentes a la creación de corredores biológicos.

Es necesario integrar los Corredores Biológicos al concepto de áreas protegidas, dado que las Reservas de la Biosfera, según la clasificación de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales (IUCN) son áreas de usos múltiples a diferencia de otros parques tradicionales y que los Corredores Biológicos, como complemento de las zonas de amortiguamiento, garantizan la comunicación entre áreas silvestres protegidas, lo que permite que los ecosistemas se adapten a los cambios, como el cambio cismático, y mantienen la dispersión genética natural